Desde que se proyectó la película “La lista de Schindler” del director judío Steven Spielberg, su protagonista, Oskar Schindler, fue conocido popularmente como un héroe que salvó a casi 1200 judíos durante el holocausto de la Segunda Guerra Mundial.
Esto es cierto, pero también resulta muy cuestionable como en dicha película se mostró la tiranía de Oskar Schindler como nazi, al quedarse en el inicio con la mansión que era de una familia judía acomodada que es deportada al campo de concentración, hasta se echa en su cama, y también al comprar en un precio irrisorio la fábrica de utensilios de cocina de los empresarios judíos donde trabajaron formalmente todos los prisioneros judíos que se salvaron al finalizar la Segunda Guerra Mundial.
El cuerpo de Oscar Schindler por petición de él mismo descansa en el Monte Sion, en la ciudad de Jerusalém, y existe un árbol a su nombre en el Museo Yad Vashem de Israel que conmemora a las víctimas del holocausto nazi, con el que se nombra a todos los personajes no judíos que salvaron a judíos durante la Segunda Guerra Mundial como: “Justos entre las naciones”.
Si es de reconocerse que Oskar Schindler personalmente salvó a todos estos judíos al retenerlos en su fábrica, eso la Historia lo reconoce como tal, pero la pregunta que surge también como parte del análisis histórico posterior, es porqué de todos los sobrevivientes que trabajaron con él, no se sabe de ninguno que lo haya apoyado ni económica ni moralmente cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial, y como sabemos, se quedó en la quiebra total Oskar Schindler, ni en Alemania ni en Argentina los 1200 sobrevivientes judíos de la lista de Schindler lo apoyaron; en alguna ocasión el mismo Oskar Schindler solicitó un pago a las agencias judías por más de un millón de dólares por los pagos que él realizó para salvar a tantos judíos de la guerra, pero únicamente recibió 15,000 dólares.
Resulta interesante analizar como en la película de Steven Spielberg los sobrevivientes que aparecen al final dejando piedras en la tumba de Oskar Schindler no lo hacen reflejando un agradecimiento total.
También es de analizarse en el presente ensayo el porqué el pianista Wladyslaw Szpilman tampoco ayudó al militar alemán que lo ayudó a esconderse y a salvar su vida cuando pudo haberlo hecho al finalizar la Segunda Guerra Mundial, como se muestra en la película del también judío Roman Polanski.
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