Rescate de prisioneros, Primera parte

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El pasado 12 de julio, en momentos de inigualable solidaridad nacional, todo el pueblo de Israel contuvo la respiración; se realizaba el canje de prisioneros entre la organización terrorista libanesa Hizballah y la recuperación de dos soldados, Ehud Goldwasser y Eldad Regev, secuestrados dos años antes. Hasta el último momento, a pesar de que en la televisión libanesa se veían ya los féretros, la organización Hizballah, jugando en forma cínica con los sentimientos de las familias aseguraba que uno de los dos estaba aún vivo.

Hace dos años Hizballah atacó una patrulla dentro del territorio israelí junto a la frontera de El Líbano. En ese ataque perecieron ocho soldados y otros dos fueron tomados como rehenes, aparentemente seriamente heridos, sin que Hizballah, contrariamente a la ley internacional haya proporcionado información sobre el estado de los capturados a sus familias, al Comité Internacional o a la Cruz Roja.

Pocos días antes, otro soldado, Gilad Shalit, fue secuestrado por Hamas en la zona sur cercana a Gaza. El objetivo de rescatar a estos soldados y alejar a Hizballah de la frontera fue lo que provocó la segunda guerra de El Líbano. En este intercambio específico Israel recibió los cadáveres de estos dos soldados, asesinados por la misma organización que hoy canjea sus cuerpos. Asimismo recibió partes de cuerpos de soldados muertos durante la Segunda Guerra de El Líbano, que Hizballah recoge y aprovecha como importantes para futuras transacciones. A cambio, Israel entregó 4 terroristas de Hizballah capturados y 188 cuerpos de infiltrados y terroristas, incluyendo a ocho miembros de esa organización. Pero el gran héroe del intercambio fue el terrorista Samir Kuntar. ¿Cuáles son los hechos heroicos que ameritan tanta importancia a este personaje? En el año de 1979 llegó en un bote a la ciudad de Naharía, donde asesinó a un joven padre de familia a ojos de su hija de 4 años a quien destrozó la cabeza con su rifle, y después mató a su hermanita que se desprendió de la mano de su madre. ¡Vaya actos heroicos!


Los letreros victoriosos a lo largo de su recorrido por Líbano proclamaban “Israel llora mientras Líbano festeja”. Entre los miles de asistentes a los festejos, ¿habrá habido algunos que se preguntaron qué hay que festejar? El glorioso ejemplo de ese asesino, cientos de muertos y heridos, miles de refugiados sin hogar, la infraestructura del país destruida y un país al borde de la catástrofe total.

El intercambio de prisioneros no es un fenómeno nuevo y ha sido practicado por siglos. En los tiempos modernos estos arreglos se llevan a cabo por medio de la Convención de Ginebra. Al finalizarse el conflicto los países intercambian los prisioneros de cada lado. El rescate de los prisioneros representa un valor importante y central en la sociedad y el ejército israelí: nunca se deja a un soldado herido o muerto dentro de líneas enemigas. Ese ha sido el pacto del pueblo y del ejército de Israel hacia sus hijos que defienden el país.

Así, durante la Guerra de Independencia de 1948, Israel intercambió a 882 israelíes capturados por 6.344 luchadores árabes de diversas nacionalidades. Sin embargo, las reglas del juego han cambiado desde entonces: los enemigos de Israel utilizan organizaciones guerrilleras de terroristas como Hizballah que operan fuera del contexto de las leyes aceptadas, atacan indiscriminadamente a civiles y raptan a soldados como valiosas fichas de intercambio.

Por el sentido moral de obligación hacia sus soldados cautivos, y por la importancia que tiene para el país cada uno de estos luchadores, los diversos gobiernos israelíes han intercambiado un número exorbitante de terroristas a cambio de algunos soldados vivos, algunos cadáveres o inclusive partes de cuerpos. Un ejemplo fue la operación Jabril en 1985, en la cual 1.150 terroristas culpables fueron intercambiados por tres soldados israelíes, o cuando tras el fracasado intento del Mossad por asesinar en Jordania a Jaled Mashal, jefe del Hamas, Israel liberó a su ideólogo el Sheik Yassin y a otros muchos terroristas a cambio de los agentes capturados.

Hoy se verán difíciles imágenes de un Líbano controlado por Hizballah, quien glorifica a un asesino de inocentes, mientras Israel llora a sus caídos. La disparidad de imágenes refleja la diferencia de valores entre Israel y muchos de sus vecinos.

En virtud de que en el caso de Goldwasser y Regev se trataba de intercambiar a terroristas, el gobierno tuvo que tomar en cuenta los derechos del individuo en contraposición a las necesidades de seguridad del país. En este contexto el Rabino Goren del ejército de defensa israelí se oponía al exorbitante precio del intercambio de prisioneros arguyendo que la seguridad de uno o algunos judíos cautivos no tenía prioridad sobre la seguridad de todo el público.

Cuando Israel hace esos desproporcionados intercambios, es natural que sus enemigos consideren el secuestro de civiles o soldados israelíes como una actividad sumamente lucrativa. El hecho de que en Israel no existe la pena de muerte crea un círculo vicioso puesto que siempre tratarán de cambiar a sus “combatientes” por secuestrados israelíes, y se disminuye la habilidad de Israel para liberar vivos a otros cautivos.

En estos intercambios las organizaciones terroristas aparecen como fuertes y exitosas con lo cual logran apoyo y donaciones adicionales, así como nuevos reclutas. Esto no es nada nuevo. Algunos analistas consideran que la primera intifada fue el resultado del intercambio Jabril. El regreso de 1.000 terroristas demostró la fuerza y efectividad de la O.L.P y permitió que muchos de los terroristas liberados jugaran un papel importante en la violenta revuelta contra Israel. A esta tendencia negativa se agregó el intercambio Tennenbaum en 2003, cuando Israel liberó más de 400 terroristas y otros criminales a cambio de tres cadáveres y un tratante de drogas. En este caso la popularidad de Hizballah logró elevar su prestigio en Líbano, inicio de lo que sucede actualmente

Sin embargo, a largo plazo la consecuencia más peligrosa de estos intercambios es el hecho de que muchos de los terroristas liberados regresan a cometer actos de terrorismo y otras ofensas. De acuerdo a la “Asociación Almagor de víctimas de Terror”, 854 de los 6.912 terroristas palestinos liberados entre 1993 y 1999, fueron posteriormente arrestados por asesinato y terrorismo (hasta 2003).

Acerca de Tzila R. de Chelminsky

Nacida en México y cursando sus estudios hasta la preparatoria en planteles de la red judaica, obtiene en la UNAM el título de Licenciada en Economía.Su actividad social en México y en Israel ha sido intensa, llegando a ser Presidenta de varias organizaciones. En Israel ha sido fundadora y directora del Fondo Rosario Castellanos para llevar a esas tierras la cultura mexicana. Ha sido agregada cultural de la Embajada de México en Israel de 1993 a 1998 y asesora en asuntos culturales hasta el día de hoy. Colaboró en varios periódicos y revistas en México y desde hace 13 años escribe mensualmente desde Israel en "Foro".

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