Parashat Devarim “Reconstruye tu casa como en el principio”

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Pocos días después de la expulsión de nuestra casa de vida – Gush Katif (los asentamientos judíos de la Franja de Gaza) – recibí una llamada de mi Rav de la Ieshiva Tijonit que me preguntó cómo me siento. Le contesté (por lo visto influido por el ambiente del mes de Av y la destrucción de nuestras casas en Gush Katif): “D’s ya hace 2000 años que está sin casa, nosotros sólo unos días…”.

Esa analogía me hizo pensar – como judío, y sobre todo como poblador de Gush Katif – en la aguda pregunta: ¿Qué quiere decir “casa”? ¿Qué encierra en ella? ¿Qué expresa? ¿Por qué nos es tan importante?

La foto de nuestra casa – que fue construida con tanto esfuerzo – en la pared de nuestro salón en la vivienda provisoria, y el recuerdo del tractor que la destruyó nos hace entender algo muy sencillo: Una casa no es un montón de ladrillos, cemento y hierros. Tampoco es la cocina, ni los muebles, ni siquiera la biblioteca Torani que se encuentra en el centro de ella. Todos entendemos que la destrucción de “La Casa”, el Beit HaMikdash (El Templo) no se trata de la destrucción de maderas y piedras sino que de un contenido profundo y más kadosh (santo) – y también la reconstrucción del Beit HaMikdash no se trata de construir con maderas y piedras un edificio, sino que de la edificación de niveles espirituales-morales apropiados.


Así también todos entendemos que nuestra casa particular no es sólo ladrillos y cemento, sino que un contenido profundo de vida plena. Durante mucho tiempo repetimos el versículo: “Si el Eterno no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican” (Tehilim 127:1). Ese versículo nos enseña qué es lo que le da existencia a la “casa”: No la fuerza física del hierro, tampoco la del refugio antiaéreo, sino que la Palabra de D’s que se encuentra en el centro de nuestras vidas es la que le da la fuerza de existencia a nuestra casa. ¡Y una casa de ese tipo, no es posible arrancar!

Realmente, nuestra “casa” no fue destruida – D’s no lo permita: La vida plena de la familia, el asentamiento, toda la zona, sólo cambió de forma. La Providencia Divina que puso a prueba a Am Israel (el Pueblo de Israel) en la expulsión y la destrucción, nos presentó un gran desafío Divino: Continuar con la “casa”, con las fuerzas de vida y la alegría, la creatividad y la edificación, el rezo y el estudio de la Torá. La vida de comunidad tan plena que forjamos y vivimos en Gush Katif debe continuar, con más pujanza y vigor.

Yo utilizo un ejemplo: El gobernante de la ciudad ordenó demoler la choza de dos ancianos en su distrito. Cuando llegó el momento, uno de los ancianos salió al encuentro del gobernante llorando e implorando – pero en vano. En contraste, el segundo anciano cuando vio su choza destruida salió al encuentro del gobernante bailando y cantando. Le preguntó el gobernante: “¿Por qué tú te comportas en forma distinta del primer anciano, que salió llorando pero tú sales cantando y alabando?”. Le contestó el anciano: “En vez de mi choza, será construido un edificio de muchos pisos, cuando gran parte de esas viviendas serán mías y de mis descendientes. Pero en lugar de la choza del otro anciano, será construido un estacionamiento…”.

Si D’s hubiese puesto sobre las ruinas de Gush Katif un gran cartel, diciendo: “Aquí continúa revelándose la gueulá (Redención) de Am Israel”, “de este lugar Am Israel continúa edificándose”, “los habitantes de Gush Katif hacen avanzar la gueulá plena”, “mayor será la gloria postrera de esta casa que la de la primera” (Jagai 2:9), etc., por supuesto que aceptaríamos la voluntad Divina de otra forma. Ahora, de momento que no hay ningún cartel pero hay una gran fe en que D’s no nos abandona ni nos abandonará, “porque no desechará el Eterno a Su pueblo, ni desamparará a Su herencia” (Tehilim 94:14), cuando los habitantes de Gush Katif comienzan el proceso de la edificación de sus casas particulares, debemos asimilar en esa “casa” las importantes adquisiciones que la “casa” de Gush Katif nos entregó: El calor y el amor, la comunidad y la entrega, la fe y el rezo, la esperanza y el ideal, y por supuesto, la apreciación general de la edificación de Am Israel en nuestra época.

Nos sacudiremos del polvo, y continuaremos la acción Divina en la edificación de Eretz Israel (la Tierra de Israel), basando y reforzando las comunidades de Gush Katif en todo lugar donde se encuentran. Siempre recordaremos que en la historia de Am Israel la destrucción de la “choza” fue continuada con un “edificio de muchos pisos”, recordaremos que de toda caída surgió una gran elevación, todo descenso fue continuado por un crecimiento. Como dijo el Rav Kuk después de las terribles revueltas del 5699: “Todo el que observa los acontecimientos del asentamiento… puede ver en forma clara que de toda caída que sufrimos nació después un adelanto y desarrollo más elevado, y un gran paso para bien salió de toda crisis… tenemos la certeza que de este gran golpe nacerá el remedio…”. Todos tenemos la esperanza que la construcción de las nuevas casas en las comunidades que se renuevan sea otro eslabón del renacimiento de nuestro pueblo en nuestra tierra, anhelando el regreso de los hijos a su herencia.

“Señor, y Señor de nuestros patriarcas, Rey misericordioso ten piedad de nosotros… reconstruye Tu casa como en el principio, y coloca al Beit HaMikdash en su lugar, y muéstranos su reconstrucción, alégranos con su reparación, y devuelve Tu Shjina (manifestación de la presencia Divina) dentro de él… y devuelve a Israel a su hábitat, y la tierra se colmará del conocimiento de D’s, temiendo y amando Tu Nombre, grandioso, vigoroso y terrible, Amén, que así sea Su voluntad”.

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