Recorrido por Tanger y la juderia de Tetuan

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TANGER – La armonía y excepcional compenetración entre árabes y judíos convierten la historia del pueblo hebreo, en Marruecos, en una oda de libertad y justicia, impregnada por una política de tolerancia promovida por el Rey como tradición familiar de la dinastía Alaouita, que ha permanecido en el trono por más de doce siglos. Dicha política ha establecido una igualdad de derechos y deberes para ambos pueblos que se ha perpetuado desde que la historia es historia.

La presencia judía en el reino de Marruecos data de hace más de dos mil años, mucho antes de la llegada de los árabes, cuando la población que ahí habitaba era bereber. Resulta interesante, que a principios de esta era, con el arribo de los judíos al norte de Africa, muchos de los pobladores locales se convirtieron al judaísmo. Siglos después, con la llegada de los almohades, los bereberes originales se convirtieron al Islam. Maimónides, la figura sefardí más descollante de la presencia judía en España, se crió y estudió en Marruecos, viéndose obligado a escapar como consecuencia de la invasión almohade.

Se han encontrado restos de cementerios judíos en el Sáhara Occidental que dan fe de los dos milenios de presencia judía en esta tierra. Los judíos que durante siglos vivieron ahí principalmente en el sur de Marruecos son de origen bereber, mientras que la inmigración sefardí llegó luego de la expulsión de España y se asentó mayormente en el norte del país.


La población judía de Marruecos llegó a su clímax en este siglo, en la década de los años cuarenta, alcanzando el número de cuatrocientas mil almas, constituyéndose, por ende, en la comunidad judía más importante del norte de Africa y de los países árabes.

Entre las décadas de los años cincuenta y sesenta, se produjo una emigración masiva hacia Israel, Francia, España, Canadá y Venezuela. El éxodo se produjo como consecuencia de varios factores: sentimiento sionista promovido por la Agencia Judía, conflicto en el Medio Oriente, y finalmente, la independencia del Reino, que dejó de ser protectorado de Francia y España, lo que acarreó problemas socioeconómicos que estimularon más la emigración.

Un aspecto único y magistral en el mundo judío, y uno de los síntomas más interesantes de la convivencia existente en Marruecos, lo representa su Tribunal Rabínico, el cual posee validez gubernamental autónoma y se constituye como parte del Ministerio de Justicia, para encargarse de todos los asuntos legislativos inherentes al pueblo hebreo, como lo son el matrimonio, divorcio, herencia, etcétera, sin hacer menester la participación de la ley marroquí, como sí ocurre en cualquier otro país. Por otra parte, los salarios de los rabinos oficiales son proveídos por el mismo gobierno. Es de señalar que en algunos casos, los mismos musulmanes preferían adherirse a la justicia rabínica.

En la actualidad, la población judía de Marruecos es de siete mil habitantes, representando sólo dos por ciento de lo que una vez fue. La comunidad más grande actual radica en Casablanca, que alberga cerca de cinco mil almas.

A pesar de la poca población, que en su mayoría pertenece a la tercera edad, la huella judía en Marruecos se percibe hoy en día por doquier. Juderías, calles, sinagogas, cementerios, fuentes y plazas recuerdan a una avasallante colectividad que dio a luz a los más estudiosos y sapientes eruditos de las Sagradas Escrituras, así como filósofos, rabinos, escritores y en el presente, hasta ministros y consejeros del rey.

Hagamos pues un recorrido por las juderías de Marruecos y observemos lo que aún queda en el presente.

Tánger, rosa de los vientos El puerto de Tánger da la bienvenida al Africa noroccidental. Su judeidad conoció el máximo esplendor entre la década de los años treinta y cuarenta, cuando su población alcanzaba los quince mil habitantes. La comunidad poseía dieciocho sinagogas, de las cuales dieciséis estaban ubicadas en una misma calle conocida como la Calle de las Sinagogas. En shabat y en las festividades no se veían automóviles y cerraban los comercios, mayormente concentrados en el Zoco Chico.

