-Luz. ¡Todo se refiere a la luz!- dijo Abraham.
-Piensa en la frase: “¡Dar a Luz”!- contestó Deli.
La luz azul había desaparecido por completo y Abraham nuevamente estaba sentado en un café frente al parque del Reloj.
-Eso es, yo estaba en un sueño místico, pero detrás de esta cortina hay explicaciones científicas.
-Por lo contrario la mística está atrapada en la ciencia. Lo importante no es el cómo, ni cuanto ni donde, sino el porqué.
-Todo esto es, la Luz, la sefirá de Keter, Corona, el mundo de Emanación, la Luz Primigenia, anterior a los signos. Hasta el mundo de Maljut, nuestro Mundo, que es el mundo de la Realeza. De la Alef a la Tav. De la luz a la tierra. Los Urim y los Tumim, lo que abre y lo que cierra, la apertura y la cerradura.
-¡Es un corazón entonces!- dijo Abraham.
-Así es, nos encontramos en el centro de un corazón de luz!- contesto Deli.
-Entonces- preguntó Abraham curioso- ¿por qué o para que existe el mundo?
-Esto deleita a Dios- dijo Deli- le da placer.
-¿Placer? ¿Nosotros sufrimos y el siente placer?
-Así es. Deberás volver a la Alef, un punto inicial del cosmos, una fuente de luz y el punto de luz original del cual crece toda la hierba y los árboles y se transforman en bosques. Imagina un punto de luz en el cielo, así como cuando cierras los ojos y enfocas el sol, y los vuelves a abrir, ves muchos puntos de luces de colores, chorros y formas. Ahora cierra los ojos. Esa es la Alef, esa luz. Esa es tu película, ese es tu guion: el origen.
-¿Y luego?
-Y luego uno no queda en ello, debe pasar por todas las sefirot y todas las letras, que son etapas, que son los procesos de la vida: el nacimiento, el crecimiento, la educación, la ceremonia, la rebeldía, el casamiento, la procreación, el dolor, el trabajo, el envejecimiento. Todo esto es el trabajo de cada uno de nosotros.
-¿Y yo en qué etapa estoy?
-¡Eso es lo que tienes que descubrir!
-Sara, ¡tengo que volver por Sara!
-Primero tienes que encontrar un trabajo que le dé sentido a tu vida.
-Pero que trabajo?
-Rabino, maestro, zapatero, barrendero, no importa, todos los trabajos son honrados, y todos te llevan a la luz infinita. ¡Tienes que alimentar a tu hija!
-¿La luz si es infinita?
-Sí, un punto de luz se convierte en una planta, y este en un árbol y este en un bosque y este en el infinito. Debes de comenzar con un punto de luz, retomar tu hilo.
Entonces hubo una disfunción matemática y Abraham apareció estudiando Tora en una casa de estudios en el centro de Polanco.
-¿Sabes en qué capitulo estamos?
-Me parece en el trece.
-Bien, el capítulo trece de tu novela.
-¿Y que tiene?
-¿Sabes lo que significa el trece?
-El trece es un numero de mala suerte, por ello no lo ponen en los elevadores.
-Nada de ello, el trece en la gramática y numerología hebrea significa “Ahava” “amor” y también significa “Ejad” “Uno”. El Uno es Dios. Escucha Oh Israel, nuestro Dios es Uno. Cada vez que vuelves al Uno vuelves al vientre, a la esencia, a la fuente donde has sido Creado, al infinito. ¡Ahora… vuelve a Sara y a Primavera!
-Pero si yo estoy escribiendo un guion de cine, para producir y dirigir una película, para mantener a mi familia, a Sara y a Primavera, para ganar dinero.
-¿En verdad? Si las hubieras deseado mantener no pensarías en hacer películas, sino en ir a vender algo, cosas pequeñas, o en limpiar mesas en un restaurante. Pero escribir un guion, hacer una película, eso es diferente, eso equivale a buscar a Dios, buscar a Dios entre los rediles de las persianas, entre los haces de la oscuridad.
-¿A Dios? Yo pensaba escribir un guion sobre moda.
-Sí, pero luego comenzaste a preguntar sobre la esencia y sobre la existencia de la muerte, y el árbol de la vida y esas cosas, has vuelto a la Tora que es una nave espacial infinita, un matrix. Es decir que, tu mente no se satisface con la moda y los buenos moldes sociales.
-¿Entonces?
-Las olas no tienen fin.
-¡Quiero regresar!
-Todo es posible.
Abraham comenzó a trabajar vendiendo telas en el centro, y así volvió a su mujer e hija, Sara y Primavera.
F I N
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