Saber y querer entregarse a una causa sin esperar mucho o
nada a cambio…
Suena exagerado, aparenta ingenuidad,
pero es y se concreta en algunos casos de la vida.
Un padre de familia que dirige una gran empresa
como es la familia, que se olvida un poco de si, y se ocupa de su esposa de sus hijos, les brinda cariño, se preocupa de la educación de sus hijos, trata de que en su casa haya cuando menos lo indispensable; siempre será recordado y amado.
No tanto por la cantidad sino por la calidad de vida que otorga a sus seres queridos.
La lealtad de un hijo que razona y actúa pensando que primero se es hijo, y después se es hombre queriendo y respetando a sus padres.
Le aguarda una buena cosecha para cuando ellos ya no estén a su lado.
Un matrimonio donde todos los días se siembra
amor, consideración, respeto entre ambos…
Se olvida de si, para pensar en si, difícilmente fracasa.
En los días de cotidiano trabajo; hoy y todos los días entiendo que el bienestar de la empresa me llegará a mí también un beneficio, y me olvido de mí, el resultado será bueno.
El sentido del heroísmo que es sin duda un olvidarse de mí llevado a las más altas cumbres de renuncia, sacrificio, hacia algo deseable que pudiera en un momento no ser para mí.
Finalmente, no se trata de una renuncia a mi ser, que tiene el derecho y la obligación de ser…
Me olvido de mí, para dar de mí, cuando el caso o las circunstancias así lo requieran…
Cuando menos es más…
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