Nostalgia, la melancolía por lo perdido, así dice el diccionario, esta es la definición que en sí misma da explicación de nuestra emoción y nuestras sensaciones, las de las depresiones o cercanas a ella, las que se acumulan y presentan con mayor frecuencia en fechas precisas.
Los diciembres nostálgicos siempre llenos de preguntas, pero también en plenitud de luz en las calles decoradas, que tintinean y nos remontan a nuestra niñez, a las emociones pulcras que se basaban en la magia y en la sorpresa, en las esperas del cuento de hadas.
Al final de todo proceso o de todo periodo ocurre comúnmente el sentimiento nostálgico, el recuerdo, la añoranza.
La nostalgia por las canciones, por las dichas, por las compañías.
La nostalgia y la añoranza que se ven siempre acrecentadas por los deseos incumplidos, por una imagen como las festividades decembrinas, sin importar donde estemos, una playa o bien en el hemisferio sur.
Sentimientos encontrados, de la nostalgia a la alegría, de la culpa por lo que nos faltó hacer, a la esperanza de que lo lograremos.
Una de las cosas que más influyen para mantenernos en nuestra zona de confort son las creencias y sentimientos limitantes que van de la mano.
Para transformar nuestros sentimientos de negativos a positivos, comencemos ahora, hoy mismo.
El secreto de hoy sería como transformar estos sentimientos, iremos tomando uno a uno de la mano hasta entender qué los provoca para poderlos cambiar.
Los tomaremos, dialogaremos con ellos, es decir, con nosotros mismos, con nuestro yo interno, le preguntaremos:
Miedo, angustia, desconfianza, nostalgia, añoranza, ¿Por qué estás aquí? ¿Cuáles son las razones para que yo me sienta de esta manera? Después de ubicar las causas lo soltaremos y así se transformarán, experimentaremos una sensación de liviandad, de dejar atrás el peso que a veces ahoga y con el que es difícil subir la cuesta.
Diciembre y sus nostalgias; diciembre que también es un tiempo de pedir; un pedir que se dio a Santa Claus en algún momento, un pedir a infinidad de personajes, un pedir que ahora en conciencia es hacerlo a nosotros mismos, al Universo en orden, con método.
El pedir que conlleva el dar, el saber recibir y el saber pedir en sí mismo, pedir porque deseamos, pedir en conciencia que merecemos.
Luz en las calles, luz en el alma y lucidez en las ideas contrastan las añoranzas, las nostalgias de los tiempos idos y de los círculos que quedan abiertos y otros terminados, en nosotros está el cómo persistan y el cómo nos afecten.
La luz y la conciencia transformadoras de los sentimientos limitantes, toda vez que hayamos descubierto sus orígenes que nos atrapan, finalmente que nos limitan.
Hacernos las preguntas adecuadas con las palabras mágicas es ahora pertinente, te sugiero las siguientes.
¿Cuáles son las causas de tu nostalgia y añoranza?
¿Te parecen válidas? ¿Por qué te apartas de la transformación quedándote en tus sentimientos limitantes?
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