Carta abierta a Javier Vidal Pradas
Estimado y respetado Javier Vidal Pradas, a propósito de tu artículo “El poema de Raquel”, recientemente publicado en la plataforma web de “El Universal” y en el cual te refieres a mi poemario “Escribir para existir”, publicado y presentado el pasado mes de abril; quiero responderte de manera pública y abierta al dedicarte estas “Palabras en Cascada” que te has ganado por mérito propio.
Con el tiempo y la experiencia que dan los años (de los cuales ya he acumulado cincuenta), he descubierto que la vida es una mezcla perfecta de claridad con oscuridad, un caleidoscopio de sabores amargos que se sobreponen a los dulces, un camino repleto de zonas difíciles de cruzar, pero también de regalos inesperados.
Eso es lo más bonito de la vida, que siempre sorprende, que no hay forma alguna de predecirla o controlarla, que es espontánea y voluptuosa, arbitraria e insondable, y que siempre, siempre, siempre encuentra la forma de abrirse paso.
Te escribo estas líneas para darte las gracias por regalarme momentos, sensaciones y emociones que están ubicadas en el lado luminoso de la balanza.
Nuestros caminos se juntaron por primera vez hace ya varias decenas de años. Allá por los años 90s cuando fuiste mi profesor de radio y televisión mientras estudiaba Comunicación Social en la Universidad Católica Andrés Bello. Luego hemos vuelto a coincidir en diversos espacios culturales y artísticos.
En la última coincidencia de nuestros caminos aceptaste ser quien escribiera el prólogo de mi primer poemario “Escribir para existir”, editado por el Grupo Internacional Bernavil, el cual cuenta con el apoyo y el auspicio de la ONG Espacio Anna Frank.
Recuerdo que respondiste a mi petición de manera inmediata y entusiasta. De la misma forma generosa, tranquila, sosegada y honesta con la que escribes tu más reciente artículo “El poema de Raquel”, el cual me dedicas y por el cual te estaré eternamente agradecida.
Tu gesto se presenta así, sencillo y natural como lo son los pequeños regalos que te da la vida, y que al final resulta que no son para nada pequeños.
Son gestos construidos con aquello que realmente importa en esta vida, con aquello que más valor tiene, con aquello que no puede ser comprado ni alquilado con dinero o con tarjetas de crédito, aunque sean de platino. Hablo de “cosas” como la amistad, el tiempo, el cariño, la atención, el respeto, la confianza…
Eso que tú me has regalado de esa forma tan imprevista y maravillosa en que se presenta la belleza. Un valor universal que se encuentra más en los ojos de quien la aprecia que en el objeto que en apariencia “la posee”.
Debo confesar que estos días últimos días han sido realmente muy duros para mi círculo más cercano. Perdimos al patriarca de la familia, a mi suegro, el padre de mi esposo, el abuelo de mis hijos.
Todavía no hemos descubierto cómo se hace para sobreponerse al dolor, al sentimiento de pérdida y de orfandad profunda que nos deja esta partida… y aun así, no hay más remedio que continuar, que despertar un día tras otro y seguir adelante a pesar de la tristeza, la nostalgia y la desolación que se instaló en nuestra casas, en nuestras almas…
Luego, de pronto, de manera espontánea y imprevista, la vida te hace un guiño, te regala una sonrisa, te demuestra que el sol sigue brillando detrás de las nubes grises y que siempre hay razones para continuar el camino mientras quede camino…
Más allá de todas y cada una de las palabras que colocas en este artículo publicado en El Universal, más allá de que seas quien escribe el prólogo de mi primer poemario “Escribir para existir”… te quiero agradecer el regalo, la sorpresa, la alegría, la luz…
Me honras, me halagas, me haces sentir importante, colocas tu mirada en mí y en mis poemas… y eso es algo para lo que la palabra “GRACIAS” nunca alcanza, se queda corta, le faltan letras…
Por eso me permito compartir estas “Palabras en Cascada”, por eso me permito hacer este agradecimiento extendido, pero nunca suficiente. Por eso utilizo esta forma extraña, complicada e incluso poética para agradecerte, reconocerte y tratar de corresponderte.
¡Gracias por ser y estar en la parte luminosa de la vida, por ser y estar en la parte luminosa de MI vida!
Con sincero afecto, Raquel Markus – Finckler
P.D: Para quienes no lo conozcan, Javier Vidal Pradas es un reconocido actor, periodista, dramaturgo, profesor universitario y director teatral venezolano.
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