¿Cómo se explica el apresurado viaje de importantes figuras israelíes – desde el jefe del Mossad a los principales líderes militares y de la seguridad nacional – a Washington? ¿A qué aspiran y qué acertarán a lograr en sus múltiples y espinosos diálogos con los nuevos personajes que dominan en la mansión presidencial y en el Pentágono?
Ciertamente, los llamados Acuerdos de Abraham que norman las abiertas relaciones entre Israel con los Emiratos árabes y que culminaron en acertados entendimientos con Marruecos y Sudán han alterado sustancialmente el tejido de relaciones y estrategias en el Medio Oriente. Sin embargo, la cuestión palestina es aún un problema pendiente, y si no es resuelto en un plazo razonable puede conducir a violentas y generalizadas protestas. Y no sólo en esta región del mundo.
Cabe atender y entender que el nuevo régimen norteamericano – y el presidente Biden en particular – están hoy considerando dos hechos. Por un lado, que los repetidos certámenes dirigidos a plantear y plasmar una solución al conflicto israelí-palestino (desde Madrid y Oslo a Camp David) no trajeron efectivos resultados. Y por otro, la consiguiente necesidad de imaginar y proponer nuevas fórmulas.
Cabe recordar que la colonización judía de los territorios situados en la franja occidental ya supera los 700 mil miembros al tiempo que las rutas que vinculan a estas poblaciones se amplían velozmente. Realidad que los aproximadamente ocho millones de palestinos que hoy se suman al millón y medio de árabes ciudadanos de Israel probablemente no tolerarán en el corto o mediano plazo si no se verifica un cambio radical en sus condiciones y perspectivas de vida.
Actitudes y circunstancias hoy acentuadas y difundidas por los resultados socioeconómicos del covid.
Ciertamente, este áspero cuadro nacional y regional se complica cuando se aprecian las incertidumbres que fluyen de la presente inestabilidad gubernamental en Israel. No es difícil imaginar que el probable ascenso de una coalición sustentada por partidos de la derecha- incluyendo a representantes neokahanistas – complicará las circunstancias apuntadas.
De aquí una ineludible e inquietante pregunta: ¿revelarán los altos funcionarios israelíes hoy en Washington el indispensable valor para aprehender la emergente constelación regional y la capacidad para presentarla a un gobierno que se demora en constituirse?
Circunstancias y preguntas que como israelí no puedo eludir. El atento lector juzgará.
Artículos Relacionados: