Dos notas que me han llamado la atención en el día de hoy y con sinceridad me gustaría sean leídas y hasta comentadas: Una”Fantasmas sobre judíos y nazis” y la otra “Judíos llaman a detener la Guerra en Gaza“.
En realidad leí la segunda en primer lugar aunque me parecen importantes ambas, por su contenido ya que los unos que se oponen a la guerra son en Israel una minoría, minoría marginal como se menciona y en la segunda los que se oponen a la guerra acusan a Israel de nazi. Es preocupante la facilidad de la comparación. El ejemplo máximo de la hipocresía es Erdogan el carismático líder turco que rompe relaciones diplomáticas o amenaza con hacerlo con cualquier país que declare que considera genocidio la masacre turca al pueblo armenio, que fue anterior a Hitler. ¿Cómo se explica eso? No tiene explicación, solamente que ahora hay campaña electoral y ¡busca su reelección! Eso justifica declaraciones imbéciles y hasta guerras.
Obviamente permite preguntarse a uno ¿por qué el imperio otomano que dominó cuatrocientos años (1517-1917) no dio la independencia al pueblo palestino?
Por otra parte y lo manifiesto hace años la ventaja del pueblo palestino ante otros pueblos es una sola, ¡está enfrentado a los judíos! Todos aquellos que con tanta facilidad mencionan a los judíos de nazis me pone triste porque son los mismos que no han dicho eso de Videla, Pinochet y otros líderes latinoamericanos que han sido verdaderos carniceros, tampoco lo dicen sobre Sadam Hussein. ¿Agregar nombres?
Uno Arístides de Sousa Mendes do Amaral e Arranches y un texto:
Había caído la noche en Portugal. Una noche larga, cruenta, tenebrosa, en la que pensar distinto al jefe del Gobierno podía ser mortal. Otros países europeos vivían sus propias pesadillas: Italia con Benito Mussolini, España con Francisco Franco, Alemania con Adolf Hitler. Pero Antonio de Oliveira Salazar, el dictador portugués, no era militar sino un civil de muy elegantes modales que podía encandilar a cualquiera fuera de sus fronteras. En Portugal, sin embargo, De Oliveira Salazar era sinónimo de muerte, olía a pólvora y a sangre de inocentes, como magistralmente narra Antonio Tabucchi en su novela histórica “Sostiene Pereira”.
De Oliveira Salazar era, según él, padre del “Estado Novo”, el “Redentor de la Nación”, “Ungido de Dios” o “Salvador de la Patria”, como se hacía llamar. Detentaba el poder absoluto y omnipresente mediante una política represiva. Sus opositores eran interrogados, torturados y conducidos a las prisiones de Peniche y Caxias, o a campos de concentración (Tarrafal) destinados a trabajos forzados. Los medios de comunicación y publicaciones eran minuciosamente censurados, el sistema educativo controlado y el movimiento sindical prohibido.
En 1940 las tropas de Hitler avanzaban en Francia cuando Arístides de Sousa Mendes, al igual que todos los cónsules portugueses, recibió la Circular 14 por la cual el gobierno de Oliveira Salazar declaraba neutral a su país y ordenaba no conceder visados: “a extranjeros de nacionalidad indefinida, contestada o en litigio; los apátridas; los judíos expulsados de su país de origen o del país del cual sean ciudadanos”. Cuando Alemania invadió Holanda y Bélgica, el 10 de mayo de 1940, Portugal prohibió el tránsito de refugiados por el país, en particular de los judíos.
El 16 de junio de 1940, alrededor de 30 mil refugiados, entre ellos 10 mil judíos, se congregaron frente al consulado portugués en Burdeos, presionando para obtener el trozo de papel que podía salvar sus vidas.
¿Cuándo aprendí sobre eso?, mi apartamento en Petach Tikwa estaba sobre una plaza, parque de juego con el nombre de Aristides de Souza Mendez , Consul de Portugal en Burdeos cuando comenzó la segunda guerra mundial y leí sobre él.
