En una ocasión dijo Rab Israel Kanievsky, el Staipeler:
Hace muchos años, en los pueblos pequeños se vivía en una pobreza extrema; por eso la gente se acostumbraba a no tener todo lo que querían.
Los niños llegaban de la escuela y muchas veces no había comida en casa. Entonces aprendían a vivir con hambre. Y cuando sí comían, por supuesto que era algo muy sencillo y poco; una fruta era mucho para un niño y tener ropa nueva era todavía más complicado.
La pobreza y esas carencias ayudaban a educar a los niños para su bien. Cuando estos niños crecían y no podían conseguir lo que querían, no se deprimían ni hacían corajes, ya que estaban acostumbrados a no tener todo lo que deseaban.
Pero hoy estamos viviendo una bonanza por la que todo lo que los niños quieren se los damos: comida sin límites, las mejores ropas, etcétera.
Saludos.
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