Comienzo esta nueva entrega de Palabra en Cascada citando un artículo publicado ya hace muchos años en “La Vanguardia” por la muy conocida articulista Pilar Rahola, quien en “La agonía del canario” hace una alegoría que resulta muy acorde a estos tiempos: “a lo largo de la historia, y para su desgracia, las comunidades judías han sido el termómetro del grado de tolerancia de la sociedad, y su persecución siempre ha sido la fiebre que denotaba una enfermedad social. Alguien lo definió con la bonita metáfora del canario, pájaro usado históricamente en algunas minas, porque es muy sensible a la contaminación. Cuando el canario empezaba a morir, la mina devenía peligrosa. Y en la historia de Europa, los primeros en ser perseguidos eran los judíos, cuando nuestras sociedades sufrían el virus de la intolerancia. Han sido, en cierta medida, los canarios de nuestra civilización”.
Los sectores más inteligentes de las sociedades occidentales deberían tomar nota de este enunciado que ahora me atrevo a recordar, pues las grandes capitales de los países más desarrollados del mundo civilizado se están tornando en lugares muy incómodos, peligrosos y, en algunos casos, hasta mortales, para su pobladores judíos.
No es mi intención en estas palabras hacer un recuento de la cantidad de actos judeofóbicos que comenzaron a presentarse en occidente después de aquel aciago 7 de octubre… solo quiero acotar que la lista es bastante larga, variada y a mi entender, bastante insensata.
Según Gustavo Perednik “la judeofobia, habitualmente conocida bajo el término equívoco de “antisemitismo”, es un odio milenario, con muchas características que lo hacen único, que se descarga contra el judío, contra su religión, su comunidad o su Estado”.
Hay cientos de voces que llaman a la cordura, a la sensatez y a la mesura a la hora de juzgar el comportamiento del Estado judío para defender a su población, pero la mayoría de ellas no están siendo escuchadas pues los barbáricos y xenofóbicos gritos que anuncian “Desde el río hasta el mar, Palestina será libre” son mucho más estridentes y atronadores… y también mucho más interesantes mediáticamente…
Mientras lo más terrible de las redes sociales, la peor cara de los medios de des-información, los “periodistas” sin ética y los grandes manipuladores de la opinión pública siguen ganando visibilidad, credibilidad y atención por parte de las grandes masas consumidoras de mentiras… los niveles de antisemitismo y judeofobia siguen aumentando más y más… algunos hablan hasta de un quinientos por ciento de incremento con respecto a la situación antes del 7 de octubre.
Yo misma, mis seres queridos, mis amistades y mis conocidos hemos estado sintiendo en el alma y en la piel abiertas muestras de hostilidad, desaprobación, crítica y rechazo por parte de personas y grupos de personas que no solían demostrar de una manera tan abierta y evidente su judeofobia.
Muchos estamos sorprendidos y en shock ante tales muestras de imprudencia, intolerancia, ignorancia y prejuicios… hay otros, más sagaces e inteligentes, que no se extrañan ante este incremento de la judeofobia, pues sabían que detrás de las máscaras y disfraces que lucían, muchos escondían un odio milenario e irracional hacia los judíos y hacia todo lo judío.
Hoy en día, los canarios que vivimos en las sociedades occidentales tenemos cada vez menos ganas, fuerzas y motivos para seguir cantando, para alzar nuestras voces, para defendernos de tantos y tantos ataques, acusaciones y agresiones… Hoy en día, los canarios que vivimos en sociedades occidentales nos sentimos heridos, rotos, solos, tristes, decepcionados y muy frustrados…
Posiblemente debido a ello cada vez se escucharán menos nuestros trinos de advertencia ante el peligro que se aproxima… pues los ataques a los valores judeo-cristianos, tal como lo ha demostrado la historia una y otra vez, siempre empiezan con los judíos, pero nunca terminan con los judíos…
Europa no aprendió la lección… Europa no parece recordar que después de los seis millones de judíos asesinados por los nazis en cámaras de gas, siguieron entre 50 y 60 millones de ciudadanos de distintos países europeos y asiáticos que fueron asesinados por el ímpetu destructor del llamado “eje del mal” cuyas ansias de sangre inocente comenzaron, pero no terminaron con la población judía.
Esto es algo que expresó muy bien el pastor protestante Martin Niemoeller en la época del apogeo nazi: “Primero vinieron por los socialistas, y yo no dije nada, porque no era socialista. Luego vinieron por los sindicalistas, y yo no dije nada, porque no era sindicalista. Después vinieron por los judíos, y yo no dije nada, porque no era judío. Luego vinieron por mí, y ya no quedaba nadie que pudiera defenderme”.
Recuerden lo que dijo Pilar Rahola, recuerden lo que dijo Martin Niemoeller y no se quejen cuando los canarios finalmente terminemos callando, ya sea por temor, ya sea porque nos quedamos sin voz…
El veneno que nos está enfermando, el veneno que hoy se ensaña contra nosotros no se detendrá al acabar con nosotros, si ustedes no hacen nada para contenerlo ahora… después será demasiado tarde… después tal vez no haya nadie que pueda defender lo que sea que quede en pie cuando ya no existan los canarios…
Artículos Relacionados: