En una ocasión, un Rab se subió a un coche y se dio cuenta que algo extraño tenía dentro.
El coche tenía dos volantes. Uno frente a cada asiento. En vez de tener únicamente un volante, como todos los coches, este, tenía otro frente al pasajero. Y los dos volantes giraban, tenían claxon, etc.
El Rab preguntó por qué el coche tenía dos volantes, si únicamente se puede manejar con un solo volante.
El hombre le contestó, que por cuanto que a su hijo pequeño le gusta mucho manejar, el padre había decidido ponerle un volante falso, pero que pareciera real, para que el hijo piense que está manejando en las calles y está maniobrando el coche.
Al escuchar esto, el Rab aprendió un gran mensaje y es el siguiente:
Muchos de nosotros nos comportamos igual que ese niño. Pero no pensamos que manejamos un coche, sino a veces pensamos que nosotros manejamos el mundo y por nosotros pasan las cosas.
Pero esto es totalmente falso e irreal. Nosotros somos controlados por Dios, que es Quien maneja el mundo, con Su volante original y verdadero.
Nosotros pensamos que manejamos y movemos lo que pasa en la vida, pero realmente no hacemos nada.
Debemos tener más fe y entender que todo lo que pasa en este mundo, es controlado totalmente por Dios.
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