Cuando una persona ha sido víctima de un trauma, ya sea en su infancia o edad adulta, el dolor que provoca es tan fuerte que uno de los mecanismos de defensa que se emplea es la represión de los sentimientos.
Si un niño es expuesto constantemente a algún tipo de trauma como es el abuso físico, sexual o emocional, la represión de sentimientos es un mecanismo importante que le permite sobrevivir en el ambiente en el que está.
Ya en la edad adulta se pueden accesar recursos para lidiar con el dolor y liberarlo de nuestro cuerpo, pero si no se hace y se sigue reprimiendo, ya sea inconcientemente o concientemente como por ejemplo manteniéndose ocupados para no sentir, diferentes síntomas pueden aparecer como lo son los ataques de pánico o la depresión. Además, al reprimir el dolor, el cuerpo no discierne que solo es el dolor lo que no se quiere sentir y junto con él también se reprimen una gama de sentimientos como lo son la alegría o el amor.
Una manera efectiva de liberar el dolor es escuchando a nuestro cuerpo. En él se encuentran las respuestas en forma de sensaciones, metáforas, imágenes o respuestas claras.
Mariana sufría de ataques de pánico que le impedían llevar una vida normal. Dejó de manejar o quedarse sola por miedo a sufrir un ataque y sentirse fuera de control. Se sentía atrapada y añoraba la sensación de libertad.
En la terapia empezó a escuchar a su cuerpo y al preguntarle la forma o color de la ansiedad y donde la sentía en el cuerpo se imaginó una bola de plástico en su pecho muy tensa donde se escondía el miedo, le pedí que se acercara a ver el miedo y al hacerlo la bola se rompió en dos y vio cristales como cuarzos que estaban en medio de la bola, éstos le dijeron que no tuviera miedo, que ellos querían salir de ahí y no le iban a hacer daño, que mucho tiempo se ha cerrado al amor por miedo ha sentirse vulnerable y ser herida como lo fue por su padre en su infancia y con la muerte de su hermana. Le dijeron que entendían que no confiara en la gente por las cosas que había vivido pero por medio de su intuición ella sabrá quien realmente la quiere. La aconsejaron a no enfocarse en el miedo a la muerte de sus seres queridos sino a la vida y cuando llegue el momento en que mueran, ella estará preparada. Mariana comprendió que el abrirse al amor era el camino a su sanación.
Como lo muestra la historia de Mariana, al oír a nuestro cuerpo tocamos una fuente de sabiduría infinita que esta en nosotros mismos. En nuestra cultura es extraño el concepto de escuchar a nuestro cuerpo, por lo general esperamos las respuestas del mundo exterior o que nos cure la sabiduría del terapeuta al que vamos.
Es tiempo ya de hacer conciencia que además del mundo externo existe un mundo interno que ha sido totalmente olvidado y que esta sabiduría interna nos ayuda a llevar una vida mas sana para nosotros, para nuestros seres queridos y para nuestra sociedad.
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