Una investigación trunca
En la Asociación Metropolitana de Psicología del Deporte realizamos, en 1998, una grilla para exfutbolistas, a los fines de una seria investigación y si bien se la pudimos tomar a 100 personas, nos encontramos con enormes dificultades para ubicarlos…
Nos dimos cuenta que hay muy pocas Instituciones que los reúnen, que los aglutinan, que se acuerden de ellos una vez que abandonaron la actividad (o la actividad los abandonó a ellos) y se “jubilaron” tan jóvenes.
En un momento de la investigación y como nuestra expectativa era mucho más alta, y ante las dificultades ya mencionadas, alguien dijo, “y si ponemos un aviso en el diario, convocándolos”. Era posible ubicarlos haciendo el curso de entrenadores en la ATFA o en algún club que tiene torneo para ex-figuras o en algún agasajo o cena de homenaje realizada en algún club pero… era muy poco.
De hecho, este tema no era lo único que el grupo investigaba pero el hecho de no alcanzar el objetivo planteado (luego se sumaron cuestiones organizativas y de tiempos), se puede tomar como un SÍNTOMA, que denuncia algo.
Denuncia que se “deduce” de los discursos de los ex-protagonistas escogidos, como de la muerte de Dominichi, Capurro, “Coyita” Gutierrez, Vivaldo, González, Pastor Barreiro, etc., a edades similares…
Testimonios de ex-futbolistas sobre este momento “De pronto el ego se queda sin alimento y no hay con qué llenarlo”
1. José Luis Clerc
Juan Carlos Gimenez: (ex-jugador de Racing Club): “A decir verdad no lo sentí mucho. Tenía 32 años y estaba lesionado y por apurarme, me resentí los gemelos nuevamente. “Después de un año, volví un día a la Reserva de Racing y cuando todo hacía suponer (por mi buena actuación)
que el domingo siguiente volvía a la Primera, pasó lo imprevisible. El día jueves el D.T. me comunica que tiene orden de no ponerme más. Lo voy a hablar con el presidente y me dice que era un jugador muy caro, que me querían premiar con el pase y que me iban a hacer una despedida-homenaje. “Sólo entrenaba y ya pensaba en no jugar más (¡me rajaron de Racing!), Pero luego me vinieron a buscar de Banfield para terminar, a los 35 años, campeón en Oriente de Tres Arroyos (donde jugué los dos últimos años de mi carrera)…” (Entrevista personal).
Amadeo Carrizo: “Se imaginan cómo me habré sentido en ese momento. De la sede de River, que quedaba en Suipacha al 500 hasta Villa Devoto, donde vivía, llorando. Me citó y me lo comunicó el club a través del presidente William Kent. Tuve una tristeza y una amargura imborrables, pero no pensé en tomar otra decisión ni me lo tomé tan a la tremenda. Luego jugué dos años más, hasta los 44 años, en el club Millonarios de Colombia. Lo hice bien, pero en River fueron 23 años de titular.” (Jornada organizada por UCES, 27/4/2000).
Eduardo Maglioni (ex-jugador de Independiente): “Cuando me retiré tenía contrato en Colombia por un año más. Tenía casi 31 años y estaba naciendo mi primer hijo en la Argentina. Acá pagaban mal, entonces le eché la culpa al nacimiento y me retiré, pero a decir verdad estaba ya saturado de hoteles, aviones y lesiones, además me estaba costando mucho entrenar. Me dio tranquilidad tener otras cosas: una inmobiliaria y una fábrica de termos. No lo sufrí tanto. “Con los años, Pepe Santoro me vino a buscar para que fuese su ayudante en Independiente […] Pensar que muchos años me alejé del todo del fútbol, para que no pensaran, a partir de mi visita, que estaba buscando algo…” (Entrevista personal).
Roberto Perfumo: “Lo peor del fútbol es tener que dejarlo. Esto lo sabe cualquier jugador profesional. No lo piensa ni le preocupa mientras juega. Es más, ve el ocaso como algo lejano que le puede suceder a los demás y de repente, a los 35 o a los 36 años como en mi caso, se encuentra con una JUBILACIÓN que no quería y que no importa cómo le llegó, por una lesion grave, una suspensión o por decisión propia” (En su libro “Jugar al fútbol”).
2. Norberto Alonso (hablando sobre su retiro): “Corrió tanto frío por mi cuerpo que parecía que estaba muerto” (reportaje televisivo).
Enzo Francescoli: “Me pica el bichito de jugar un partido si voy a la cancha, a ver a los muchachos, a ver a River, ahí me pasan cosas intensas, me dan ganas de prenderme. Pero, sinceramente, nunca pensé, ni pienso, en volver a jugar, quizá me ocurre esto porque siempre estuve seguro de lo que hacía cuando decidí retirarme. Hasta me tomé cuarenta días de vacaciones, algo que no había hecho en toda mi vida para meditarlo profundamente para poner todos los argumentos sobre la balanza, para que después no tuviese que arrepentirme” (diario Clarín)
3. Carlos Compagnucci: ”
En Vélez no tengo lugar. Mi salida del equipo no fue justa por lo que había hecho después de mi lesión. Falcioni me dio sus razones y no las comparto. Pero después de 13 años en el club no tengo ganas de probar suerte en otro lado.” (en seguida empezó a trabajar como D.T. de 3ª y 4ª división).
Víctor Hugo Ferreyra: “Gracias a Dios tengo un par de propiedades que alquilo, pero necesito trabajar.
Lamentablemente el fútbol se terminó y cuando jugás el nivel de vida es alto, después, no lo podés mantener.
