Raíces: Ferrara

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De Ferrara nos llama la atención su presencia medieval, potente cuasi eterna, compuesta por catedrales, teatros, palacios y una fortaleza, El Castillo Esténse, que llegó para quedarse ligada a los duques de Este y a una figura cuya leyenda negra -la de incestuosa y asesina- nos causa resquemor: la de Lucrecia Borgia, duquesa y marquesa de Ferrara, para los lugareños, venerada y memorable figura.

También la grey judía pasó por Ferrara dejando muestra de su presencia: un antiguo ghetto y una sinagoga lo atestiguan. El ghetto judío, hoy una famosa red comercial, se encuentra cerca del mercado; sus judíos, eran comerciantes, artesanos y banqueros. La judería fue establecida por parte del Pontificado a fines del siglo XVI, con cinco puertas que daban a las actuales calles de Manzini, Vignataglita y Vittora. Werner Keller en Historia del Pueblo Judío nos dice al respecto: “El ejemplo del Papado se generalizó en los otros estados italianos. El ducado de Milán los expulsó en 1597. Florencia estableció un ghetto, siguiendo su ejemplo. Mantua, Padua y Ferrara. En todas las ciudades se les aisló en barrios rodeados de murallas y dos centinelas ante las puertas. El ghetto fue rigurosamente introducido en toda la península. Así debió permanecer su situación hasta el siglo XIX.

La sinagoga de Ferrara fue construida en 1485 por el rico mercader Samuel Mele que hoy día comprende una Escola Tudesca (Templo Ashkenazi) y El Museo Ebraico que alberga muebles antiguos, objetos de culto, libros y documentos antiguos. Y hablando de documentos, famosa es la Biblia de Ferrara, impresa en 1553 en la imprenta de Abraham Usque con caracteres góticos y con el siguiente título: Biblia en lengua española traducida palabra por palabra de la verdad hebrayca por muy excelentes letrados, vista y examinada por el oficio de la Inquisición. Con el privilegio del ilustrísimo duque de Ferrara. Y en la hoja final se dice: “A gloria y loor de nuestro Señor se acabó la presente Biblia en lengua española, traducida de la verdadera origen hebraico por muy excelentes letrados: con yndustria y diligencia de Abraham Usque Portugués, estampada en Ferrara a costa y despensa de Yom Tob Atias, hijo de Levi Atias, español, en 14 de Adar de 5313”. En el prefacio al lector, los editores aseguran lo siguiente:


“Y como en todas las provincias de Europa e de las más, la lengua española es la más copiosa y tenida en mayor precio: assi procureé que esta nuestra Biblia por ser en lengua castellana, fuesse la más llegada a la verdad hebrayca que ser pudiesse, haziendo seguir pero en todo lo posible la trasladación del Paguino y su Thesauro de la Lengua Sancta, por ser de verbo a verbo tan conforme a la ley hebrayca y tan acepta y tan estimada en la Curia Romana; aunque para ésta no faltaron todas las trasladaciones antiguas y modernas, y de las hebraycas las más antiguas que de mano se pudieron hallar”. (Enciclopedia Judaica Castellana, 222)

Se trata pues de una Biblia en castellano, traducida por supuestos cripto-judíos quienes, por todos los medios, “se curaban en salud” frente al Santo Oficio y demás autoridades locales. Sin embargo dicha Biblia no deja de asombrarnos: los marranos de Ferrara, aunque tolerados, “no hubieran podido en acto oficial presentarse abiertamente como judíos por lo cual publicaron algunos ejemplares firmados con nombres cristianos y bajo los auspicios del duque de Ferrara, que se imprimieron ‘por mandato y consentimiento de Vuestra Excellencia’. Además se hace constar que la edición fue ‘vista y examinada por el Santo oficio de la Inquisición’, y en la dedicatoria, editor y socio ruegan aún al duque que les diera su protección contra calumnias: “…debaxo de cuyo sublime favor navegaremos por el tempestuoso mar que las detractoras lenguas pueden levantar”.

Los demás ejemplares por otra parte, estuvieron, como sabemos, dedicados a la generosa doña Gracia Nasi, y los editores sintiéndose, como dice Graetz en familia, pudieron dejar caer la máscara: Duarte Pinel y Jerónimo de Vargas se convirtieron en Abraham Usque y Yom Tob Atias… Conclusión: La Biblia de Ferrara estuvo destinada al sector judío, siendo editados algunos ejemplares para la censura eclesiástica y el duque de Ferrara.

Cabe mencionar que en las paredes de la Sinagoga de Ferrara están inscritos los nombres de los Kedoshim -muertos por Kidush ha- Shem- durante la Shoá.

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