¿Qué son cincuenta años?

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Me hago esta pregunta: ¿Qué son cincuenta años?

Israel, como Estado, cuenta ya sesenta y tres. Mi padre (Z”L) inscribió a la familia en el C.D.I. sesenta años atrás. Mi primer día en la U.N.A.M fue hace cincuenta y cinco años.

¿Querrá decir esto que ya estoy viejo? Bueno, todo es relativo. Alguien me dijo que la edad no era cuestión cronológica, sino de actitud. Probablemente tenía razón porque además, a decir verdad, cuando escucho a mis contemporáneos quejarse de sus dolencias y hago un inventario de lo mío, me doy cuenta que D-os ha sido muy bueno conmigo sin pedirle, pero con la seguridad de que me cuida.


Pero ¿por qué “cincuenta años”? Porque es la edad que cumplió mi hija Miriam, la mayor de los cuatro.

Es natural que el corazón se reblandezca, a pesar de la distancia, de vivir en la agresión del medio y la angustia diarias.

El día en que en ese hospital de la colonia Roma, envuelto en mi ignorante juventud, presencié cómo venía al mundo un nuevo ser, mío, exclusivo, singular; las enfermeras, sus sonrisas burlonas y su sarcasmo; el médico, con su violenta irresponsabilidad que tanto dañó a la madre de mi hija; la escasez de dinero… En fin, la mente no me permite recordarlo todo.

Envuelta en una pequeña cobija rosa, la llevé entre mis brazos a la casa. Sus hermosos ojos (¿grises, azules?) me miraron al llegar. En una fracción de tiempo comencé a entender que había un nuevo ser y que era mío.

¡Qué confusión! Hoy, después de cincuenta años, me doy cuenta que a lo largo de este medio siglo, la Vida – llámenla como quieran – me ha llevado de la mano, permitiéndome equivocarme pero dándome toda clase de oportunidades, algunas de las cuales llegaron a puerto feliz, pero en otras, como decimos en mi México ¡qué “regadas” pegué!

Sí, ya sé que he dicho que la vida es como manejar un auto: ver por el parabrisas, para adelante, y sólo de vez en cuando echar una mirada casual al retrovisor, pero por el momento se me vienen encima los recuerdos.

¿Cómo se da cuenta un padre, siendo un jovenzuelo, del carácter y los sentimientos de un@ hij@? ¿Saben cómo? Cantando. Sin proponérmelo, empecé canturreando “La Burrita”. La chiquilla me seguía y terminaba las frases. En esos momentos me sentí líder, conductor, influyente. Nada lo igualaba.

¿Y qué decir del día inicial de escuela? Sus grandes ojos, arrasados por las lágrimas, me hicieron sentir como un villano que abandona a su criatura, huyendo de las responsabilidades, dejándoselas a otros, su figurita frágil alejándose de mí.

Al escribir esto me pregunto qué fue de los añitos siguientes en la vida de Miriam y como siempre, la mente me juega trucos. Sí, ya recuerdo. Inestabilidad, ingresos magros, saltos de “chambas”. Hoy los juzgo como al sonido de un piano en un acorde largo, sincopado, desacompasado.

Luego vino la decisión de hacer “aliyah”. Ella no tenía siquiera diez años de edad. Lo más importante del cargamento eran sus pequeños juguetes y muñecas. Ajustarse a su pequeña nueva vida fue – aparentemente – sencillo. Los chiquillos hacen amigos con facilidad.

Gracias a unos queridos parientes pudo ingresar a Ruppin, institución notable por su alto nivel.

Si algo grato recuerdo son los viajes al este de Israel. En nuestro destartalado VW ” de color Gayosso” como le llamaban mis muchachitas, cada vez que mi trabajo lo permitía, íbamos a los poblados árabes. Eso sí era novedoso y diferente para todos, pero muy divertido. Yom HaKippurim 1973 lo cambió todo, incluyendo la infancia de mis hijos.

El amor por Israel llegó solo. Sin proposición ni ayuda. Así y de pronto me di cuenta que era más fácil comunicarme con mis hijos en hebreo, como lo hacían entre ellos. Lo único que me faltó fue el acento. A ellos no.

Luego de voltear la mirada al pasado – por excepción –, hoy veo a Miriam, casada y con tres hijos, próxima a ser abuela – quizás -, viviendo en plenitud, siendo productiva e importante en Israel, y estoy cierto que ese era su destino, que tuvo la fuerza de decisión y la entereza para sostener sus principios e ilusiones.

Nada es “para siempre”, pero cincuenta años son para tomarse en cuenta, sobre todo si los has vivido y si esa vivencia te ha dejado algo bueno, útil, sensible. ¿Dónde acomodaré mis recuerdos? Sí, ya escuché que estoy viejo, pero no, no hay tal. Dices que la memoria larga se magnifica mientras la corta no te permite recordar lo que desayunaste ayer, pero qué importa lo de ayer si lo que me sostiene es el recuerdo de Miriam y sus hermanos junto al futuro, el espacio donde todos vamos a vivir.

Acerca de Salomón Lewy

Nacido el 30 de Enero 30, 1939, se considera oriundo de Orizaba, Veracruz, donde residía su familia y fue llevado a los tres días de nacido.Su Creación Literaria abarca grandes reconocimientos como: Primer Lugar en los Certámenes XVIII y XIX del C.D.I., Mención Honorífica en el Certamen XX del CDI.Dentro de sus publicaciones podemos encontrar: MI AMIGO ISAAC, EL CORAZÓN NO ES UN PASAJERO (Editorial Libros para Todos, EDAMEX).Idiomas:Español, Inglés, Alemán, Hebreo, Yiddish.Especialidades:Temas Judaicos, Israel, Política Mexicana, Relaciones Internacionales, Costumbrista Mexicano.

2 comentarios en «¿Qué son cincuenta años?»
  1. Muy bella y emotiva nota. Felicidades a Miriam por su cumple 50. Estoy plenamente de acuerdo que es un periodo
    significativo y sus eventos ya son parte de la historia
    y lo bello de ello que es nuestra historia. en cuanto a sionismo hace 50 años yo ya habia participado en mi primer campamento de verano del movimiento sionista
    (ijud habonim). Este mes hace 50 años finalice mi escuela primaria, obtuve la lista de los 10 que finalizamos en la escuela rural de Colonia Avigdor. Todos estamos con vida, quien mejor quien peor. Intente obtener fotos para armar una foto comun. Me dio pesar que no las he recibido. En Israel residimos dos de los diez. Claro que ya tengo la foto con ella.
    Feliz año

    Responder
  2. De clara y emotiva narración. Con mis 52 años me he sentido identificado. Tanto con la vivencia de una adelantada paternidad, pero eso si con el Hermoso obsequio de una primera hija, como con la carencia de un buen trabajo y con la consecuencia de un déficit de recursos. También quiero aprovechar este importante Foro para agradecerle al Maestro Salomón Lewy por el invaluable libro que me obsequió. Se tomó la molestia de dedicarlo lo que le da un agregado infinitamente mayor. Por esto gracias mil. Me despido deseándole que este 2012 sea el mejor de sus años vividos. Y que junto a los muy suyos lo disfrute.

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