La blusa femenina, económica, producida en masa, a precios accesibles para todas las mujeres fue inventada y producida en la zona del Triangulo de Greenwich Village donde hace 100 años (el 25 de Adar en el calendario judío, 25 de Marzo en el gregoriano) estalló el incendio que hoy lleva su nombre.
Parece contradictorio que esta pieza femenina, tan popular entonces como ahora, haya sido el legado de un montón de costureras ilegales, mal pagadas, explotadas que habiendo viajado desde los shtetlaj de Europa Oriental encontraron su destino en el incendio que, por las malas condiciones de salubridad y seguridad, cobro sus vidas.
Y así, a 100 años de su muerte, estas costureras – que pocos recuerdan- dejan al mundo como herencia no solo las blusas que con su sangre y sudor inventaron sino también la lucha que por mejores condiciones laborales lograron ganar gracias a su muerte.
El Incendio del Triangulo en el que fallecieron 146 personas -102 de ellas costureras judías- cumple ahora 100 años y sirve como recordatorio de las luchas que día a día deben luchar los menos privilegiados para alcanzar el derecho de una vida digna.
Debido a este trágico evento, multiplicado por la falta de medidas de seguridad, hoy hay en Estados Unidos leyes laborales más estrictas y mas humanas de lo que había hace un siglo.
Claro que ni remotamente están resueltos los problemas de los obreros – y menos aun los de los ilegales- por lo que vale la pena recordar este evento para llamar la atención a las fallas actuales que deben corregirse y consolidar la suficiente presión publica para lograr avances en beneficio de los menos privilegiados.
En México, Mary Abrams, quien falleció hace unos años en el Eishel, fue la última sobreviviente de este evento y hoy la recordamos no solo porque lo sobrevivió sino porque finalmente, tanto ella como su marido tuvieron que abandonar los Estados Unidos y refugiarse en México cuando su lucha por los derechos de los obreros los obligo a escapar de la represión en Nueva York.
Ayer,25 de Adar de este año (2011) hubo una ceremonia en Nueva York para recordar el Yorzait en la fecha judía llevándose a cabo una serie de pequeños eventos y la lectura de Kádissh y el Maale Rajamim en memoria de quienes, por su pobreza extrema, fueron enterrados por la Jevre Kedisha de la comunidad judía de Nueva York.
Cabe mencionar que 60,000 judíos de Nueva York han tenido que ser enterrados por la Jevre Kedisha por haber fallecido en la más absoluta de las pobrezas y que cada año un promedio de 300 más son agregados a esta lista.
Y así, a 100 años de distancia sabemos que algo a mejorado pero queda mucho por hacer, las mejoras continuaran, lentamente mientras la lucha continúe.
Artículos Relacionados: