Algunas crónicas nos dicen que la participación de la mujer en las cuestiones públicas tomó radical impulso con su formal y activa inserción en los asuntos públicos desde los inicios del siglo XX. Dictamen en rigor apenas sostenible. La memoria histórica contradice este aserto. Desde la Eva bíblica a Cleopatra transitando por la Reina Isabel a la Reina Victoria sin olvidar a Golda Meir – el ser femenino gravita hondamente en el humano acontecer. Sin algún explícito nombre su peso fue y es importante en todos sus giros.
En este contexto es importante y justo recordar a Rosa Luxemburgo al cumplirse el próximo 5 de marzo 150 años de su nacimiento. Su itinerario, las ideas y su cruel muerte cuando apenas contaba 47 años son hechos que esquivan el olvido.
En la excelente e ineludible biografía escrita por Paul Frolich, Rosa merece un prolijo cuadro que se inicia en Zarato, Polonia, cuando este país constituía una rezagada extensión de la Rusia zarista. Desde su inquieta adolescencia hasta el brutal asesinato Rosa reveló amplia sensibilidad a las injusticias que afectaban a la naciente clase proletaria e imaginó que un radical tránsito social habrá de cambiar el curso de la Historia.
Después de estudios formales en Polonia- dominaba además el ruso y el alemán- resolvió trasponer ilegalmente la frontera a Suiza cuando frisaba los 18 años. Allí obtuvo el doctorado con su tesis sobre el desarrollo industrial de su país. En paralelo multiplicó la actividad en favor de una revolución configurada en términos marxistas.
Personajes como Lenin y Kautsky admiraron su perfil sin coincidir totalmente con sus planteamientos que se difundieron en múltiples páginas. Libros como Reforma y revolución, La acumulación de capital y otros refrescaron los planteamientos marxistas ajustándolos a las realidades de la primera mitad del siglo XX europeo.
” Quien no se mueve no siente sus cadenas“: filoso dictamen de Rosa que tiene dilatado valor. Lo dirigió en particular a los proletarios como los futuros protagonistas y modeladores de un nuevo mundo, aunque es amplia su validez.
Para obtener la ciudadanía alemana contrajo matrimonio formal con Gustav Lubeck. No obstante, su genuino amor fue con Kostja Zetkin, el hijo de su íntima amiga Clara Zetkin. Su pertinaz actividad revolucionaria y los continuos encarcelamientos no le permitieron sostener una pareja y traer hijos a este mundo. Y múltiples escenarios revelaron su singularidad como mujer al lado de hombres que coincidían con sus ideas. Sentenció: ” somos humanamente diferentes, pero socialmente iguales. ”
Ni el socialismo reformista de Eduard Bernstein ni los planteamientos revolucionarios de Lenin merecieron su total adhesión. Cultivó sus propias ideas sobre el mundo que conocía el imperialismo. Y en cualquier caso, tanto la justicia social como la libertad personal le fueron importantes. Su correspondencia personal – 230 misivas – y sus bien enhebrados discursos en múltiples audiencias enriquecen sus ideas.
En 1916 fundó en Alemania la Liga Espartaco, nombre llamado a recordar al gladiador que luchó contra la poderosa Roma. Fue la base del partido comunista alemán que desde la fundación de la República de Weimar hasta los años de Hitler tendrá poderosa gravitación.
Derrotada Alemania en la I Guerra e instituida la república de Weimar presidida por Friedrich Ebert a quien Rosa le había enseñado los fundamentos del socialismo, fue cruelmente perseguida y castigada por fanáticos alemanes nacionalistas. Meses después de su asesinato fue encontrado el cadáver.
Como marxistas y judíos figuras como Grigory Zinoviev – miembro del triunvirato que jefaturó a Rusia después de la muerte de Lenin – y León Trotsky señalaron repetidamente su itinerario y logros. Más tarde, el réquiem de Brecht y los relatos de la canadiense Nadine Gordimer recordaron su trayectoria. Tumba y estatua son lugares celebrados en Berlín.
No hacen alusión a su antisemitismo. Escribió entre otras: “ para los seguidores de Marx, la cuestión judía como tal, no existe” o “no puedo hallar en mi corazón un rincón especial para el gueto”. Seamos objetivos.
Muerte al marxismo!
Se quedaron cortos en argumentos, es una mujer con un intelecto muy brillante, que realza y enaltece el papel protagónico, en los asuntos políticos, que en su momento influyeron en la sociedad, dejando un legado hacia la posteridad, dentro de la comunidad judía y para el mundo entero, en la primera guerra mundial se opuso al militarismo y al imperialismo, “luchaba por un mundo donde seamos socialmente iguales humanamente diferentes y totalmente libres”, quería lograr una reestructuración social y abogaba por los desfavorecidos, no estuvo de acuerdo, en que el ser humano fuese humillado, abandonado subyugado y despreciado, murió como mártir a la edad de 47 años en 1919.
A mi me gustaría saber más la relación entre rosa Luxemburgo y el sionismo, del que ella, según creo, era bastante crítica, por su carácter nacionalista, y además, pensaba que través de la socialdemocracia, el antisemitismo desaparecería igual que la misoginia.
No obstante, me gustaría saber dónde puedo encontrar algún dato con respecto a este tema
Gracias por el artículo
Pd: Me preguntaba, por ejemplo si llego a conocer a Theodor Hertzl o a Chaim Weizmann.