Perón y los judíos

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El proceso dictatorial iniciado el 4 de junio de 1943 no parecía traer nada bueno a los judíos argentinos. La prensa favorable al golpe de estado como El Pampero y Clarinada, contenían en sus portadas caricaturas donde se hacía ver a los semitas, repletos de dinero, huyendo del dictador Ramírez. Se restringió la inmigración, se prohibieron diarios en Idisch y el último día de 1943 se implantó la enseñanza católica obligatoria en las escuelas públicas. En ese mismo mes, Perón asumió la cartera de Trabajo y Seguridad Social. El 7-7-44 se transformó en el vicepresidente, pero en el recordado octubre de 1945, sus compañeros golpistas intentaron deponerlo, cosa que la calle obrera impidió. El 24-2-46, su recién fundado partido laborista luego llamado justicialista, ganó las elecciones y lo llevó a la Presidencia.

Su actitud hacia los residentes judíos fue resumida por este en 1951: Cuando yo llegué al gobierno existía un vago problema con respecto a la asimilación de la colectividad israelita a nuestro movimiento -…-. Es posible que los judíos tengan con referencia a nuestro movimiento un prejuicio de repulsión merced a esa propaganda que nos ha presentado como lo que no somos.

Perón concedió días de asueto a los soldados y estudiantes judíos en las festividades religiosas. Saludó a la Colectividad en dichas instancias. Asignó al rabino de la comunidad judía alepina, Abraham Blum, el cargo de asesor en asuntos religiosos. Su constitución de 1949 condenaba la discriminación racial.


Dentro del movimiento existían nombres de origen judío. Pablo Manguel., fue el primer embajador argentino en Israel. El suplemento cultural del diario La Prensa, bajo control de la CGT incluía a Israel Zeitlin – César Tiempo-, Ezequiel Koremblit, León Benarós, Julia Prilutzky Farny. También nombres judíos se registraban en el sindicalismo: David Diskin, Angel Perelman, fundador de la Unión Obrera Metalúrgica, Angel Krislavin, del sindicato de Empleados de Comercio- que llegó a subsecretario del Ministerio del Interior, etc.

Argentina se abstuvo a la hora de votar la partición de Palestina. Alguno destacó que por lo menos no voto en contra. En febrero de 1949 entabló relaciones diplomáticas con el joven estado judío. La fundación Eva Perón envió a dicho país alimentos y medicinas. Se recibió la visita de Golda Meier. El Presidente de Israel, Jaim Weizman le regaló al General, una Biblia antigua.

Para disminuir la influencia de la antiperonista central de organizaciones judías, DAIA, creó la Organización Israelita Argentina, poniendo al frente a Natalio Cortés, presidente a la sazón del Hospital Israelita. Eva Perón en el acto de inauguración de la sede era explícita: En nuestra patria los únicos que han hecho separatismos de clase y religión han sido los representantes de la oligarquía, que han gobernado a nuestro país durante cincuenta años. Los causantes del antisemitismo fueron los gobiernos que envenenaron al pueblo con teorías falsas, hasta que llegó, con Perón, la hora de proclamar que todos somos iguales. En su segundo gobierno José Bar Gelbard fue su ministro de economía, su gestión culminó con el Rodrigazo donde su relevó tuvo que disponer impopulares aumentos de precio.

Perón alguna vez expresó: ¿ Que mejor negocio para la Argentina que traer a hombres de ciencia y técnicos nazis ? Lo que a dicho país le costó millones de marcos, al nuestro solo le costó un pasaje de avión. De esa manera a la vez que no aceptó a refugiados judíos, dio asilo a miles de alemanes, entre ellos, bajo identidades falsas, a 50 criminales como ser Adolf Eichman, Josef Méngüele, Erich Priebke, Walter Kutschmann, Jefe de la Gestapo en Polonia, arrestado en Buenos Aires en 1985, Gerhard Bohne, asesino de enfermos siquiátricos extraditado a Alemania en 1966 y Eduardo Roschmann asesino de 40 mil judíos en Letonia, entre otros.

Fuente: Historia de las religiones en la Argentina, Susana Bianchi.

Acerca de David Malowany

Nací en Montevideo en 1967. Egresé de la Universidad de la República en 1992 con el título de Doctor en Derecho y Ciencias Sociales.Soy docente universitario en la cátedra de derecho comercial en la Universidad Católica y en la Universidad de la República, en las carreras de contador público y administración de empresas.Desde el 2008 soy columnista de Mensuario Identidad.

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