Entre los personajes más ilustres que dio la judería tangerina, resaltan por su erudición los rabinos Mordejai Bengio, Yehuda Benshimol, Yehuda Azancot, Mordejai Ecaoua, Habib Toledano y Yamín Cohén. Por su prosa literaria, los escritores Jacobo Bentata, Carlos Nesri y Abraham Laredo, autor de Memorias de un viejo tangerino y Les noms des juifs du Maroc, ensayo onomástico sobre el origen de los apellidos. En la Medicina, los doctores Güita, Mani, Amselem y Morelly; y en las finanzas, los bancos Hassan, Abensur y Pariente, que posteriormente se establecieron en Suiza. Entre las familias más notables destacan los Laredo, Salama, Bendrao, Toledano y Hassan.

En la actualidad, la población judía de Tánger es de ciento ochenta almas, informan Luis Tangir y Moisés Elbaz, secretario general y tesorero respectivamente, de la Comunidad Judía de Tánger, en una mayoría perteneciente a la tercera edad, de los cuales alrededor de sesenta residen en el ancianato. La comunidad subvenciona los gastos de casi sesenta por ciento de los correligionarios en temas de vivienda, alimentación, medicina y salud; mediante fondos que provienen del American Joint, donativos voluntarios y del usufructo de los bienes comunitarios.

La judería tangerina posee una junta directiva que se rige por los estatutos vigentes de 1925. Además, es de resaltar, que la comunidad posee un hospital, que en su tiempo fue único en las juderías de Marruecos.

Hoy sólo funcionan cuatro sinagogas, dos de ellas únicamente abren en shabat y en las festividades importantes. A veces, se hace hasta difícil conseguir un miniánquórum de diez hombres. Hay un shojet matarife y por ende alimentos casher.

Aún se conserva el Casino, círculo social de los judíos en Tánger, que constantemente recibe visitantes que arriban a esta ciudad del encuentro con las tumbas de sus familiares más cercanos, que reposan en paz tanto en el cementerio nuevo como en el viejo.

Sinagoga Nahón En la rue Cheikh El Harrak, está ubicada con ciento diecisiete años de fundada, la Sinagoga Nahón, reconstruida recientemente y convertida en museo. Vale mencionar que esta es la sinagoga más hermosa de Marruecos y una de las más majestuosas del mundo.

De su techo cuelgan más de cuarenta lámparas de plata, elemento que caracterizará sin tanta ostentación al resto de las sinagogas de Marruecos. Su peculiar estilo obedece al arte mudéjar, desarrollado por los mudéjares y moriscos después de la Reconquista, caracterizado por combinar el elemento gótico con el islámico. Sus paredes, de estilo mudéjar, combinan el blanco con siluetas en ocre, además de presentar inscripciones en bereber. Todos los muros poseen arcos en herradura en relieve, con formas abstractas en los dinteles acompañadas de pequeñas columnas y siluetas en ocre. En el dintel del friso que separa la parte inferior de la superior hazará posee inscripciones bíblicas en hebreo.

El muro oriental lleva el hejal arca de los rollos de la ley en madera, en cuya parte superior resaltan en el fresco las Tablas de la Ley y una corona. La tebá, posee su perculiar ubicación sobre el muro norte, en la parte derecha de la sinagoga.

Simplemente hermosa, la Sinagoga Nahón constituye una manifestación artística de la época, patrimonio universal influenciado por el arte mudéjar y el barroco español.

El cementerio viejo A la derecha de la entrada se encuentra un panteón separado con siete lápidas de la familia Hazán Nahón. Del resto, en todo el cementerio, las lápidas son muy antiguas, en mármol no pulido y de granito. No están ordenadas, por lo que apuntan hacia distintas direcciones. Encontramos lápidas que datan de hace más de doscientos años, que parecen piedras semienterradas y sobresalen en relieve, perdiendo sus inscripciones con el devenir del tiempo. El cementerio tiene vista al puerto.

Sinagoga de Asayag Un pequeño atrio antecede a la sala de oración propiamente dicha. La tebá está ubicada frente al muro oriental, es de madera y está descuidada. Los asientos están dispuestos uno frente al otro, como es propio de las sinagogas sefardíes.

El techo de la sala de oración es muy alto. En la parte superior del hejal, nuevamente encontramos las Tablas de la Ley y una corona sobre el fresco. Se repite la costumbre de poseer lámparas de plata colgando del techo. Inscripciones hebreas rodean el dintel del friso que separa a la hazará. El piso es igual al de la Sinagoga Nahón: presenta cuadros perpendiculares en mármol gris claro y oscuro.

