Cada persona tiene una forma personal de ver el mundo. En forma general, esto es correcto aunque cuesta trabajo aceptar la visión del mundo del otro. Cuando este, es nuestra pareja, algún hijo, algún pariente cercano, nos sentimos incómodos ante esta situación. Es importante en una relación darnos cuenta de la forma en que hablamos y escuchamos. Cada quien escucha desde su propio marco de referencia. Podemos usar un lenguaje verbal y otro no verbal. El tono y los gestos son parte de la comunicación y nos remiten a situaciones personales sucedidas tiempo atrás. Juan dice verbalmente si a todo lo que su novia le pide, en forma no verbal niega su propia afirmación. Esto la confunde mucho y surgen malentendidos que provocan daños en la relación.
Las familias y las parejas hablan de la falta de comunicación que existe dentro del núcleo familiar. Confundimos “no nos comunicamos” con el hecho de que los demás no aceptan lo que yo pienso o mi forma de ver la realidad. Comunicarse no es aceptar siempre lo que el otro dice, sino escuchar lo que el otro tiene para decirnos. Y si somos flexibles integrarlo, valorarlo. No es obligación. Cuando escuchamos al otro, podemos enriquecer nuestra visión del mundo, al igual que nuestro interlocutor puede ampliar su punto de vista.
Todos hemos sido testigos de comentarios propios o ajenos, de personas que asisten a la misma película o conferencia y sus opiniones son totalmente diferentes entre sí. Esto nos confirma la idea de que cada quien tiene una forma particular de evaluar el mismo hecho. Incluso el momento en que se hace puede determinar la forma de valorarlo. Eso es normal. Incluso Rebeca sabe que hay opiniones de películas que tienen algunas amigas que ni siquiera toma en cuenta ya que no coincide con sus gustos. Ella sabe que la película que Rosalía califica como buena a ella no le gusta.
Cada mujer y cada hombre sintetizan en la experiencia de sus vidas el proceso familiar, sociocultural e histórico que los ha convertido en lo que son. Crecemos sujetos a una sociedad, una cultura, un grupo social. Su visión se ha formado acorde con tradiciones religiosas o filosóficas de dicho grupo y su generación; tienen una forma de lenguaje y comunicación propia de su medio. Los hijos y los padres manejan códigos diferentes, y esto condiciona sus gustos.
Las diferencias de opinión pueden ser tan enfáticas que pueden terminar en pleitos o golpes. Cada uno de nosotros quisiera ser comprendido en nuestros sentimientos íntimos y surge el dolor y la frustración al sentirse poco entendidos. No es fácil ponerse en los zapatos del otro. El común de la gente se ha hecho tan egoísta que solo piensa en sí mismo y siente que sus pensamientos son universales. Las palabras no siempre expresan la intensidad del conflicto sentimental que se siente y se trata de expresar. Ni la tristeza ni la alegría se comunican con palabras y es importante darnos cuenta que los sentimientos y afectos son privados y cada quien los maneja diferente.
La comunicación entre los distintos sexos, es uno de los temas importantes que se dan en la familia, en la pareja y en los grupos sociales. Los roles que la sociedad asigna a hombres y mujeres, producen estereotipos rígidos que conllevan pérdidas y tensiones para ambos sexos; a la mujer no siempre se le enseña la eficiencia, efectividad y racionalidad con la misma intensidad que al hombre. Este, por el otro lado, tiene que reprimir su ternura, afectividad, externalización de sentimientos; son algunas diferencias que determinan la educación de los niños y las niñas. Una determinación social que el género marca tanto en el hombre como en la mujer.
Es común la mención de “no nos comunicamos”, lo difícil es comprender que si nos comunicamos, pero no comprendemos al otro, cada quien lo hace de la manera en que aprendió a hacerlo, más allá de lo personal está lo social y la cultura de género. La empleada doméstica de Raquel, es una mujer convencional machista. Tiene una forma diferente de dirigirse al señor de la casa que a la señora, lo confirmaba como señor de la casa. Atribuía más crédito a las opiniones y órdenes del señor aunque expresaba que a ella, la quería mucho.
