Y si es durante las vacaciones estivales ¡mejor!
Y si es, instalados en ese balneario donde el ocio nos acaricia los días sin culpa hasta el hartazgo ¡mejor aún!
¿Y por qué no en un Festival de Cine Judío, justamente para no ver cine? ¡Creativos! Ese ha sido uno de los secretos de nuestra supervivencia a través de los siglos. ¿Qué tendría de original ver “cine” en un festival con ese fin? ¡Ninguno! Cualquier día del año uno puede ir al cine y ver películas al por mayor y encima elegirlas. La finalidad de estos eventos- y en especial tratándose de judíos es para reunirse, para conversar, para ver ¡qué avejentado que está ese muchacho que iba con uno a la escuela hace como cincuenta años! y lo más importante: ¡Para dar discursos! Los “Idn” aman dar discursos ¡casi tanto como a sus idishes mames! que ya es mucho decir.
Pero para dar discursos primero hay que pertenecer a alguna Institución. Y en ese asunto los judíos somos imbatibles. Y se fundarán tantas Instituciones como sean necesarias a fin de generar presidentes y presidentas, “Vices” y toda clase de cargos para que, papeles en mano se paren frente al público de turno y puedan saciar su apetito oratorio. Los discursos de presentación- en particular- temo fueron la inspiración para la ya lejana primera clonación que ni me acuerdo si fue de una ovejita -¿Dolly se llamaba?- porque hay que reconocer que parecen calcados: Saludo, agradecimientos, presentaciones y una catarata de palabras dibujadas en el aire como un electrocardiograma. ¿Me estaré desviando hacia el área médica? Debe ser por un tema de edad, mi doctor me dijo que estas cosas pasan después de los ´50.
Por eso, volviendo al tema de los Festivales, las películas y los discursos, contemplemos las prioridades propias de nuestra Naturaleza: Somos orfebres de la palabra: escrita y oral. Amamos el Conocimiento, que es lo que realmente da Poder y el Poder genera Temor- y aquello a lo que se le teme- instintivamente el Ser Humano trata de eliminarlo- por ello- en mi opinión ha sido esta condición de alguna forma: también, nuestro estigma.
No es que las películas que se puedan proyectar en un festival no valgan la pena. Pero no vamos a desperdiciar semejante aglomeración de “Idn” para estar en silencio viendo en una pantalla hablar a otros ¡sin poder aportarles nuestra valiosa opinión! ¡Sería casi un sacrilegio! ¡¿O no?!
Artículos Relacionados: