¿Tiempo de nuevas (y menos) tácticas en el ‘gran juego’ global estadounidense?

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Hace treinta años fue el último año de existencia de esa tal siniestra entidad conocida como la Unión Soviética. En agosto del año 1991 se produjo un intento de golpe de estado que intentó evitar lo inevitable, pero a finales de año la bandera roja con la hoz y el martillo se desplomó. Ese fue también el año de la Guerra del Golfo, en el que Estados Unidos y sus aliados expulsaron fácilmente a Saddam Hussein de Irak.

En junio del año 2020, la Embajada de Estados Unidos en Seúl destacó y retiró pancartas del grupo BLM y del LGBTQ.[1]


Estados Unidos y sus aliados europeos se gastaron una cantidad considerable de dinero y de esfuerzos en la era post-soviética para ayudar a los países que antes se encontraban bajo el yugo soviético, desde el Báltico hasta Asia Central, a valerse por sí mismos y promover los principios fundamentales occidentales de libre mercado y de libertades individuales. Hubo iniciativas tanto públicas como privadas, muchas de ellas de gran valor real y duradero.

En el ámbito privado, me viene a la mente el importante trabajo realizado por la Fundación Rumsfeld y el Instituto Asia Central y el Cáucaso en promover redes y becas a jóvenes líderes.[2] La idea, que todavía tiene importancia duradera, destaca «los sistemas económicos de libre mercado, la buena gobernanza, el estado de derecho y las libertades humanas básicas; apoya la soberanía de sus países y los valores nacionales tradicionales junto a reconocer también la importancia de la cooperación regional y mundial».[3]

Pero si bien los objetivos y valores son perdurables, ese tal entorno euroasiático posterior a la Unión Soviética previsto por Occidente parece verse en retrospectiva un tanto anticuado como triunfalista. Si bien Estados Unidos todavía puede ver a Rusia como un adversario competente treinta años después, otras potencias están surgiendo hoy. China, con sus ambiciosos objetivos económicos y políticos que se extienden hasta Europa, es de hecho el principal contendor,[4] aunque Turquía, en los sueños imperiales de su grandilocuente presidente, mira tanto hacia el Cáucaso como hacia Asia Central. China, Rusia y Turquía son competidores en Eurasia que también encuentran múltiples formas de cooperar. Son rivales que están fuertemente en contra de los Estados Unidos. El mundo está cambiando, aunque la administración Biden aparentemente busca retornar a un marco globalista pasajero, supuestamente interrumpido por el ex-presidente Donald Trump. Mientras tanto, la Unión Europea trabaja para posicionarse más cerca de Rusia y de China y estar al margen de los estadounidenses.[5]

Todavía existe y no solo en Eurasia, un deseo global de que Estados Unidos sea una potencia principal benigna, aliado y garante de último recurso. Estados Unidos ya no puede desempeñar plenamente ese papel y debería resistirse a tales halagos, pero tampoco debería cerrarse sobre sí mismo por completo en un esfuerzo por corregir un caso de extra-limitación imperial que ya ha durado décadas. Debe haber y deberían existir, formas inteligentes y rentables para que Estados Unidos proyecte poder en situaciones prioritarias sin verse arrastrado ante costosos compromisos en política exterior y en cruzadas marginales. Esta es una situación en la que quizás podamos aprender de nuestros adversarios – Rusia, Turquía, China – en ser más estratégicos y rentables en nuestras diferentes intervenciones.

La administración demócrata entrante es muy nueva y sin embargo, la política exterior de los Estados Unidos parece centrarse sobre un punto de inflexión, es decir, un cambio significativo en una situación. Las ambiciones internacionales del equipo entrante parecen ser muy amplias, tanto con mayores gastos junto a una lista más amplia de prioridades.[6]

Irán es por supuesto una de las primeras prioridades. Hasta ahora, la administración parece estar intentando, sin mucho éxito, una política de apaciguamiento preventivo y gradual para de esta manera llevar a Irán a la mesa de negociaciones. Algunos de estos pasos, tales como referirse a las milicias/escuadrones de la muerte respaldados por Irán en Irak como aquellos «respaldados por los chiitas», han sido realmente extraños.[7] Los iraníes parecen sentirse muy envalentonados por tal generosidad.[8]

Una de las primeras directivas de la nueva administración estadounidense se expandió en referencia a la defensa de los derechos de los grupos LGBTQ en todo el mundo, no solo como tarea tradicional en el tema de los derechos humanos para el Departamento de Estado, donde este ya existía, sino de manera mucho más amplia.[9] Entre las agencias encargadas de esta directiva se encuentra el Departamento de Defensa.[10] Este enfoque no ha sido gran sorpresa dada una campaña demócrata del año 2020 que destacó este tema (la Administración Trump a comienzos del año 2017 destacó un compromiso con la libertad religiosa internacional como tema distintivo), pero ciertamente un indicador de un gobierno que quiere hacer mucho más, en lugar de menos, a nivel internacional. Al anunciar esta nueva directiva, el presidente Biden dijo que Estados Unidos «no puede darse el lujo de ausentarse más en el escenario mundial».[11]

Biden también ha pedido se emplee una línea mucho más dura contra los países democráticos de Hungría y Polonia, este anunció la renovación de la asistencia al liderazgo político palestino, socavó la democracia de Afganistán y dejó en claro la infelicidad o frialdad oficial hacia los aliados estadounidenses, Egipto, Israel, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.

