El espíritu de la meditación es: estar presente. La meditación es una aventura, la más grande aventura que pueda emprender la mente humana; es simplemente SER, no haciendo nada: ninguna acción, ningún pensamiento, ninguna emoción. Tú simplemente ERES y eso es un deleite absoluto.
¿De dónde viene ese deleite cuando no estás haciendo nada? Viene de todas o de ninguna parte. No es causado, porque la existencia, el SER, está hecha de eso que se llama gozo. Cuando tú no estás haciendo absolutamente nada, ni corporal ni mentalmente, en ningún nivel, cuando toda la actividad ha cesado y tú simplemente ERES, eso es meditación. No puedes hacerla, no puedes practicarla: sólo tienes que entenderla.
Cuando tengas tiempo de solamente SER, suelta todo el hacer. Pensar también es hacer, concentración o contemplación también es hacer. Aunque sea que por sólo un momento no haces nada y estás en tu CENTRO, totalmente relajado: eso es meditación. Tan pronto encuentres ese “arte”, puedes permanecer en ese estado todo el tiempo que quieras. Es más, puedes permanecer en ese estado las 24 horas del día.
Una vez que te has dado cuenta de la manera de que tu SER puede permanecer sin disturbio alguno, poco a poco puedes empezar a hacer cosas, siempre consciente de que tu SER permanece inalterado. Esta es precisamente la segunda parte de la meditación, aprender simplemente a SER y ESTAR y luego a hacer acciones sencillas (como las que se ejecutan automáticamente) como tomarse un baño, limpiar el piso, etc. Manteniéndote en tu CENTRO, es decir, en tu SER. Más tarde, podrás intentar hacer cosas más complicadas como: manejar tu coche hacia un lugar rutinario, caminar por las calles. etc.
Así que, la meditación no va contra la acción. No se trata de que debas escapar de la vida. Simplemente aprendes a vivir otra forma de vida: tú te conviertes en el centro de tu mundo, del mundo.
Tu vida continúa habiendo descubierto el secreto de la meditación, y ahora te conviertes en el observador. El HACER continúa su trayectoria, a su propio nivel, sin problemas. Podrás hacer labores grandes o pequeñas. Lo único NO PERMITIDO es que pierdas tu centro.
Hay sólo un paso: es de dirección, de dimensión. Podemos enfocarnos hacia fuera o cerrar los ojos al afuera y poner toda nuestra conciencia centrada adentro. Y tú sabrás, porque tú YA ERES claridad de consciencia. Nunca la has perdido; simplemente que se ha enredado en mil cosas sin que te dieras cuenta.
Continuará…
P.D. Sugiero que un guía en meditación te instruya para lograr tus metas sobre este estado de relajación.
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