Recientemente se hizo público un hecho por demás interesante. Durante los años 1932-1942 operó en el marco del ejército chino, un batallón judío con signos de identificación claramente judíos.
De este batallón no han quedado documentación o testimonios concretos, salvo dos copas de plata –tradicionalmente utilizadas para la bendición del vino en las cenas sabáticas o en las festividades judías-, en las que aparecen las siglas del batallón-S.V.C.-incrustadas en la Estrella de David y alrededor de esta última, la inscripción Jewish Company 1933.Asimismo sobrevivieron dos insignias del antedicho batallón con la Estrella de David conteniendo inscripciones en chino e inglés.
Este batallón estaba compuesto por jóvenes provenientes de los movimientos juveniles Tzofim y Betar, su enrolamiento era voluntario y formaba parte del Cuerpo de Voluntarios Nacional de Shanghái. Las antedichas copas revelan la intención que animaba a sus integrantes de conservar la tradición judía en el marco del batallón. Posteriormente se incorporaron a este batallón, inmigrantes que arribaron a Shanghái escapando de los pogromos rusos así como distintos refugiados europeos previo y durante la segunda guerra mundial.
La tarea del batallón era proteger la actividad comercial de la ciudad así como socorrer y prestar ayuda a todos los afectados por los bombardeos japoneses. Igualmente el batallón prestó ayuda a todos los judíos que buscaron refugio en Shanghái huyendo del régimen nazi.
El surgimiento y quehacer del batallón suscitó polémicas en el marco de la Comunidad Judía de Shanghái. Hubieron quienes sostuvieron que la conformación de un batallón judío provocaría la impresión de un exceso aislamiento impidiendo su inserción en la sociedad china. En contraposición ,otros sostuvieron que la formación de dicho batallón permitiría a la juventud judía contribuir al espacio voluntario de toda la sociedad y conservar paralelamente la tradición e identidad judías.
La comunidad judía de Shanghái es por cierto muy antigua. Sus comienzos se remontan al año 1862 y en 1867 se funda oficialmente. En 1937 ya residían en Shanghái 6.000 judíos y a partir de este mismo año, llegan a Shanghái 20.000 judíos provenientes fundamentalmente de Alemania y Austria. En este contexto, quiero detenerme brevemente en una figura prácticamente desconocida o escasamente conocida que incidió en este proceso.
UN HÉROE DESCONOCIDO
Me refiero a la gestión del Cónsul de China en Viena doctor Feng Shan Ho entre los años 1938 y 1940, de cuyo quehacer tomé recién conocimiento cuando visité el Museo Judío de Shanghái en el año 2011.
Ubiquémonos en el contexto histórico. Austria es anexada por la Alemania nazi en marzo de 1938 y la situación de los 200.00 judíos que residían en su seno se agravó aún más posteriormente a la Noche de Cristal en Noviembre del mismo año, tornándose realmente crítica. Ante ello, contrariando las instrucciones de sus superiores que apuntaban a estrechar sus relaciones con Berlín y pese a la presión nazi, el doctor Feng Shan otorgó miles de visas a judíos de hasta que tuvo que retornar a China en Mayo de 1940.Se desconoce el número exacto de visas expedido, pero sólo en la mitad del primer año de su gestión otorgó 2000 visas, por lo que se estima que su número total fue considerable. Uno de los sobrevivientes de su quehacer-Arik Goldstaub- declaró que su solicitud de visa fue rechazado por 50 Consulados hasta que finalmente la recibió del doctor Ho Feng Shan tanto para él como para 20 miembros de su familia.
Ante el rumor que el doctor Ho “vendía” visas, el gobierno chino envió en su momento un representante a Viena para verificar lo que estaba sucediendo en el Consulado.
Más aún, después que el régimen nazi expropiara el edificio del Consulado Chino en Viena cuyos propietarios eran judíos y el Gobierno Chino se negara a reabrir el consulado en otro lugar de la ciudad, el doctor Ho Feng Shan alquiló por su propia cuenta otra oficina en Viena para continuar emitiendo visas a todo aquel que las solicitara, a pesar de los riesgos que ello conllevaba para su familia y su carrera diplomática. No en vano, en su expediente tramitado ante el Ministerio de Relaciones Exteriores Chino, se reseñó su incumplimiento ante las instrucciones impartidas por sus superiores.
Todo su quehacer pasó totalmente desapercibido durante más de 40 años hasta que el ex legislador norteamericano Martín Gold fue el primero en ponerlo en descubierto e incluso promovió una exposición en la que se reseñaba su trayectoria.
Por todo ello, recién después de acaecido su fallecimiento y acceder a su trayectoria, el Instituto Yad Vashem de Jerusalén resolvió en el año 2001 honrarle con el título de Justo entre las Naciones y Ciudadano de Honor. Testimonios de sobrevivientes así como su trayectoria y obra, aparecen igualmente delineados en el Palacio de la Paz sito en el Museo de la ciudad de Yiyang de China. También su hija Manali Hol-periodista y activista social-contribuyó a difundir la benemérita trayectoria de su padre, respaldando el funcionamiento del antedicho Museo y promoviendo la visita al mismo de embajadores y cónsules de numerosos países.
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