Estimado lector, si has notado que la memoria ya no te es fiel, probablemente la vejez se está instalando en ti, tú puedes evitarlo.
Te presento una nueva ciencia: la Audio-Psico-Fonología, de Alfred Tomatis otorrinolaringólogo de origen francés. Esta ciencia estudia la relación entre el oído y la voz, es decir, entre la escucha, el lenguaje y la comunicación. Por ser hijo de cantantes, Dr. Tomatis logró observar que, cuando los cantantes tenían distorsiones auditivas en determinadas frecuencias, no podían controlar la emisión vocal de las mismas. Descubrió que la voz y el oído forman parte de un mismo circuito, por lo que un cambio en uno supondrá una respuesta en el otro.
l oído es el primer sentido que desarrollamos completamente en la fase embrionaria. Reeducando nuestra forma de escuchar, podremos mejorar nuestro aprendizaje, de hecho, este método ha ayudado a superar problemas infantiles como la dislexia, el déficit de atención o las dificultades motoras.
Es fundamental diferenciar las acciones de oír y escuchar: “Oír es una acción pasiva que se ubica dentro del territorio de la sensación, mientras que escuchar es un proceso activo que se ubica dentro del territorio de la percepción. Los dos son totalmente diferentes. Oír es esencialmente pasivo; escuchar requiere adaptación voluntaria. Cuando el oír da paso a escuchar, la conciencia aumenta, la voluntad se activa, y todos los aspectos de nuestro ser se involucran al mismo tiempo. La concentración y la memoria, nuestra inmensa memoria, son testimonios de nuestra habilidad de escuchar”. (Tomatis, 1987).
Un oído que trabaja bien durante la vida activa y que cuando llega la jubilación deja de hacer esfuerzos para escuchar, va a perder sus capacidades. Esto ocurre porque la escucha depende de dos músculos que se encuentran en el oído medio y que, como todo músculo, cuando dejan de ejercitarse pierden su tonicidad y se atrofian. El Oído Electrónico y la música de Mozart ofrecen la posibilidad de reeducar esos músculos despertando el deseo de comunicar y entregando un considerable aporte energético al cerebro.
El entrenamiento se logra a través de la estimulación sonora, por medio de un aparato electrónico especialmente diseñado para ejercitar la función de escucha, denominado “oído electrónico”, que se emplea en sesiones de unos 30 minutos. El objetivo de música filtrada es corregir las conexiones sensorio-neuronales inmaduras o que no se han desarrollado correctamente. Los sonidos estimulan las vías sensorio-neuronales desde el oído hasta la corteza cerebral.
A los pocos días de comenzar el tratamiento, el oído vuelve a entregar energía al cerebro, esta carga energética se traduce en bienestar y aumento de la vitalidad, lo cual tiende a disminuir el cansancio y los malestares psicosomáticos propios de la edad asociados a estados depresivos. Comienza a instalarse una actitud mental más positiva y optimista fortaleciendo al sistema inmunológico. La modificación de la manera de escuchar permite romper el circulo vicioso vejez-cansancio-dolor-depresión-soledad, la piel se pone lozana, la postura se vuelve más erguida, en fin, podemos decir que tu cuerpo y tu cerebro han rejuvenecido, lifting general a la Alfred Tomatis.
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