Fue el Día de los muertos, o el día de Halloween, cuando abrían la galería de arte del parque del Reloj. Abraham entro a leer un poco en la biblioteca, sobre las tradiciones mexicanas sobre la muerte. Se hizo de noche. Comenzó a pasear por el parque en busca de la muerte, en busca de espíritus que le dieran información. Entro en la galería a ver la exposición de arte: “Los muertos y el arte”.
En un cuadro había un altar con flores y velas blancas. En la galería había varios hombres y varias mujeres, observando, contemplando la muerte en las obras.
Era cerca de las siete de la noche cuando un espíritu sirvió una merienda con alimentos al gusto infantil: pan de muerto, atole, chocolate, tamales de dulce y frutas. Los difuntos disfrutaban del ensayo de una obra en un telón negro, como el infinito, y a las doce del día se escucharon las campanadas de la Iglesia de Polanco en la que estaba inscrito en un letrero “Ama y haz lo que quieras”, anunciando que las almas de los pecadores tenían que retornar al lugar de los muertos. En la galería, y en la obra de teatro, había tumbas hechas de cartón, pero que parecían reales. Abraham tomaba alcohol y sintió una presencia en su espalda, volteo y no había nadie.
Al poco rato eran las doce de la noche. El altar de los muertos incluía la comida que prefería el difunto, mole de guajolote, arroz, frijoles y las bebidas que gustaba tomar en vida, además de velas, imágenes del difunto y flores de cempasúchil.
Solo a las doce del día las campanas anunciaban que los difuntos se iban satisfechos. A esa hora en cada casa se servía la comida, consistente en arroz, mole, pollo, frijoles y alguna bebida. Después al atardecer, la familia se dirigía al campo santo y adornaba las tumbas con flores de colores y cirios; se iluminaba el panteón para que con las luces de las velas se alumbrase y diese el paso de las almas de los difuntos por el valle de tinieblas.
Los rezos, las luces vacilantes y el humo del copal propiciaban un ambiente mágico de reflexión y contacto espiritual con los difuntos.
La festividad constituía un puente de unión entre los vivos y muertos le había dicho el padre de la Iglesia. Abraham sintió un roce en su espíritu, sintió que un espíritu extraño entraba en su alma. Era el espíritu de una mujer.
-Pero usted era judío- dijo uno de los actores que representaba el papel de un sacerdote-, ustedes no deben creer en estas cosas.
-Lo checare en Google- dijo Abraham espumado.
Abraham había dado una conferencia en la Universidad Anáhuac sobre el motivo del Holocausto. Era el día del recuerdo del Holocausto.
-No debemos preguntarnos únicamente sobre un Holocausto o una matanza de millones. Ya Caín había asesinado a Abel, pero no comenzó allí la cosa, sino con el pecado en el paraíso, el pecado del primer hombre. Adán y Eva estaban destinados a la vida eterna, pero tras el pecado, tras comer del árbol del conocimiento, Dios los castigo con una vida física limitada, con la existencia de la muerte. De modo que porque esperar a que mueran miles o millones para preguntarnos sobre la muerte, sobre la tragedia, porque no preguntarnos sobre la esencia de la muerte misma, sobre su raíz.
La hija de Abraham y Sara, Primavera, había nacido, y era pequeña como un higo, pero entonces Abraham comenzó a preguntarse sobre la muerte, la tragedia, y a investigar sobre el árbol de la vida. No se contentó con una investigación académica acerca de la moda, sino que comenzó a perseguir a la muerte y a prometerse a sí mismo que eliminaría el mal absoluto sobre la Tierra y encontraría el árbol de la vida.
Desde hace algunas décadas y cada vez con mayor fuerza, se practicó en México la celebración del Halloween o noche de brujas, y Abraham se aparecía allí para investigar, alejándose cada vez más de su familia quienes aún lo venían a visitar al hospital.
En la noche los muertos salieron por la ciudad disfrazados de vampiros y brujas con las mejores modas, a pedir sus dulces, en casas vecinas y en las iglesias, representando la solicitud del espíritu del muerto de un techo para el invierno.
-No estaba buscando árboles, sino moda, estaban buscando la mejor moda. Entonces los espíritus me invadieron con ideas para un guion de cine.
-Así que espíritus hablaron contigo también sobre moda.
-Sí.
Decidió que solo muriendo el mismo podría comprender lo que había más allá de la muerte, más allá del túnel de luz, más allá de los límites prefijados por la moda y el estatus.
-Debo de detener a la muerte y al sufrimiento.
Esto lo costó un confinamiento, y perder la tutela de su hija Primavera quien fue criada en los brazos de Sara, mientras él estaba perdido en sus propios sufrimientos y en sus búsquedas ontológicas y oníricas en el laberinto de su cerebro para poder escribir su guion de cine.
-No puedo respirar!!! Ábranme!!!
Primavera creció con la mejor moda del mundo, y ya de grande decidió estudiar diseño de ropa, y ser parte de ese gran mundo de la moda y el esplendor, convertirse en diseñadora de moda.
