¿Puede el futuro afectar al presente?

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Niels Bohr: “La predicción es muy difícil, especialmente si es acerca del futuro”.

El presidente ruso Vladimir Putin afirmó en su conferencia de prensa del final de año el 23 de diciembre que aunque la mayoría de encuestas norteamericanas predecían una victoria de Hillary Clinton, solo los rusos “sabían” que Donald Trump iba a ser elegido presidente.

¿Cómo lo sabían los rusos? ¿Cómo estaba tan seguro Putin si no tenía ningún modo de alterar el proceso de voto? ¿Algún vidente personal se lo susurró al oído? ¿Ha vuelto de entre los muertos Grigori Rasputin? ¿No se suponía que los videntes simplemente adivinan el futuro según patrones que tienden a repetirse en los asuntos humanos o en la naturaleza?


Ver realmente el futuro, y no adivinarlo simplemente, conllevaría invertir el tiempo. Cuando vemos un objeto o un acontecimiento, no aparecen rayos de luz de nuestros ojos como la visión de rayos x de Superman. La luz se origina en los objetos y se registra en nuestras retinas. Esto inicia una cascada de sucesos químicos y eléctricos que nuestro cerebro interpreta como vista.

Si una señal se originara en el futuro y evitara nuestras retinas pero se registrara en nuestros cerebros, ¿podríamos nosotros, de alguna forma psíquica, conocer el futuro? De algún modo, el futuro tendría que volver y reorganizar las moléculas del cerebro de una persona para que ella conociera realmente el futuro.

¡Si tan solo un futuro maravilloso pudiera afectar al presente! Si el futuro puede determinar el pasado, entonces ojalá un futuro hermoso volviera y al menos creara un presente maravilloso, porque ya hemos visto el pasado y no ha sido muy bueno.

La flecha del tiempo se revela a través de la entropía y la Segunda Ley de la Termodinámica debido a la interacción de las partículas entre sí. Las partículas parecen “registrar” de algún modo la presencia de otras partículas y bloquearse en su dirección temporal.

A menudo se dice que la física es reversible en cuanto al tiempo al tratar con partículas elementales. Según una disquisición teórica en física cuántica del físico israelí Yakir Aharonov, el futuro podría ser capaz de afectar al pasado. Según los investigadores, las normas del mundo cuántico podrían conspirar debido a la no localidad y al entrelazamiento para preservar la causalidad ocultando la influencia de elecciones futuras hasta que no se hayan tomado esas elecciones. Supuestamente, la elección de una medición de un experimentador puede afectar a los estados en que estaban las partículas en un momento anterior.

Los experimentos del físico Kater Murch con el qubit apoyaron las conclusiones de Aharonov. Veremos si los experimentos futuros hacen lo mismo.

El experimento BaBar en el Laboratorio Nacional de Aceleradores SLAC de California confirmó que algunos procesos de partículas tienen una dirección en el tiempo preferida. Así que hay alguna evidencia de la asimetría del tiempo incluso para partículas subatómicas.

Yo siempre he sospechado de los estudios paranormales que buscan explicar habilidades proféticas fuera de las leyes conocidas de la física. Por ejemplo, algunos estudios aseguran haber registrado cambios específicos en la actividad cerebral, el ritmo cardiaco y la dilatación de la pupila de uno a diez segundos antes de un suceso como evidencia de que el suceso fue previsto de algún modo antes de un aporte sensorial. Este llamado resultado de “presentimiento” parecía indicar que nuestros cuerpos pueden sentir subconscientemente el futuro incluso sin indicaciones sensoriales. Es asombroso si es cierto, pero muchos científicos siguen siendo escépticos y esperan más estudios.

Yo realicé un experimento personal interesante hace dos o tres décadas. Tomé una moneda, cerré los ojos y esperé hasta que apareció en mi imaginación una imagen clara de cara o cruz. Entonces tiré la moneda al aire. Había decidido que repetiría este proceso exactamente 5 veces. Para mi horror, acerté las 5 veces. Me asustó tanto que tiré la moneda lejos y me fui. Tenía una oportunidad del 50% de acertar en cada tirada, pero las probabilidades hacían altamente difícil que acertara 5 veces seguidas. No se lo dije a nadie excepto a mi esposa.

En los años siguientes me he preguntado a veces: “¿Tenía miedo de las implicaciones de los resultados de mi experimento o temía que no hubiera acertado en la sexta tirada?”. No estoy seguro de la respuesta. Es suficiente con decir que nunca he repetido el experimento.

Como decía a menudo Carl Sagan: “Las afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias”. Admito que no he descubierto todas las leyes de la naturaleza. La mecánica cuántica muestra fenómenos que no entendemos todavía. Como expresó tan poéticamente John Archibald Wheeler, vivimos en una isla rodeada por un mar infinito de ignorancia, y al mismo tiempo que crece nuestra isla de conocimientos, igual lo hace el litoral de nuestra ignorancia.

En nuestro mundo diario, el pasado siempre precede al futuro. Y sin embargo, ¿qué es posible al tratar con lo infinito? ¿Pueden la causa y efecto funcionar realmente hacia atrás en el tiempo? ¿Puede el futuro ir atrás y determinar el pasado? ¿Podrían los acontecimientos futuros reorganizar retroactivamente las moléculas físicas de nuestros cerebros para que pudiéramos saber cuál sería el futuro?  Las respuestas parecen obvias en nuestro mundo diario.

Imagine un mundo en el que el tiempo fluyera en dirección opuesta. Naceríamos de las tumbas y nos haríamos fuertes progresivamente y con un aspecto más juvenil hasta terminar nuestras vidas dentro de una mujer separándonos en gametos masculinos y femeninos. En cualquier dirección temporal nuestras vidas también finalizarían. En un mundo con el tiempo invertido, los seres no pensarían que nada fuera inusual. El tiempo parecería fluir suavemente hacia el futuro aunque la secuencia de eventos sería justo la contraria a la de nuestro mundo.

Quizá tengamos que conformarnos con la forma en que las leyes de la naturaleza nos hicieron a nosotros y a nuestro mundo. Comenzar la vida dentro de mi cálida y acogedora madre en lugar del frío suelo parece más agradable.

Yo he disfrutado de una vida fructífera. Conseguir una gran riqueza por tener la capacidad de ver el futuro podría hacer que me comportara como Donald J. Trump o como Vladimir Putin. Así que me parece bien la dirección del tiempo de nuestro mundo, al menos por ahora.

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Enlace al artículo en inglés: http://blogs.timesofisrael.com/can-the-future-affect-the-present/

Puede escribir a Yoeli Kaufman a [email protected]

Acerca de Yoeli Kaufman

Yoeli Kaufman obtuvo su licenciatura en Lenguajes y Culturas de Oriente Próximo y después trabajó como analista y traductor de árabe para la Inteligencia del Ejército de EE. UU. Realizó un Máster en Administración Educativa en Temple University de Filadelfia. Eli escribe ahora con regularidad para el Diario Judío México, el Jerusalem Post, y el Times of Israel.

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