Está escrito en la Torá que Dios creó al hombre con Su imagen y semejanza.[1]Además, está escrito: “Y Dios formó al hombre del polvo de la tierra e insufló en sus narices el aliento de vida, y el hombre se convirtió en un alma viviente”.[2]
Vemos de estos dos versículos que el ser humano tiene imagen, semejanza y parte de Dios, dentro de él.
Esto nos hace muy especiales, y no sólo eso, sino hace también que tengamos un gran potencial que debemos explotar, ya que el tener imagen, semejanza y parte de Dios, nos exige crecer mucho en esta vida. Ya que el potencial que tenemos, —cada uno de nosotros—, es muy grande, el cual, debemos explotarlo y aprovecharlo a lo máximo posible.
Pero existe un problema, el hecho que no sabemos sobre nuestro gran potencial. Incluso que lo tenemos dentro, no lo sabemos. ¿Y qué tiene de malo no saberlo? Aparentemente el hecho de tener algo, va de la mano con saberlo. Pero en la realidad no es así.
Antes del holocausto, había dos amigos muy ricos, que habían sufrido, y no sabían qué había pasado con sus familias. Estos hombres prometieron que, si quedan con vida, harán hasta lo imposible para encontrar a sus hijos e hijos del otro, y entregarles el poder de una cuenta de banco que tenía en Europa.
Pocos años después, uno de los amigos murió y el otro hombre quedó con vida, tratando de cumplir su promesa, en encontrar al hijo del amigo, llamado. Isaac Shwartzman.
Pasaron 30 años y el hombre ya se había olvidado de la promesa con el amigo. El hombre se encontraba en Nueva York y de repente, ve a una persona Yehudí y le pregunta cómo llegar a tal lugar. Y el ese Yehudí le contesta. Después de platicar un rato, le pregunta su nombre y le dice:
—Isaac Shwartzman.
El hombre recordó la promesa de su gran amigo y le entregó el poder y los documentos de una cuenta de banco, que en los tiempos del holocausto tenía 300,000 dólares (o la moneda que se usaba en ese tiempo).
Isaac recibe eso y va a cobrar el dinero de su padre, recibiendo un millón de dólares, por tantos años de intereses.
La pregunta que quiero abordad es la siguiente:
Isaac Shwartzman, antes de enterarse que tenía el dinero en el banco, ¿era millonario? ¿o tal vez no, ya que no los tenía en su poder ya que no lo sabía? El hecho de tener algo, no significa que ya lo tiene o cuenta con él.
Realmente no se considera millonario, ya que no sabe que lo tiene. El verdadero millonario es poder tener provecho de eso. De lo contrario, es como que si no lo tuviera.
Lo mismo sucede con nuestra imagen, semejanza y parte de Dios, que poseemos dentro de nosotros. Lo tenemos, pero no lo sabemos. Si no sabemos a qué y qué somos capaces de hacer, estamos desaprovechando mucho en esta vida.
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