Mientras Abraham estaba investigando la muerte en su confinamiento, hablando con espíritus, había investigado sus modas. Ellos también se vestían a la moda: Gucci, Chanel, Louis Vuitton, Armani, Versace, Dior, Valentino, Fendi, Marc Jacobs.
Los espíritus vestían los mejores trajes y vestidos, los mejores relojes de oro y pulseras de plata, collares y cadenas y legos con toda clase de piedras y fantasías, zapatos y calcetines dulces y cálidos, aunque nunca pudo ver sus calzones.
Inquirió sobre el árbol de la vida.
-Díganmelo! En donde se encuentra?
-Está prohibido- dijo Deli –el ángel-.
-Como poder detener a la muerte?
-Solamente si detienes tu propia muerte!- le dijo el espíritu carcajeándose de risa.-Escucha, ya, seriamente, experimentar el nacimiento de una hija puede ser traumático. Lo ha sido para ti. Te comprendo. Cierra tus ojos.
Abraham cerró los ojos, mientras que Sara le pedía que regresara.
Abraham viajo a Israel en un avión de El Al, un gran tiburón plateado donde viajaban tanto pasajeros judíos como gentiles de todo el mundo, santos y seculares juntos escuchando las canciones Israelís de paz y vistiendo las mejores modas. El llevaba puestos unos jerseys Guess, y una camiseta Polo azul cuando el Boeing aterrizo en el aeropuerto Ben Gurión haciendo sonar en los auriculares
canciones de paz y Haleluya. Inmediatamente fue a Jerusalem a estudiar la Cabalá, y a buscar la verdad.
-Escucha…estarás protegido siempre y cuando lleves la última moda. La moda protege a la Tierra- le dijo un espíritu riendo, burlándose.
Una vez en Ben Gurión, donde había las mejores tiendas, compro toda la ropa, las mejores firmas, y viajo en un taxi blanco a Jerusalem. Había allí una guerra, la guerra por la supervivencia. Por un lado la cara interior: la política y el dinero; por el otro lado, la lucha internacional por el derecho de ser reconocido como el hogar del pueblo judío. Caían misiles en todas partes.
-No, no, ya basta!!! El mundo judío no puede ser destruido nuevamente!!
Pronto Abraham sufrió de un ataque respiratorio y perdió la vida. No podía evitar la guerra.
Deli era un tipo de barba blanca y gafas redondas, gafas marca John Lennon, y un chaleco negro A&F. A pesar de usar barba y lentes, y una gorra judía en la cabeza, el tipo decía no ser religioso, sino un pasajero.
-Investigo la muerte, debemos cancelarla.
-Pero cómo?- pregunto Abraham quien ya había sufrido por ello.
-Yo te voy a ayudar. Tenemos para ello que ir en contra de la naturaleza y no temerle. Primero deberás ir de vuelta a Polanco, allí estarás protegido, allí te conseguiré un cuarto donde puedas vivir y agua sagrada para limpiarte. Estarás
protegido por la piedra blanca dorada de una tienda en Mazaryk. El asunto de la moda, es una mentira, un engaño, no te acerques más a la moda.
Abraham tuvo que engañar a las enfermeras, y les dijo que ya no perseguía a la muerte ni le interesaba morir, prefería la vida, y quería volver con su mujer y su hija.
-No tienes ninguna hija Abraham.
-Claro que sí, se llama Primavera, es hija de Sara y mía.
-Sara no existe, es una fantasía de tu mente. Tampoco tienes una hija.
-No, escúchenme déjenme ir, todo esto por querer escribir un estúpido guion de cine.
-Tu mente es un enredo, tienes que salir del laberinto de tu mente que tú mismo has creado para creer en ti mismo, para valorar tu vida.
-No, Sara y Primavera si existen, y Deli!
-No existe nadie llamado Deli.
Los médicos no le creyeron y lo drogaron con las nuevas drogas conseguidas mediante la sofisticación psiquiátrica. Solo meses después, lo dejaron salir del confinamiento. Abraham ya estaba completamente dopado de drogas e Internet. Lo que los psiquiatras no sabían es que la sala de Internet del ala del hospital estaba atestada de espíritus que venían a hablar con él, a consultarlo, a suplicarle que los resucitara, Abraham se convirtió en un doctor de espíritus que querían volver a la vida.
-La muerte es solo el principio del camino hijo, por ello tienes que buscar otros principios.
-Pensé que el camino es infinito.- dijo Abraham- pensé que existía el infinito.
-Así es, existe. La muerte es solo un espejismo. Para superarla es necesario superar los espejos.
-Que son los espejos?
-Oh! Ese es un tema muy profundo. Los espejos son la relatividad de la moda, hay que dejar de buscarse en la relatividad de los múltiples espejos llamado caleidoscopio.
-Y cómo hacerlo?
-Para ello hay que dejar de temer a la muerte, vivir el instante como el infinito. En Polanco tendrás que purificarte mediante el estudio de la Cabalá, solo así podrás volver al camino con tu mujer y tu hija, y encontrar tu espíritu de vuelta, volver a tu historia, encontrar el hilo de tu guion. Por lo pronto tus hilos se confundieron. Tienes que regresar!
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