En días pasados una flotilla de barcos de distintas nacionalidades intentaba llegar a las costas de la denominada Franja de Gaza, con “activistas” de diversas partes del mundo y con toneladas de ayuda humanitaria para el pueblo palestino.
La llamada Franja de Gaza es un territorio que gobierna el grupo terrorista Hamas, y no es un Estado nacional, sino una figura de” pre estado” y sus fronteras tanto territoriales, marítimas y aéreas están bajo un bloqueo israelí que busca controlar el flujo de misiles, bombas, y todo tipo de armas para evitar que asesinen a ciudadanos israelíes, como ha sucedido en el pasado.
Israel tiene pleno derecho de establecer un filtro o bloqueo sobre un territorio hostil, gobernado por los terroristas de Hamas, financiados y entrenados por Irán, que rechazan a la única institución reconocida internacionalmente para ser interlocutores del pueblo palestino (la Autoridad Palestina, liderada por Mahmoud Abbas), y que el mismo marco de su Carta Constitutiva llama a la destrucción del Estado de Israel.
En este sentido, cuando los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel se comunicaron por radio con la flotilla de barcos, advirtiéndoles que estaban por llegar a la zona controlada por el ejército israelí e invitándolos a desembarcar en el puerto israelí de Ashdod (desde donde el ejército de Israel revisaría las mercancías y enviaría la ayuda humanitaria a Gaza vía terrestre), la respuesta del capitán de uno de los barcos fue: “negativo, nuestro destino es Gaza”.
Dentro del marco del Derecho Internacional relativo a la conducción de las hostilidades, existe el “Manual de San Remo sobre el Derecho Internacional aplicable a los Conflictos Armados en el Mar”. En el artículo 98 de dicho manual, se expone que “Podrán ser capturadas las naves mercantes de las que se tenga motivos razonables para creer que violan el bloqueo. Las naves mercantes que, tras previa intimidación, ofrezcan manifiestamente resistencia a su captura podrán ser atacadas”.
Israel no se puede dar el lujo de consentir la violación del cerco, ya que de ser un hecho excepcional pasaría a ser parte de una cotidianidad, corriendo el riesgo de que armas letales sean introducidas a Gaza y, desde allí, usadas contra el pueblo israelí.
Dentro del análisis geoestratégico y geopolítico, no es coincidencia que justo cuando semanas atrás se habían reiniciado los primeros acercamientos en años entre autoridades palestinas e israelíes, con la mediación de los Estados Unidos de América, para retomar los diálogos de paz, suceda un escándalo internacional que coloca una vez más a Israel como el malo de la película y provoque el retraso de los escasos avances en el camino hacia la paz que se venían logrando últimamente.
Como dato curioso, desde hace varios días el gobierno fundamentalista de Hamas no deja pasar a los camiones que vienen de Israel y que trasladan la ayuda humanitaria proveniente de aquella flotilla. Esto responde al juego de aprovechar al máximo la propaganda antiisraelí del momento, que los sitúa a ellos como los débiles y provoca reacciones por todo el planeta. Tal y como lo hacía Yasser Arafat y con los mismos resultados: el mundo condena a Israel, las autoridades palestinas reciben dinero y donaciones, y el pueblo palestino sufriendo las consecuencias.
En conjunto con el régimen teocrático/dictatorial iraní y el grupo terrorista Hezbolláh, los fundamentalistas de Hamas intentan como siempre boicotear cualquier avance político o diplomático que tenga como objetivo el reconocimiento de Israel. Aunque los fundamentos de las ideologías entre Hamas y Hezbolláh o Irán son diferentes (los primeros son musulmanes sunís y los segundos chiís), el común denominador de ambos grupos se encuentra en la destrucción de Israel y la búsqueda de la hegemonía regional, haciendo a un lado a Arabia Saudita, aliado de Estados Unidos y reconocida como la principal casa del Islam.
En un mundo en donde Corea del Norte hunde un submarino de Corea del Sur matando a docenas de hombres, Rusia bombardea Chechenia asesinando a miles, en Sudán se produce un genocidio, Irán arma y financia a grupos terroristas que mutilan y asesinan a cientos, Estados Unidos y Gran Bretaña libran una guerra contra el terrorismo y producen cientos de muertos en Afganistán e Irak, la simple acción legal de un país por no permitir la entrada de una flotilla de barcos a una zona controlada produce un drama y condenas mundiales que son difíciles de entender cuando están sucediendo atrocidades en otras partes del planeta.
Israel debería ser más inteligente en sus acciones y cuidar más las formas. Aún así, no cometió nada ilegal, y no debería ser apaleado y juzgado por todo el mundo, no cuando los hechos están motivados hacia la defensa de sus propios ciudadanos y no como lo quieren hacer ver, que es en perjuicio de otros, en este caso de los palestinos.
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