Yo tengo una familia que sostener y no me alcanza con los alquileres, aparte necesito moverme y, de paso, estoy cerca del fútbol”…”hice algunas inversiones que fracasaron…lo que pasa es que en un principio uno no previene nada, pero cuando cumplís 30 años pensás de otra manera y ya es tarde” (La Nación. Actualmente Ferreyra reparte sillas y acreditaciones a los fotógrafos en el Estadio Córdoba).
Carlos MacAllister: “Retirarse es nacer de nuevo. El futbolista vive programado. Durante mucho tiempo le dijeron a qué hora debía levantarse, a que hora entrenarse, a qué hora ir de cuerpo, a qué hora tener sexo, a qué hora lavarse los dientes…por eso retirarse es un volver a nacer” (entrevista personal).
Héctor Enrique: “Periodista: ¿Sufriste mucho al dejar? H.E.: Muchísimo, Pero nunca pensé en matarme, eh. Vivía en un piso 12 y pensaba en mis hijos porque si me tiraba me hacía pelota. Y los domingos, sobre todo, eran durísimos. Aparecía la musiquita de “Fútbol de Primera” y me parecía retriste. Aún hoy, los domingos sin jugar al fútbol me siguen pareciendo re-tristes.” (La Nación, 9/3/2000).
Gustavo Chacoma: “Creo que me apresuré en tomar una decisión tan importante. Además ese momento no me agarró muy buen de ánimo. Hay que tener en cuenta que los tiempos que se manejan en el fútbol son muy distintos a los de la vida. No podía pedirle a los dirigentes que me dieran tanto tiempo para pensar. Sin embargo, hoy solo quiero volver a jugar en Huracán.” (retirado a los 28 años, La Nación, 13/2/2000).
Alejandro Ruidiaz: “…No lo podía entender, te juro […] Es un problema similar al que tuvieron Juan Gilberto Funes y el nigeriano Kanú -una válvula en el corazón que permite el ingreso de sangre y que no funciona bien- […] me dijeron que no podía jugar más al fútbol. Fue terrible.
Estuve dos meses encerrado llorando. No quería hablar ni ver a nadie. NUNCA PENSÉ EN HACER NINGUNA LOCURA, pero estuve muy mal […] yo por el fútbol tengo locura, me encanta.
¿Cómo podía ser que no me permitieran seguir jugando?” (tenía 22 años-fue en 1992), “… estaba acostumbrado a otra cosa, las tribunas llenas, los viajes, los mejores hoteles. De pronto, todo eso terminó […] Todavía me siento futbolista”. (La Nación, 28/10/99. Hoy trabaja como sodero para ganarse el pan cotidiano, en la fábrica del suegro, y reconoce que nunca más fue a un estadio, “seguramente no lo podría soportar”).
Miguel Angel Brindisi: “El día después es muy duro, durísimo, porque uno piensa que está preparado para enfrentar la vida y de repente se topa con otra realidad. Cuando se dan situaciones catastróficas y en el ambiente se comentan los casos, hay muchos que te dicen “¿Sabés? A mi también se me pasó por la cabeza suicidarme” . Hay un latiguillo (“lo único que supe en mi vida es patear una pelota”) que repiten los jugadores y resulta dramático. Por eso a mí me gusta lo de Griguol, eso de exigirle al jugador que haga algo paralelo, que tenga una orientación más allá del fútbol…” “Yo recuerdo una palabras de YUDICA en EL GRÁFICO que me marcaron mucho: “el día que dejé el fútbol empecé a morir un poco”, dijo. Me llegó mucho, me sentí identificado. Por ahí, cuando sos jugador renegás y repetís que querés salir de este mundo, pero después te cuesta muchísimo. Para mi esa experiencia fue terrible, durísima.” (El Gráfico, 21/8/98, nota realizada por Diego Borinsky)
Jorge Luis Burruchaga: “Periodista: ¿Cómo te trata el día después del retiro? -No lo sufro. Hasta ahora no fue traumático. Fue una decisión muy madurada. Pero es cierto aquello de que más alto uno llega, más expuesto está. Periodista: ¿Hiciste el curso de D.T.? -Sí, ya me recibí.” (El Gráfico, 7/10/98)
Juan Simón: “Empecé a llevar a los nenes a la escuela, a desayunar afuera con mi mujer, a pasear los domingos… Pero me sobraba el tiempo, me aburría. Mi esposa me decía, “No te aguanto más. Salí, hacé algo, movete un poco”. Fueron cinco meses durísimos hasta que me llamó Hugo Issa para que trabaje con él en la representación de jugadores. Eso, para mí, fue una soga de salvación” “Periodista: ¿Extrañás la fama? -No mucho, además, yo siempre fui fastidioso, medio tímido, me molestaba el acoso de la gente.” “Periodista: ¿Y en lo económico? -Ese es un tema importante. Si uno no es previsor, muere. Yo por suerte ahorré bastante en mi carrera y lo supe invertir bien.” (El Gráfico, 13/8/96, “El día después II” por Carlos Irusta) Marco Van Basten: “Hoy es un día muy triste para mí, pero la vida sigue”, dijo el futbolista,
obligado a pasar cuatro veces por el quirófano y que no logró que los bisturíes curaran su lesión.
“No sé si los doctores me han ayudado mucho”, se quejó, “porque no he mejorado en nada.
Incluso, me parece que he empeorado”. Su mujer, Liesbeth, llegó a confesar: “Llegas a un punto en que cualquier cosa es mejor que el dolor, mejor que sentirse inválido… Al menos, ahora está en paz consigo mismo. Que no deja de ser mucho.” (El País, 18 de agosto de 1995).
Continuará…
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