Mientras viajaban por el desierto, David pensaba en el Desierto del Sinaí, sonreía, soñaba en ensueños imposibles, mientras que Abraham se sentía como el personaje de “La Metamorfosis” de Kafka pensando en emociones turbias y profundas. No había justificación para haber caído en ello con David, y sin embargo, David pensaba que sí lo era.
El problema, según David, no era la ropa, ni las marcas, ni las firmas, ni las hechuras o las costuras ni os acabados ni las telas, sino… las almas… lo que estaban escrito en las almas.
Abraham pensaba que iban a una gran aventura a rescatar el mundo, pero David sabia la verdad, Abraham, enamorado, no podía existir, se resistía a existir, a funcionar, a vivir en paz.
Por eso tuvo que arrastrarlo a esta gran aventura. Desde el Holocausto hasta la búsqueda de la Redención.
Esto podría ser así poéticamente, pero entonces supieron la verdad, los extraterrestres, los “Elohim”, habían intervenido en La Tierra, Eritrea, Terra, Or HaTorah, desde hace miles o millones de años.
El sincretismo de los Sabios, formulas sintéticas, dejaron de ser discretas, y había turbulencia y dolor en las almas de los que amaban, de los piadosos, de los compasivos, de los enamorados, estaban llenas de dolor.
Por ello habían inventado un mundo de juegos, juguetes, inventos, artificios, colores, diseños, emprendimientos, startups, formas arquitectónicas y volúmenes de ideas, ropa, ropa, ropa.
¿Era la ropa como decían viejos Cabalistas, la señal de la travesura, la traición, la infidelidad?
De ser así… ¿Infidelidad a Que o a quien?…
A la mujer, al marido, a los hijos, a los ancestros, al sol, a la luna, o…
¿A la desnudez?
¿No se había apoderado el pudor de la vergüenza y la vergüenza del pudor?
Abraham comenzó a tomar notas y hacer comentarios, mientras David, su Maestro, lo miraba a los ojos como una flama de luz, esperanza, olvido de las guerras, las batallas, los problemas, los miedos, los temores, las cargas, las vidas pasadas.
¡Olvida! ¡Olvidalo todo!
¡Tu no Existes!
Frase maestra.
Lejos de calmarlo, se abrieron todas las heridas y los torrentes, las fuentes y las dudas.
Dolor, ocaso, amor.
Tras investigación previa fueron a una celda con otros presos. David miro a Abraham con tristeza y un profundo dolor, que sentía de esta relación entre tres puntos, una cuerda de tres puntos, comprendiéndolo, Abraham había venido al mundo a sufrir, y por ello David decidir que lo quería ayudar y su forma de ayudarlo era estar con el.
En los últimos tempos todo había estado bien con Sara y Java, pero… Pero no funcionaba a nivel profesional. Su vida económica y profesional, atistica y carrerista eran un desastre.
¿Te acuerdas de la historia de los fantasmas usando ropa de moda?
-Tómalo con calma- dijo David- Piénsalo como si estuviéramos en una película, y quizás te revelare algunos secretos y llegaremos o iremos directo a un final feliz.
En cambio Abraham, pensaba que su relación con David era como una erupcion.
Una hipnosis.
David le había pedido desde tiempos atrás que escribiera todo por lo que pasaba en su mente en la vida en un diario.
Cuando era niño había caído en un lago casi ahogándose, siendo rescatado por el chofer de una abuela materna. Era parecido. Sentir que se estaba ahogando. Cuando su padre lo iba a vender teatralmente a un pirata en la playa. Cuando le tomaron una foto en traje de baño tras orinarse en el traje dejando una mancha húmeda plasmada en la fotografía en blanco y negro. Cuando iban al boliche y comían hamburguesas y papas a la francesa con refresco y sentían que la pista hablaba de paz. Cuando iba de niño a organizaciones sionistas en la Ciudad de México, en la vieja escuela de Progreso 23 en la Colonia Florida, donde jugaban futbol en canchas de cemento, baseball, futbol americano, majanaim, y otros deportes. Cuando se escapaba de clases, incluso de la clase de educación física donde hacían estiramientos de cuerpo y luego cantaban el himno nacional.
Había sido tan bella la época de la escuela, la época de la infancia.
-Dejaste de ser un niño- le decía Sara.
-¡Nunca!- contestaba tierno.