Los puntos en común son agradables, y hay que fomentarlos: el conflicto surge con las diferencias. Cuando surgen estamos obligados a escuchar, a ejercer el respeto mutuo y a darnos cuenta que cada integrante de la pareja, tiene su visión de los hechos y ambos puntos de vista son válidos. Se requiere de procesos de mediación y negociación para lo cual hay que saber ceder en ciertas situaciones. Es aprender a dar, a ceder y no siempre estar en la posición del que tiene la razón. Hombres y mujeres tienen expectativas diferentes con la pareja.
La mujer está más acostumbrada a expresar sentimientos y al hombre esto no le ha sido fomentado. Así, una tiene la capacidad de expresar en voz fuerte lo que siente, lo que lastima y el otro no puedo hablar de sus sentimientos, a veces ni los conoce; tiene que expresarse en forma racional y lógica para ser “muy macho”. Por lo que tenemos seres humanos frustrados que tienen que bloquear una parte de su ser, para funcionar “en forma cultural adecuada”. Algunos conflictos en las familias o parejas son resultado de estas interacciones confusas más que de individuos que no se relacionan o que están perturbados Simón y Selena, al salir del cine comentan la película y si hubiera una tercera persona escuchando pensaría que salen de ver dos películas diferentes.
Tenemos mensajes no verbales que se transmiten. Los hijos de la pareja saben que no deben salir del cuarto hasta que sus padres lo hacen. Mensajes que han sido enviados sin palabras. En una ocasión uno de los niños se cayó y no avisaron a sus padres, ellos dijeron: ustedes han dicho que no los molestemos hasta que no salgan del cuarto. Nunca se especificó lo que se tendría que hacer en casos de gravedad. Dentro de las reglas no dichas de comunicación, cada quien las entiende diferentes formas. He encontrado personas que piensan que el otro tiene que adivinar sus pensamientos o sentimientos. ¡Es obvio que eso no me gusta! ¿Cómo no se da cuenta de eso mi compañero? Comenta Leonor.
Así surgen esos monólogos que se confunden con diálogos. Un diálogo es entre dos, un monologo es una sola persona hablando con el otro, pero sin escuchar lo que ese otro dice y escuchar implica la posibilidad de cambiar mi propia idea o complementarla con lo que el otro me está diciendo. Es una forma empática de ponerme en los zapatos del otro.
Cuando uno entra a un lugar y las cosas están tranquilas se respira libremente y cuando hay nubes en el aire, este se carga y ahoga la respiración. Cuando entras a una casa donde han habido fuertes discusiones sin que se hable del asunto, la tensión la sienten aún las visitas. El menor comentario puede producir una carga electrostática en el aire. Se puede aprovechar cualquier incidente para vaciar los sacos de resentimientos ocultos. Salvador opina que se da cuenta que descarga su malestar en dirección equivocada, sin embargo le relaja un poco la presión interna que siente.
El pequeño Julián tiene una relación cariñosa con la señora Amelia, que lo cuida cuando sus padres están ocupados. La madre de Amelia está enferma en un hospital, y sin que medie palabra, este pequeño ha entendido que la gente se distancia cuando surgen contratiempos e incluso ha preguntado acerca del significado de la muerte. Todo este aprendizaje llega sin ninguna palabra dicha de por medio.
El malestar es parte de nuestra vida, implica convivir en el dolor y sufrimiento. A veces real otras inventado cuesta aceptar que el malestar y el bienestar coexisten, y el conflicto interno y externo es parte de la existencia. Disfrazamos nuestro malestar corrigiendo a los demás. Cuando corrijo, soy superior al otro, creo que el saber real está de mi parte. Criticar o corregir, es diferente de opinar; puedo dar mi opinión sobre el tema que está en el aire asumiendo que sólo es una mirada más sobre ese asunto. No es mejor, no es la única, es diferente y puede ser complementaria. Una premisa sería la
La vida es un constante proceso de construcción de demolición y estamos a su merced. La salud mental individual y familiar implica dejar la rigidez a un lado y ser flexible cuando es necesario. Es imposible sentir lo mismo y al mismo tiempo, no somos una media naranja somos dos naranjas que tienen que acomodarse.
No tenemos conciencia de las memorias que almacenamos ni de las que descuidamos, no sabemos cómo acopiamos, clasificamos y organizamos remembranzas ni como asociamos entre si recuerdos de variadas modalidades sensoriales, de diferentes tópicos y diversas significaciones emocionales. Hay que aprender como evitar complicarnos la vida ya que esta es suficientemente complicada.
Artículos Relacionados: