El 2012 sigue siendo un año de difíciles elecciones. En Grecia, en Egipto, en México y posteriormente en el mes de noviembre en los Estados
Unidos.
Año de crisis agudas en México, en Francia, en Grecia, en España donde el común denominador sigue siendo la falta de trabajo, las arcas vacías, el abuso, la corrupción y el deseo de que se pueda encontrar la manera de solucionar la hambruna, la carestía, la violencia, la falta de educación, lo que pueda remediar de alguna forma las gravísimas crisis que parecen darse a diestra y siniestra, a nuestro alrededor y en tantos países del mundo.
Tras de ver las elecciones de Grecia, la lucha interna por sobrevivir de tanta gente, el enojo de sus habitantes por tanta carestía y el esfuerzo que se intenta hacer para remediar la crisis, me pregunto que se está forjando también en los Estados Unidos, considerado por muchos como el país más rico del mundo, el gran Imperio, el gran sueño americano que con el paso del tiempo se ha ido convirtiendo en una verdadera pesadilla, sin escapatoria posible.
Adiós a la clase media que desbarrancada ha ido cerrando sus puertas. Adiós al poder ahorrar ya que difícilmente alcanza para cubrir los gastos mensuales, adiós al dinero contante y sonante porque no alcanza para nada y cada día somos más los infelices, los gruñientos, la clase malhumorada que intenta sobrevivir a tanto desperfecto.
Ahora en los Estados Unidos tengo la misma sensación que con México, no al populismo, no deseo que la gente tenga que vivir bajo el fuero
gubernamental, no a Obama que me ha desilusionado tanto que cada vez que escucho su voz o prendo el televisor y aparece me doy la media vuelta, me encierro en el cuarto y digo no, no más Obama, diciéndome internamente, qué tonta fuiste mujer porque en mi mente y muy claramente veo ese mes de enero de su inauguración, donde tantos llegamos a creer que Obama vendría a componer todo lo que yace paralizado,
los millones de hombres y mujeres sin trabajo, sus bien planeados Resumés en el bote de la basura porque cuando un país está al borde de la quiebra, nada vale.
Votar por Obama ni que me paguen. No votes me he dicho y he decidido formar parte de ese núcleo de personas que alzándose de hombros han
dicho no y no. Por Mitt Romney tampoco porque me parece de cartón, tan inalcanzable y remoto que sus palabras no me llegan, amén de su religiosidad tan fantasiosa y persecutoria.
En Paraguay han quitado del poder al presidente Lugo y México me para los pelos de punta, ni de tín marín, tan desquiciados todos, con tanta violencia y caos, tan desparramados en su odisea existencial.
Hoy me voy me digo, me repito que las cosas en los Estados Unidos se han vuelto insostenibles, los inmigrantes y su terrible persecusión, ese punto medio que llegó a existir y que ahora me parece tan improbable y lejano.
Me voy, me digo pero no sé hacia dónde, no le atino, nuestra tierra tan hecha añicos, tan despatarrada y muda mientras los dictadores siguen a su usanza, los ricos enriqueciéndose todavía más y los pobres coronándose a lo largo de todo el planeta.
Donde me ha tocado vivir por casi veinticinco años me parece ahora un lugar inseguro, sin duda me he contagiado del mismo miedo por el que mis abuelos dejaron Rusia en los años 20, ni por Obama ni por Romney, ni una ojeada al Congreso que debería ser sustituido por desfachatado e inservible.
Mientras tanto sigo de cerca las elecciones y siento miedo, pavor de lo por venir, de los millones de sueños estrellándose en la nada.
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