(Nueva York, 1895-1960) Libretista y comediógrafo estadounidense. Era sobrino del empresario de ópera norteamericano, de origen alemán, Oscar Hammerstein I, propietario del Manhattan Opera House. El ambiente artístico que respiró en su entorno familiar desde su niñez le condujo a orientar sus pasos profesionales por el sendero de la composición de libretos para espectáculos musicales, género en el que habría de convertirse en una de las figuras más sobresalientes de su época. En efecto, pronto se hizo famoso por sus letras para comedias y operetas tan aplaudidas como Sunny (1924), Rose Marie (1924), The Desert Song (1926) y Showboat (1927).
A comienzos de la década de los años cuarenta, Oscar Hammerstein II decidió adaptar al género musical los argumentos de las novelas y las comedias teatrales más exitosas del momento, para lo cual se asoció en 1942 con el que estaba llamado a consagrarse como su mejor colaborador, Richard Rodgers. Esta estrecha colaboración -que se prolongaría durante diecisiete años, hasta el fallecimiento de Oscar Hammerstein II- comenzó con una brillante adaptación de la obra de Lynn Riggs, Green Grow the Lilacs, montaje al que siguió, un año después, el de Oklahoma!, que desde su estreno cosechó un éxito sin precedentes en la historia de Broadway y se mantuvo en cartel durante dos mil doscientas cuarenta y ocho actuaciones consecutivas. Ambos adaptadores fueron galardonados con el Premio Pulitzer en 1944 por este musical, que fue considerado por la crítica como un importante avance en el desarrollo del género en los Estados Unidos de América.
Así las cosas, Rodgers y Hammerstein II descubrieron y explotaron un inagotable filón que arrojó productos tan estimables (y tan taquilleros) como Carousel (1945) y Allegro (1947), obras que, pese a todo, no alcanzaron las cotas de éxito a las que se había remontado Oklahoma!. Pero en 1949 ambos adaptadores llevaron a los escenarios de Broadway una versión de la novela de James A. Michener titulada Tales of the South Pacific, narración premiada también con el Pulitzer de 1948, y dos años después con la modalidad de este galardón que reconocía el éxito teatral, gracias a la puesta en escena de Rodgers y Hammerstein II.
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