Todos estos temas tienen su contexto y sus propios defensores que pueden explicarlos de manera mucho más plausible. También cabe señalar que el antecedente naciente en política exterior de la administración Biden también está siendo criticada desde la izquierda por no ser lo suficientemente progresista.[12]

Aunque yo no estoy de acuerdo con algunas de las nuevas políticas (no estuve de acuerdo con las políticas de Trump sobre Turquía, Afganistán y Venezuela), mi principal preocupación hasta estos momentos con la política exterior de la administración es mucho de menos contenido y más proceso. Una vez más, parece demasiado expansivo, digno de un imperio a pleno florecer que recorre el mundo como un coloso, en lugar de un país aún muy fuerte que debería priorizar y fortalecer sus fuerzas y poderío luego de múltiples desventuras en el extranjero, una pandemia y una larga lista de deseos internos. También parece existir una desconexión en el tono oficial estadounidense que a veces suena como un regaño tembloroso y desdentado. Tal como lo describió un analista, «Habla con dureza y lleva contigo siempre una vara pequeña».[13]

Una forma obvia de aprovechar la propia fortaleza y ​​proyectar el poder es construir y darle poder a aliados locales con ideas afines, países que tienen sus propias habilidades para proyectar algo de poder a nivel regional y cuya visión del mundo es ampliamente complementaria al amplio impulso de los objetivos en política exterior de los Estados Unidos. Mientras China, Rusia e Irán construyen sus socios y agentes en la región, parece ser que nosotros estamos haciendo colapsar a los nuestros.

La nueva onda actual en el Medio Oriente hasta ahora es que realmente no se puede confiar en los Estados Unidos y que este no va conforme a la realidad de lo que ocurre en el terreno. Los países, especialmente nuestros aliados, están tratando de evitar grandes pérdidas o fracasos debido a esta situación. Eliminar a los houties de la lista de grupos terroristas extranjeros mientras este lanzaba importantes ofensivas dentro de Yemen y contra Arabia Saudita y a medida que los estadounidenses decían repetidamente que esto era «inaceptable» ha provocado amargas críticas en la región por nuestra supuesta ingenuidad, que en realidad es una decisión consciente la cual se inclina en dirección a Irán y sus aliados.[14] Nadie debería minimizar los múltiples desafíos que enfrenta Estados Unidos en el escenario internacional y todavía es muy temprano para definir un nuevo liderazgo que ni siquiera cuenta con el personal completo. Y ciertamente, algunos de estos altos funcionarios en el lugar comprenden el panorama global.[15]

Aquí de hecho ya existe un peligro porque la nueva Administración señala una corrección de rumbo respecto a la anterior. Está debe verse como si estuviese tratando de hacer demasiado y verse fracasando, pero también diciendo demasiado y entregando muy poco, alineando a nuestros aliados y no haciendo realmente nada para ganar batallas sobre nuestros adversarios. Además, ¿puede una nación aparentemente en guerra consigo misma y que viene destruyendo internamente su propia identidad, historia y narrativa política realmente implementar una política exterior inteligente y disciplinada?

*Alberto M. Fernández es vicepresidente de MEMRI.

 


[1] Voanews.com/east-asia-pacific/us-embassy-seoul-displays-then-removes-black-lives-matter-banner, 15 de junio, 2020.

[2] Rumsfeldfoundation.org/greater_central_asia/camca, consultado el 22 de marzo, 2021.

[3] Rumsfeldfoundation.org/greater_central_asia/camca, consultado el 22 de marzo, 2021.

[4] Upi.com/Top_News/Voices/2019/08/02/US-should-not-let-China-replace-Russia-in-Central-Asia/2911564747553/

[5] Nytimes.com/2021/02/18/us/politics/biden-europe-russia-china.html

[6] Devex.com/news/in-brief-biden-makes-a-case-for-foreign-aid-99081

[7] Newsweek.com/middle-east-us-shouldnt-resort-sectarian-thinking-opinion-1575500

[8] Véase el video del portal MEMRI TV No. 8744 – Estudioso islámico iraní Mohammad-Bagher Ebadi: Un retorno al acuerdo PIDAC sin una anulación completa y total de las sanciones – es una quimera; el mayor idiota de Trump fue reemplazado por el idiota de segunda categoría Biden, 5 de marzo, 2021.

[9] Foreignpolicy.com/2021/03/04/the-missing-realism-of-bidens-pro-lgbtq-foreign-policy, 4 de marzo, 2021.

[10] Theamericanconservative.com/dreher/sjw-pentagon-culture-war-against-allies, 17 de marzo, 2021.

[11] Thenation.com/article/politics/bidens-foreign-policy-team-cant-handle-new-threats-with-old-strategies, 16 de marzo, 2021.

[12] Salon.com/2021/03/15/10-big-problems-with-joe-bidens-foreign-policy–and-one-solution, 15 de marzo, 2021.

[13] Twitter.com/Doranimated/status/1372843073533792256, 19 de marzo, 2021.

[14] Washingtoninstitute.org/policy-analysis/saving-yemen-peace-process-blunting-houthi-push-marib, 17 de marzo, 2021.

[15] Foreignaffairs.com/reviews/review-essay/2018-12-11/more-less-or-different?utm_medium=email_notifications&utm_source=reg_confirmation&utm_campaign=reg_guestpass, febrero, 2019.

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El Instituto de Investigación de Medios de Información en Medio Oriente (MEMRI) explora el Medio Oriente a través de los medios informativos de la región.

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