No lo leí hoy, lo ley entonces cuando me mude a Petach Tikwa. (También leí sobre Herman Tzvi Shapira, la calle donde yo vivía, eso es para otro cuento), continua el texto…
Ante la apremiante situación, el cónsul Arístides de Sousa Mendes do Amaral e Arranches, hombre devoto y de buen corazón, decidió desobedecer las instrucciones de su gobierno. Recibió la visita de una delegación de los refugiados, encabezada por el rabino Jaím Kruger, comprometiéndose a emitir visados de tránsito a todo aquel que lo necesitara, y quien no pudiese pagar por la visa la recibiría gratis. Improvisó una oficina en el consulado y con la ayuda de dos de sus hijos y algunos judíos que esperaban en las cercanías, emitió visados de tránsito durante tres días consecutivos, sin descanso: 1.575 visados, hasta desplomarse exhausto.
Humana desobediencia
Enterado el dictador Oliveira Salazar de sus acciones ordenó el retorno perentorio de Sousa Mendes a Portugal. Envió dos hombres para escoltarlo. Al pasar por el consulado portugués en Bayona —sureste de Francia—, el cónsul rebelde vio una multitud de miles de personas apiñadas en las puertas de ese consulado. Al recordar las desesperadas escenas de Burdeos, ingresó a las oficinas y pese a la objeción del cónsul local, estampó visados a todos los solicitantes, agregando de puño y letra: “El Gobierno de Portugal solicita amablemente al Gobierno de España permitir al portador de este documento cruzar España libremente. El portador es un refugiado del conflicto en Europa y está en camino a Portugal”. Y acompañó a los refugiados al puesto fronterizo español para asegurarse de que cruzaran sin incidentes.
“Si hay que desobedecer, prefiero que sea a una orden de los hombres que a una orden de Dios”, exclamó Arístides de Sousa, fundamentando su decisión, ante los sorprendidos hombres de Oliveira Salazar que lo escoltaban.
¿Y su final?
De regreso en Portugal, Arístides de Sousa Mendes fue condenado como resultado de un proceso disciplinario, despedido del Servicio Exterior, prohibido de ejercer la abogacía, requisada su licencia de conducir, es decir, vulnerados todos sus derechos e incapacitado de trabajar y proveer el sustento a su numerosa familia.
Cuando le pidieron que explicara sus acciones, dijo: “Si miles de judíos están sufriendo por un cristiano [Hitler], no hay duda que un cristiano puede sufrir por tantos judíos”. Sin el reconocimiento público de su labor, Sousa Mendes pasó sus últimos años de vida sumido en la miseria. Murió olvidado, el 3 de abril de 1954, en el hospital de los franciscanos en Lisboa. Fue enterrado con una túnica franciscana.
Para aquellos que quieran todo el relato, opriman aquí.
Desde el año 1973 a la fecha es la primera guerra de Israel que la vivo en el exterior y a diferencia de la guerra de 1967 que me empujó a intentar llegar a Israel en el transcurso de la misma, esta me alegra mucho de encontrarme lejos.
Años que manifiesto mi oposición a los gobiernos de Israel, al cerco de Gaza y al dominio del pueblo palestino en general.
Denuncio que no quiere la paz y no desear pagar el precio (que solo sería ganancia para el pueblo o pueblos) y no importa la explicación que dan, el terror, el odio, el miedo o el mandato de Dios sobre la Tierra Prometida y sin embargo no encuentro ninguna razón para denominar nazi al gobierno de Israel.
Me apena la pobreza intelectual y la orfandad emotiva de todos aquellos que comentan, escriben y opinanque Israel o los judíos o lo que sea es igual o peor a Hitler o el nazismo.
El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona. (Aristóteles )
Estando en Barranquilla, un refugio de oro, me dedicare a escribir sobre el amor, siguiendo con el filósofo Aristóteles lo define según su teoría de ésta manera: “el fondo del amor es actividad, de manera que el amor nos hace felices, porque sabemos que amar es obrar. Así es mucho mejor amar que ser amado, hacer el bien que recibirlo.” Aristóteles ve en el Amor un lazo natural entre el marido y la mujer; el fundamento de la familia.
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