Asilo Laredo-Sabáh Fundado en 1932 por el prócer Amram Wahnich, en memoria de Isaac Toledano. Sus paredes de color pastel albergan a los ancianos de la colectividad de Tánger, además de haber absorbido a otros de las ciudades de Fez, Mequinéz (Meknés) y Larache. Todos los gastos médicos, alimenticios y de vivienda corren por cuenta de la comunidad.

Tetuán, la pequeña Jerusalén Entre las montañas Gorgues y Deasa, en las estribaciones de ésta se descuelga hasta el valle la ciudad de Tetuán, cuya arquitectura combina predominantemente los colores blanco y verde. Entre los años 1940 y 1948, la población judía de esta ciudad llegó a ocho mil habitantes, constituyendo un diez por ciento del total de la población. Asimismo, fue aquí donde en 1860 se creó la primera escuela de la Alianza Israelita Universal.

Vivían en la judería, constituida por más de trescientas calles y conocida como el Melaj, donde hoy sólo residen dos familias y donde llegaron a existir dieciséis sinagogas.

La judería Tetuaní dio al mundo decenas de luminarias rabínicas, entre las que destaca Rebí Isaac Bengualid, autor del libro Vayomer Isaac, cuya tumba es visitada año tras año por seguidores que vienen a venerarlo. Otros rabinos de renombre son Samuel Israel, Yehudá Abecasis, Abraham Bibas, Itzjak Nahón, Yehudá Jalfón…

En el mundo científico, proveniente de una familia oriunda de Tetuán, Baruj Benacerraf, único Premio Nóbel que ha recibido Venezuela.

Los judíos tenían en sus manos gran parte de la actividad comercial e industrial de la ciudad. Apellidos como Chocrón, Bendahán, Benacerraf, Carciente, Israel, Elgozi, Garzón, Serfaty y Benzaquén, entre otros, se escuchaban por doquier. De hecho, llegaron a existir calles con nombres de personajes hebreos como Alberto Corcía, Abraham Israel y el líder comunitario Levy Cazés.

Los judíos se fueron mudando poco a poco hacia el Ensanche, zona nueva de la ciudad. Resulta interesante saber que la mayoría de los edificios del Ensanche fueron construidos por judíos. Las sinagogas del Melaj fueron cerrando cuando por la emigración disminuyó el tamaño de la comunidad.

Según nos informa José Bendelac, secretario general de la comunidad, la población judía de Tetuán actualmente alcanza el número de cien. Sólo existe la Sinagoga Yagdil Torá, en el Ensanche, en la cual se dificulta conseguir un miniám para los servicios de oración cotidianos. La mayor parte de la población hebrea es de la tercera edad; existen seis o siete negocios pertenecientes a judíos y la carne casher se trae de Tánger. La sede de la comunidad presidida por Isaac Hayón, queda en el Casino, el club israelita de Tetuán.

El Melaj A la derecha de la Plaza Hassan II desemboca la judería conocida como el Melaj. Calles angostas con paredes blancas y puertas verdes, bajo arcos que unen un muro con el otro, albergan en la actualidad infinitos puestos de buhoneros, tiendas y quincallas, que ocupan las viviendas donde habitaban los judíos y sus sinagogas. Caminar por sus veredas es una experiencia única en materia sociológica.

Sinagoga Yagdil Torá o Rebí Shmuel Israel Mejor conocida como la sinagoga del Ensanche, fue inaugurada en 1967 por Moisés Hassan, en una instalación que anteriormente había sido utilizada como colegio y yeshivá.

El hejal es de madera, rodeado de mármol gris, sobre el que reposan las Tablas de la Ley y dos menorot en una sola pieza, del escultor español José María Pascual.

Adjunto a la sinagoga hay un salón donde se llevan a cabo las mishmarot y nahalot, colmada de libros antiguos del siglo pasado.

El Casino y la Alianza Israelita El Casino es el club israelita de Tetuán, al cual ya no asiste casi nadie y funciona como oficina de la comunidad. Tiene una biblioteca y una sala de juegos, además de una galería y un patio inmenso.

El edificio de la Alianza Israelita es actualmente una misión cultural francesa. La edificación es masiva y posee dos fachadas. Permanece cerrada durante el verano

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1 comentario en «Recorrido por Tanger y la juderia de Tetuan»

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