Había plantado un arbolito en uno de los jardines traseros al edificio de secundaria. Pero en la medida que crecía, su amor por la naturaleza iba siendo sustituido por una atracción secreta y prohibida hacia las mujeres. Hasta que conocía una especial. No era Sara.
Estaba enamorado de una niña de la clase llamada X, una chica rubia de ojos azules y tez de poema. Como un sol con manchas de chocolate y leche. La amaba secretamente, y no podía decírselo. En una ocasión le había enviado un dibujo con una pregunta: “Deseas ser mi novia?” “Si estás de acuerdo subraya el SI, si no estás de acuerdo subraya el NO”. Jamas debió usado la palabra NO.
Coloco la hoja con el dibujo y su pregunta opcional en el morral de ella, pero olvido un detalle, firmar con su nombre. De modo que ella nunca se había enterado que él había hecho esa declaración, y de haberlo sabido, quizás su destino habría cambiado y habría sido otro.
Muchos años después cnocia a la mujer de su vida y se lo dijo.
A los días siguientes X acepto la declaración de otro chico, y para él fue como el fin del mundo.
Allí comenzó verdaderamente el fin de su mundo, y comenzó a divagar en sus pensamientos y enajenación de la vida, navegando en el sinsentido y la locura de la mente; entonces decidió que deseaba ser actor, actor para huir, para dejar de ser una sola cosa, un solo ser puntualizado y doliente, para dejar de ser lo que otros deseaban que el fuera.
Acatar el destino… ¡que risa!
Nunca más se volvió a enamorar en la escuela, aunque tuvo experiencias sexuales, como cuando se formo detrás de X rozándole sus piernas, o como cuando por error coloco sus dedos en el sexo de X mientras iba caminando, o cuando una X le pidió colocar su mano en su vientre, y el por sus movimientos mecánicos fallidos, la coloco en los pechos.
O cuando se colocaba agachado recargándose en el escritorio de sus maestras, como con la maestra de Anatomía, colocando sus palmas de tal forma en el borde que rozaran los pechos de la maestra cuando se recargaban en el escritorio. Y así sus atracciones y pasiones obscuras seguían y seguían hasta disolverse en la consciencia de lo prohibido. Mas era un chico bueno, no como un chico que se masturbara, fumara o hablara de drogas, más bien era suave y estable, un pan dulce, silencioso, delicioso y curioso, y no atolondrado y siniestro.
David lo observaba mientras que Abraham pensaba.
En una ocasión, el y su mejor amigo invitaron a unas niñas de la escuela a ir al cine, pero no sintiéndose atraído por ellas, concluyo que era una pérdida de tiempo, aunque la película había sido bastante buena. Fue así, como las películas se volvieron más atractivas que las mujeres, menos riesgosas y dolorosas, y vio en ellas el potencial verdadero de su vida, verdaderas amigas.
Películas picosas y juveniles como “Barquillo de Limón”, “Colegio de Animales”, “Porky´s”, y muchas otras películas francesas y griegas en cines de arte ocultos en el centro de la ciudad, cuya salas el perseguía como a la pornografia.
En aquella ocasión habían ido a ver una película griega “Almohada para tres”, una tierna comedia romántica y lúdica. Desde entonces iba solo a ver películas románticas en un cine de la colonia, el Bella Época, o el Gloria, o Las Américas, donde cambiaban de película cada día o semana, y a veces a diario, e incluso a veces había un menú de varias películas diarias por lo que había que aprovechar las ofertas y entrar a todas volviéndose un verdadero cinéfilo olvidándose de la vida para siempre.
Las Mujeres son el tiempo, el movimiento, como el fuego.
Todo lo que tocan lo cambian.
El cine se había convertido en su verdadero amante. Hasta salir un libro “El amante del cine”. Casi siempre iba solo hasta que se acostumbro a estar solo, volviéndose un huraño de su propia vida y huyendo del trabajo serio a toda costa y de las múltiples relaciones sociales.
¡Un filosofo!
Esto había sido una revelación, porque en la preparatoria entro en el área de humanidades y se apunto en el taller de teatro donde conoció a Sara, una diva oculta e imposible parecida a Brook Shields por lo que se enamoro verdadera y perdidamente, y prometió nunca jamás decirle nada a nadie de sus comportamientos previos opuestos a la Península Arabiga de la religion.
-Al final te voy a explicar todo- dijo David suavemente- Ahora… guarda silencio y cierra tus ojos…-.
Shhhhhhh……hhhhhhhhhhhhhhh….
La Casa del Emprendimiento
Abraham Nissan
CEO
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