Es por decir lo menos, un libro altamente controversial.
Aprovechando su posición como director de Yad Vashem, Bauer se lanza a replantear todo el concepto de Holocausto y su israelización. Por eso mientras en inglés el titulo es el correcto, en la versión española le rebajan a “reflexiones” las cuales realmente, intentan explicar (quizás sería más correcto decir “confundir”) el tema del holocausto.
Tras una larga carrera usando el tema para beneficio de la mitología histórica israelí que la historia y la realidad se han encargado de desmentir (“los judíos murieron como corderos”, “Los judíos europeos no saben luchar”, “solo en Israel hay judíos que se saben defender” y sobre todo: “sin Israel estamos condenados a desaparecer en un mar de antisemitismo asesino”) Bauer parece haber tocado fondo y entrado en una época de re-evaluación de todo lo que hizo o dijo.
Desafortunadamente no tiene el valor de reconocer sus errores y menos aún de corregirlos por lo que se lanza a una serie de afirmaciones tan inesperadas como increíbles.
Por ejemplo, afirma que no hubo razones políticas, ni económicas ni militares para explicar la matanza cuando todos conocemos las transacciones económicas que se desarrollaron a lo largo de estos años no solo al despojar a las víctimas de sus bienes, fábricas, regalías, etc. y entregarlas como “sueldo” a las SS (una buena razón para ser leal y para matar a la víctima) o el pago de países a Alemania para que se “llevase a los judíos locales” (razones bien económicas) o la venta de trabajadores, creación de fabricas etc,. todo lo cual Bauer parece ignorar.
Por otro lado, en un desliz de sobriedad Bauer reconoce que los políticos israelíes “instrumentalizan el holocausto con fines políticos, con frecuencia -dice Bauer- “sin darse cuenta” (really?, ¿serán deberás tan inocentes o ignorantes estos políticos israelíes?) y agrega: “La derecha ve a todos los árabes como nazis, la izquierda acusa al ejército israelí de comportarse como la Wehrmacht en el margen occidental (Nótese que Bauer evita llamarles territorios ocupados) para continuar diciendo:
“Hay pedidos para cesar la cobertura, especulación, extrapolación, comparación (de eventos diarios con el Holocausto) pero, el trauma es más fuerte que estas patéticas exhortaciones”
Y por qué mejor no dice la verdad y dice claramente que el partido que él apoya, encuentra en el Holocausto el tema perfecto para “asustar” a sus seguidores y a los débiles de carácter y hacerles creer que sólo bajo su mandato podrá evitar otro holocausto, como el mismo lo dice en la página 4 en su introducción?
Con extraordinaria “humildad” Bauer trata de justificar este baile entre la verdad y sus intereses políticos y la verdad histórica que insiste en aparecer a pesar de el mismo, un ballet delicado difícil de sostener que lo obliga a decir: “la mía es una interpretación. Naturalmente yo la considero convincente; otros tal vez no lo consideren así.”
Qué clase de autor necesita esta y otras justificación en su introducción (Nadie debe leer este libro sin leer primero cuidadosamente la introducción-justificación de Bauer) que concluye ensuciando la memoria de un verdadero sobreviviente Abba Kovner de quien dice: “Y cuando le dije a mi amigo y mentor Abba Kovner, sobreviviente, poeta y combatiente, que este hecho (que el holocausto sea el acontecimiento central en la historia moderna judía), él me contestó que el tener este temor era una excelente base para estudiar el holocausto…
Y olvida mencionar que su “amigo” y “mentor” se negó a entregar a Yad Vashem, el museo de la resistencia (Lojamei Haguetaot) y sus memorias porque Yad Vashem no era digno de preservar las memorias de una resistencia que Yad Vashem es incapaz de reconocer y honrar porque va en contra de su misión central que es justificar la existencia del Estado y sus políticas imperialistas- en base a un holocausto en el que, por gracia geográfica no se vieron involucrados y a cuyas víctimas han denigrado siempre sin por eso dejar de capitalizar en su historia.
En resumen, Bauer trata con esta obra de justificar su falta de valor (o de visión o entendimiento) que mostro como parte de la jerarquía y burocracia de Yad Vashem al tergiversar -por motivos políticos- la realidad del Holocausto para justificar las acciones de un país cuyos líderes parecen haber aprendido las lecciones equivocadas de estos sucesos.
Afortunadamente para Bauer, la mayor parte de los lectores no leerán la introducción y por otro lado el “establishment” académico israelí escribirá sin lugar a dudas gloriosas reseñas a lo que probablemente llamarán una obra maestra dejándole así al autor la posibilidad de leer solo las versiones positivas y seguir sufriendo en vida las contradicciones que tan claramente expone entre líneas en esta obra que confronta directamente lo que él sabe y lo que ha dicho.
Si Usted “promete” leer la introducción y no dejarse llevar por los sentimientos le recomendaría leer este libro. Si Usted no conoce sobre el tema o no puede leerlo con frialdad no lo lea porque esta obra solo le confundirá con decenas de pies de página seleccionadas para reforzar la posición ideológica del autor a pesar de que, se supone, este es neutral.
Lástima, tanto trabajo tan manipulado para justificar posiciones ideológicas que, con un poco de suerte, la historia judía aclarará -aunque ciertamente no con ayuda de Bauer- en el futuro para beneficios de las próximas generaciones a las que, el manipuleo del tema por parte del establishment político israelí, les ha quitado tantas fuentes de identidad que es difícil concebirlas conservando su memoria histórica.
Yo, por mi parte quedo en espera (pero sin muchas ilusiones) de que en algún momento Bauer tenga el valor de decir claramente lo que intenta decir entre líneas para beneficio no solo de los sobrevivientes sino sobre todo de los judíos del futuro que van a necesitar de modelos históricos, culturales, lingüísticos, políticos de los que puedan sentirse orgullosos y que en esta obra, se les han negado
Artículos Relacionados: