Obama y la convención democrática

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Para el escribidor, es trascendental quién gobierne los Estados Unidos. Sus decisiones, acuerdos, medidas políticas, relaciones, etc., afectan de primera mano a Israel y, por supuesto, a México.

Podría decirse, en el primera caso, que hay cierta coincidencia de excepcionalismo además de sostener una sociedad estratégica, tanto política como militar. En el segundo, nada menos que tres mil kilómetros de frontera, diez millones de mexicanos – legales o no – residiendo en los EUA y al mismo tiempo y por mucho, estos son es el primer socio comercial de nuestro País.


Como cada cuatro años, los norteamericanos se disponen a elegir – o reelegir – a su Presidente. Es sólo lógico que llame poderosamente la atención el desarrollo del proceso y su resultado.

Por una parte, el aspirante presidencial del Partido Republicano, Mitt Romney, exgobernador del Estado de Massachussets se deja ver como un individuo preparado, hábil en los negocios, cuyas referencias incluyen el rescate y exitoso desarrollo de los Juegos Olímpicos de Invierno de Salt Lake City y una más que aceptable labor como gobernador, tanto en lo económico como en lo social. Contrasta su falta de carisma con un sólido antecedente familiar y su atractivo físico. Durante su campaña por la nominación de su partido tuvo varios traspiés que sus contrincantes se encargaron de magnificar, pero al final su elección fue muy exitosa, lo cual se comprobó durante la Convención Republicana, en la que se notó que se trata de un tipo decidido, de sólidas bases políticas e ideológicas, conforme a la plataforma de su partido.

La selección de su compañero de fórmula, el congresista Paul Ryan, refuerza la idea de que Romney buscará utilizar ambos lados del espectro político.

El escribidor estuvo atento a los ofrecimientos y proyectos de Romney – sin dejar de recordar que era un político quien lo hacía. Un somero análisis posterior arroja un resultado positivo.

Una semana después de los Republicanos, los Demócratas efectuaron su convención. El Presidente Obama, el “incumbent”, como único candidato, acompañado por su segundo de abordo, Joseph Biden.

Un estadio de Charlotte, Carolina del Norte, a reventar con más de setenta y siete mil personas, ruido estruendoso, gran colorido, artistas famosos, gran cobertura por parte de la prensa siempre políticamente correcta – CNN, CBS, CNBC y demás porristas electrónicos. Todo un espectáculo durante tres días.

El escribidor quería escuchar los proyectos y las soluciones que el actual Presidente utilizará para remediar su muy deficiente actuación de los últimos cuatro años, y lo único que alcanzó a oír fue intentos de justificación, arrojo de culpas a sus antecesores, sensiblería, frases trilladas, y, por qué no decirlo, falsedades y mentiras. Ninguna información del crecimiento de la monumental deuda de los EUA – casi dieciséis mil billones de dólares y aumentando -, ninguna mención de la tasa de desocupación más alta desde la Gran Depresión de los 30’s del siglo pasado, el desperdicio de miles de millones de dólares en empresas fracasadas, el tremendo crecimiento del aparato burocrático.

Lo que mejor empleó el Presidente Obama fue las frases hechas: EUA está saliendo del problema porque estamos juntos; no vengo a ofrecer, sino a decirles la verdad; yo rescaté a la industria automotriz norteamericana, etc.

Acusó a su contrincante republicano de llevarse empleos al extranjero, pero no mencionó que General Electric estableció plantas de partes de aviación – motores, computadoras, etc. – en China, con el patrocinio de su gobierno.

El aspecto más triste de Obama en cuanto a política interna ha sido el sembrar la discordia entre los diversos estratos económico – sociales, llegando al extremo de declarar que nadie que haya establecido un negocio lo ha hecho solo, sino que gracias a las obras del gobierno lo ha conseguido.

Según Obama, la teoría del estado benefactor es la solución. Hoy día, cuarenta millones de sus compatriotas reciben “food-stamps”.

Advirtió Obama que su contrincante dejaría sin atención médica a los adultos mayores al no adoptarse su propio plan médico, para el cuál Obama tomó setecientos catorce mil millones de dólares del plan existente.

En política exterior, su única mención fue haber terminado con al guerra de Irak y haber eliminado a Osama Bin Laden. Ni una palabra respecto de Irán y el “clear and present danger” que representa. Tampoco mencionó tratamiento o solución en Afganistán, Pakistán o Angola, por mencionar algunos conflictos graves, pero atendamos dos aristas que nos preocupan de manera primordial: México e Israel.

La inmigración de origen mexicano, los indocumentados y sus descendientes, representa un foco de polarización entre la opinión pública norteamericana; la mexicana en menor grado.

Entre iniciativas de ley y tendencias, con la Suprema Corte ya involucrada, los “yanquis” ya no saben qué hacer. Obama, en su indecisión, alcanza a enviar un iniciativa que otorga el derecho de estudios a hijos de indocumentados, entre demandas de Estados que no lo aceptan y agregan el “profiling” para identificar a los emigrantes irregulares. En la Convención, ni una palabra, como tampoco habló del trasiego de droga o de la fallida operación “Fast and Furious”, ni mucho menos de poner orden en el acceso por la porosa frontera sur de los EUA.

En cuanto a Israel, la Convención, con el alcalde de Los Angeles, Antonio Villarraigosa como cabeza visible, reintrodujo forzadamente las palabras D-os y Jerusalén en su plataforma, pero no existió declaración alguna respaldando al principal aliado de los EUA en el Oriente Medio.

Desde el podio, los diferentes oradores, incluyendo a la señora Obama, lanzaban diatribas de gran ánimo y justificación, mas vacías de sustancia.

El escribidor deseaba escuchar argumentos, proyectos, soluciones, pero no hubo más que demagogia y frases hechas, y se preguntó: ¿Eso es lo que le espera a los EUA y al mundo por los próximos cuatro años? ¿Mayor endeudamiento, más indecisión, más controles gubernamentales, menor inversión privada, más impuestos, etc.?Dígase lo que sea, pero a mientras menor sea la capacidad de los EUA, menor será su efecto en el tablero del ajedrez internacional.

Acerca de Salomón Lewy

Nacido el 30 de Enero 30, 1939, se considera oriundo de Orizaba, Veracruz, donde residía su familia y fue llevado a los tres días de nacido.Su Creación Literaria abarca grandes reconocimientos como: Primer Lugar en los Certámenes XVIII y XIX del C.D.I., Mención Honorífica en el Certamen XX del CDI.Dentro de sus publicaciones podemos encontrar: MI AMIGO ISAAC, EL CORAZÓN NO ES UN PASAJERO (Editorial Libros para Todos, EDAMEX).Idiomas:Español, Inglés, Alemán, Hebreo, Yiddish.Especialidades:Temas Judaicos, Israel, Política Mexicana, Relaciones Internacionales, Costumbrista Mexicano.

1 comentario en «Obama y la convención democrática»
  1. Vease desde donde quiera, Pero Barak (Latigo?) Obama pasara a kla Historia como uno de los PEORES presidentes ( si no el que peor) ha manejado al pais mas desarrollado del mundo, Con su politica ,ERRONEA tanto interna como Internacional.
    Se ha dado cuenta que hasta los perros lo estan.. mojando !!
    Falta de liderazgo, deshonestidad, mentira, y parte de “caudillismo) que se ha pasado al congreso y la constitucion /digna y ejemplar) … con sus ORDENES y programna socialista de Salud.. que sobrepasa el respéto a la actividad privada.. Y temor al radicalizmo y terrorizmo de el Oriente medio!

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