En este caso es distinto porque más allá de las típicas promesas de campaña y la ilusión que se ha creado en el pueblo debido a los modos con que fueron planteadas las propuestas en estilos populistas, en este caso influye el hartazgo social. No olvidemos que nadie votó por AMLO por él en sí, sino como consecuencia del frenado a un pasado trágico. En dicho punto, todos estamos de acuerdo.
Ahora que hay un presidente electo de estilo renovado, que aparenta ser alguien en contra de todo régimen anterior, que ha apoyado verbalmente a la sociedad, que da la apariencia de no pertenecer a las clases políticas y sociales que han predominado en el poder y el trono de México desde mucho antes del porfiriato, alguien que transtornó la evolución que no puede llamarse marxista ni imperialista, alguien que ha pateado para el mismo lado del pueblo en sus decires, alguien en quien el mismo pueblo ha depositado toda su confianza, alguien que fue elegido por la mayoría de la población (aproximadamente el 56% de los sufragios que fueron un 70% del padrón nacional), alguien que tiene menos de 3 años de haber fundado un partido y ha renunciado al anterior dejándolo en el hundimiento total sin lugar en el Congreso ni siquiera para una minoría, alguien que ha demostrado con cambios de personalidad, pasando del “cállate chachalacas” y “al diablo con las instituciones” que esa es la manera de mandar a la lona al rival más fuerte, a alguien así sí hay que exigirle en demasía. Y no por maldad, sino porque él mismo así lo ha afirmado. Nos ha hecho creer que todo se puede “acabando con la corrupción desde el primer día de su mandato”. Sí, a alguien así hay que exigirle.
Además, lo votamos porque entendimos que él quiere y desea hacer lo que la gente necesita. Y para que sepa nuestras necesidades debemos darlas a conocer. Él dijo conocerlas y por eso fue elegido. Sabemos de su trayectoria muy corta como funcionario y muy larga en campaña, ahora queremos verlo chambear.
Así que: AMLO, ponte a trabajar. Te lo exijo porque para eso te pago. Eres nuestro empleado. Y como cualquier empleado, el que no trabaja no sirve y que se vaya.
Cero tolerancia. Nunca vimos tu currículum y solamente confiamos en tu palabra. Así que más vale que cumplas o te sacamos a patadas.
Vamos, a trabajar, carbrón.
Y si antes no se exigía tanto fue por la represión a machetazos como lo hemos vivido en el 68 en Tlatelolco. Hoy se exigen muchas tonterías como el aborto y el derecho matrimonial a los gays… ¿No vamos a exigir que un presidente trabaje?
Vamos, dejémonos de estupideces. Y si estamos como estamos es justamente por no exigir.
Vamos a un supermercado y vemos 30 cajas y 7 abiertas y nadie exige nada.
Basta de hacernos tontos y creer que eso es ser buenos. El fútbol también es así. Es un deporte para quitar la pelota y no para pedirla con permiso. Basta, MIL VECES BASTA. EXIGIR ES LO CORRECTO Y MÁS CUANDO ESTÁS PAGANDO PARA QUE TU CHACHALACAS TRABAJE, Y MÁS CUANDO LO ACEPTASTE SIN SIQUIERA UN CV.