l prestigioso Premio Pulitzer, símbolo de reconocimiento al periodismo que defiende la verdad y la dignidad humana, ha quedado manchado tras ser otorgado al poeta palestino Mosab Abu Toha, una decisión que muchos consideran un error histórico con profundas implicaciones morales.
¿La razón?
Premiar a alguien que ha negado atrocidades documentadas y minimizado el dolor de las víctimas no solo daña la credibilidad del galardón, sino que también hiere a quienes han sufrido directamente el terrorismo.
Emily Damari, ex rehén de Hamas y una de las voces más críticas, lo acusa de ser el “equivalente moderno de un negacionista del Holocausto”. Damari, quien padeció más de 500 días en cautiverio, denuncia que Abu Toha no solo cuestionó su secuestro, sino también negó los asesinatos de la familia Bibas y otros actos documentados de Hamas.
Esta premiación ha generado un fuerte debate sobre la ética de reconocer a quien intenta reescribir la realidad en detrimento de las víctimas.
Abu Toha, reconocido por sus ensayos sobre la guerra de Gaza publicados en The New Yorker, ha sido señalado por Damari y otros críticos por sus publicaciones en redes sociales que cuestionan el estatus de rehenes a las mujeres israelíes secuestradas en 2023, así como por negar el asesinato de la familia Bibas a manos de Hamas.
Damari, quien fue liberada durante un cese al fuego a principios de año, expresó su “dolor y sorpresa” al enterarse del galardón.
En una carta abierta dirigida a la junta del Pulitzer, publicada en redes sociales, declaró: “No son juegos de palabras: son negaciones rotundas de atrocidades documentadas”.
En su carta, Damari no solo expone el sufrimiento vivido en cautiverio, sino también la profunda decepción ante el reconocimiento a quien, en su opinión, trivializa el dolor de las víctimas.
El poeta, ha defendido sus declaraciones argumentando que sus textos reflejan su perspectiva personal sobre el conflicto y su experiencia bajo el bombardeo. No obstante, sus palabras siguen siendo vistas como una negación de los hechos por parte de aquellos que sufrieron directamente los ataques terroristas.
La polémica está lejos de apagarse, y la decisión del jurado del Pulitzer ha abierto un debate sobre los límites de la libertad de expresión en el periodismo cuando esta puede convertirse en negación de atrocidades históricas.
¿Debe el arte poético tener carta blanca cuando se convierte en una plataforma que minimiza el dolor de las víctimas? La pregunta queda abierta, mientras el mundo observa cómo el prestigio de uno de los galardones más importantes del periodismo se ve ensombrecido por esta controversia.
Esta es la carta de Emily al jurado
Estimados miembros de Pulitzer Prizes,
Me llamo Emily Damari. Estuve secuestrada en Gaza durante más de 500 días.
La mañana del 7 de octubre estaba en mi pequeño apartamento en el kibutz Kfar Aza cuando terroristas de Hamás irrumpieron, me dispararon y me arrastraron a través de la frontera hacia Gaza.
Fui una de los 251 hombres, mujeres, niños y ancianos secuestrados ese día de sus camas, hogares y de un festival de música.
Durante casi 500 días viví aterrorizada. Sufrí hambre, abusos y me trataron como si no fuera humana.
Vi sufrir a mis amigos. Vi cómo se apagaba la esperanza. E incluso ahora, tras regresar a casa, llevo esa oscuridad conmigo, porque mis mejores amigos, Gali y Ziv Berman, siguen retenidos en los túneles del terror de Hamás.
Entonces imaginen mi sorpresa y dolor cuando vi que le otorgaron un Premio Pulitzer a Mosab Abu Toha.
Este es un hombre que, en enero, cuestionó la mera realidad de mi secuestro. Publicó sobre mí en Facebook y preguntó: “¿Cómo es posible que a esta chica la llamen rehén?”. Ha negado el asesinato de la familia Bibas. Ha cuestionado si Agam Berger estaba realmente secuestrada. No son juegos de palabras, sino negaciones rotundas de atrocidades documentadas.
Afirman honrar el periodismo que defiende la verdad, la democracia y la dignidad humana. Y, sin embargo, han optado por alzar una voz que niega la verdad, borra a las víctimas y profana la memoria de los asesinados.
¿No ven lo que esto significa? Mosab Abu Toha no es un escritor valiente. Es el equivalente moderno de un negacionista del Holocausto. Y al honrarlo, se han unido a él en la sombra de la negación.
No es una cuestión política. Es una cuestión de humanidad. Y hoy, ustedes le han fallado.”
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