Nos sentimos solos y no sabemos porque. Quisiéramos integrarnos pero no sabemos
como. Creemos que hay algo mal en nosotros pero no sabemos que.
La realidad es que no hay nada malo en nosotros, al contrario, dentro de
nosotros existen recursos que no conocemos o no nos acordamos que tenemos y con
el deseo al cambio y la ayuda adecuada tenemos el potencial de entender y
transformar esa soledad.
La soledad puede ser producto de eventos sucedidos a lo largo de nuestra vida,
la defensa inconciente que en su momento nos ayudo a salir adelante. Tal vez
cuando éramos pequeños fuimos victimas de un abuso o una mala experiencia, o
sufrimos la perdida de un ser querido o quizá fuimos abandonados, devaluados o
carentes de amor. Como en ese momento no teníamos las herramientas para lidiar
con esa sensación abrumadora tuvimos que crear alternativas para protegernos
aislándonos para prevenir que nos hicieran daño.
Nos volvimos autosuficientes aprendiendo a no pedir ayuda pensando que no
podíamos recurrir o contar con nadie, o perfeccionistas y controladores con el
afán de controlar los sucesos en nuestra vida poniéndonos en un lugar
inaccesible para los demás, o decidimos permanecer enojados alejando a la gente
que nos rodea, o creímos que nuestra vida no valía nada y quisimos ocultar
nuestra sensación de pequeñez.
En las ocasiones que necesitamos la ayuda o la compañía de los demás no queremos
mostrar nuestra vulnerabilidad. Creemos que si lo hacemos nos van a herir, nos
van a rechazar o no les vamos a interesar. Optamos por quedarnos en nuestro
dolor, no arriesgándonos y prefiriendo mostrar fuerza permaneciendo callados y
aislados. No nos damos cuenta que lejos de evitar el dolor, nos estamos hiriendo
mas, dejando pasar oportunidades para sanar. A través del tiempo esa soledad que
en su momento nos ayudo a protegernos del dolor, se convirtió en el dolor mismo,
en vacío.
El proceso de pasar de la soledad a la integración a la vida no es fácil, puede
ser un trabajo muy doloroso, pero es posible y bien vale la pena. Es un trabajo
en el que probablemente hay que reencontrarnos con nuestro pasado, con el evento
o eventos que nos lastimaron. Nuestra primera reacción es rechazo o represión de
los sentimientos que acompañaron al suceso que nos causo dolor, sin entender que
lo único que estamos haciendo es ocultarlos dejándolos atrapados en nuestro
cuerpo, en nuestro sistema.
Es importante buscar ayuda adecuada para hacer este tipo de trabajo ya que para
salir adelante hay que contactar con nuestros recursos, a veces olvidados, y
liberar las emociones dolorosas que han sido reprimidas o rechazadas.
Es un trabajo de transformación a través de la sensación y liberación. Es un
trabajo de reconexión con nuestro niño interno que fue lastimado, haciéndole ver
que ya no es ese niño vulnerable que no tenia protección, que ya tenemos las
herramientas para protegerlo dándole confianza, amor y seguridad.
No dejemos pasar la vida viviendo en soledad. No perdamos la experiencia del
amor y la relación con los demás. No vivamos sin la bendición de dar.
Recuperemos nuestra felicidad y libertad, lo único que necesitamos es extender
nuestra mano y reconocer la ayuda que existe en los demás.
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