Peligra el Polyforum

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Esta noche un grupo de bohemios le dedica un lugar en Reforma mientras en Insurgentes palas de oro cavan la tumba de sus sueños.

La obra más ambiciosa de David Alfaro Siqueiros está en peligro de desaparecer apenas cumplidos, el 6 de enero, 40 años de su muerte.

La enorme manzana sobre Insurgentes, donde el pintor concretó su proyecto máximo, será aprovechada por sus dueños para construir rascacielos en todo el espacio disponible ahora y el que será liberado si se concreta el plan de destruir, desarmar o trasladar el Polyforum a otro lugar. El aviso de la transformación radical del predio es llamada de alerta para quienes tienen a su cargo la conservación de los tesoros artísticos en México. Siqueiros es uno de los pintores mexicanos más importantes en el Siglo 20, creador del movimiento muralista con Diego Rivera y José Clemente Orozco y autor de un acervo de incalculable valor en el que destaca —por su dimensión, ambición y planteamiento de soluciones a problemas plásticos— el Polyforum que lleva su nombre.


Su valor estético ha provocado polémicas que van de la admiración al repudio. El mismo David me lo dijo en 1967 en su taller de Cuernavaca ante una maqueta a escala: “Es tres veces más grande que la Capilla Sixtina; físicamente, porque en cuanto a su calidad, está por verse. La Capilla Sixtina es mucho más pequeña, no tiene ni el 30 por ciento de lo que tendrá la nuestra. Quiero decir que es una Capilla Sixtina muy grandota en el sentido aritmético de la palabra”.

—¿Cuánto tiempo le llevará terminar este trabajo?

“Por el carácter de la obra no podrá estar lista antes de dos años”.

—Ante este esfuerzo, David, si usted tuviera que dar un consejo a las nuevas generaciones de pintores mexicanos ¿qué les diría?

“El principal sería reanudar la pintura mural, pero no como manifestaciones excepcionales, como posibilidades individuales, sino volver a llevarla al terreno de magnitud que quiso tener en el momento en que nosotros la iniciamos. Ojalá y pudiera volver a hacerse del muralismo la plataforma fundamental de toda creación artística en el campo de la plástica, en las demás formas que puede tener la plástica. Durante nuestra primera época nuestro movimiento del muralismo era lo más importante; la pintura de caballete nos servía a nosotros para comer un poco mejor, porque nos pagaban la pintura mural con precios tan ínfimos que materialmente no era posible, teníamos que pintar cuadros de caballete, inclusive paisajes y retratos de gente rica, para poder tener dinero que nos permitiera terminar la obra mural, porque los sueldos eran ínfimos. Hubo una época en que nosotros cobrábamos, en la época de Vasconcelos, 4 pesos por metro cuadrado”.

—Menos que un pintor de brocha gorda.

“Menos, claro, menos que un pintor de pulquerías. Esa era nuestra situación, ahora vamos a procurar que el gobierno comprenda que el movimiento de pintura mural mexicano es la manifestación cultural más importante de su propio país y la más importante de América Latina en todos sentidos. Es una obra de gran importancia que está siendo comprendida cada vez más por el público y esperamos que el gobierno nos permita que surjan otros talleres como el que yo estoy tratando de formar, en otras partes de la República donde hay un movimiento muralista, por ejemplo en Jalisco. Ojalá que los pintores de Jalisco obtengan una ayuda potencial para poder hacer también su taller de pintura mural en su propio campo de operaciones”.

Mientras hablamos Siqueiros reparte instrucciones a sus ayudantes: “Son 32, pero no son aprendices, todos ganan sueldos altos y a largo plazo, apoyo que le debemos a un contrato magnífico que firmamos con ese hombre extraordinario que es Manuel Suárez. Esta es la obra más importante de mi vida”. Al realizarla en el antiguo Parque de la Lama la rodeó de una barda hecha de piezas de maquinaria, del mundo industrial y técnico. Las cosas cuidan las ideas que las generan.

Su daño parcial o total equivaldría a la pérdida de lo que Siqueiros consideraba el paso “de la obra hecha en la intimidad del pequeño taller a la complejidad de la pintura mural de magnas dimensiones. Creo que es la oportunidad más importante que el movimiento muralista mexicano ha tenido en toda su existencia”.

Pero la piqueta entra en acción. Margarita Rodríguez emigra con su bohemia al Hotel Marquís y esta noche, en la reapertura del Bar Siqueiros brindaré por los 200 convidados permanentes, asombrosa obra del pintor Luis Carreño, retratos de forjadores del paisaje intelectual del cambio de siglo, ofrenda de enorme calidad artística digna del maestro a quien han hecho compañía y rendido homenaje.

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