Quien ama el dinero, nunca se saciará de él
Escribió Shelomó Hamelej (el Rey Salomón): Oheb Kesef Lo Isba Kesef, “El que ama el dinero no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad”.
Quien anhela el dinero no podrá comer
El Maharshá cuenta algo increíble:
Había una persona que deseaba en extremo el dinero y pidió a Dios que todo lo que tocara se convirtiera en plata.
Dios cumplió su pedido y, cuando llegó la hora de la comida, tocó pan; pero éste se convirtió en plata y ya no tuvo qué comer.
A esto se refiere el Rey Salomón: “Quien ama la plata, no se saciará de ella”.
La pobreza: la mejor virtud que puede tenerse
Contó Rab Aharon Walkin que, cuando hablaban sobre parejas de novios, su abuelo, Rab David Walkin, siempre recordaba las palabras que escuchó directamente del Jafetz Jaim (Rab Israel Meir Kegan, 1838-1933) respecto a si la novia provenía de una familia pobre y sus padres no tenían casi nada de dinero. El Jafetz Jaim preguntaba:
—Aparte de la buena virtud que tiene la novia de no poseer dinero y que viene de una familia pobre, ¿tiene otras virtudes?
Esto es exactamente lo contrario de lo que vemos en nuestros días. Si hoy una mujer no tiene dinero y proviene de una familia muy pobre, se le dificulta casarse; pero en aquellos tiempos, el Jafetz Jaim lo veía como la mejor virtud, ya que esta mujer no está acostumbrada a tenerlo todo en la vida y, seguramente, todo lo que reciba la hará feliz.
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