Rosa Zimmerman: la biografía de una judía entre el éxodo y la revolución

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Reunir unas cuantas líneas sobre la biografía de la periodista y traductora Rosa Zimerman se nos antoja como algo bastante complicado. Partícipe activa de un mundo irrepetible, clandestino y romántico, no tan lejano en el tiempo, pero aún hoy tan desconocido, su figura se ha visto además ensombrecida por la de Jacinto Toryho, destacado periodista zamorano quien fuera pareja de Rosa durante tres décadas. Tristemente, en los estudios historiográficos y literarios han predominado siempre las voces masculinas y Rosa ha tenido que conformarse con ese papel secundario obligado.

La historia de Rosa Zimmerman comienza en el puerto de Odesa en el año 1917. Allí, David Zimmerman, un comerciante judío de origen alemán, alarmado por los acontecimientos revolucionarios que se estaban produciendo en Rusia y que desembocarían en la toma del poder por parte de los bolcheviques, decidió que su familia abandonara el país debido a la inestabilidad reinante. Por aquel entonces, Odesa no era un lugar seguro para una familia judía asquenazí y, por ello, encargó a su futuro yerno, Nissim Arias, un sefardita nacido en Esmirna y quien era dueño de una compañía de transporte marítimo, que ayudara a escapar de la ciudad a sus cinco hijas y a su esposa, Elisa Sagalevich, quien se encontraba embarazada ya de Rosa.

retrato de rosa zimmerman hacia 1940 1


Retrato de Rosa Zimmerman sobre 1940

Alejados de las fronteras de la Rusia revolucionaria, la familia se verá atrapada en Europa Oriental por la Primera Guerra Mundial y, probablemente, en la ciudad de Sofía vino al mundo Rosa. Terminado el conflicto, una parte de la familia se establece en Francia y otra, ya en la década de 1930, decide instalarse en Barcelona. A la capital catalana acudirá Rosa, atraída por su cosmopolitismo y el potencial del movimiento libertario en la ciudad.

La joven Rosa Zimerman, excelente traductora y con una buena formación artística, dominaba con fluidez varios idiomas y no tuvo demasiados problemas para incorporarse a la rama cultural del sindicato anarquista CNT-AIT, en su sección de prensa y propaganda internacional. Esta mujer fue así la primera periodista de la saga familiar, profesión en la cual destacaría después su sobrino Jaime Arias Zimerman.

Participante durante la guerra civil en las Oficinas de Información y Propaganda de CNT-FAI de Barcelona, Rosa se entusiasmó con las propuestas de la revolución social de carácter libertario que los anarquistas intentaron poner en práctica en las zonas de la España antifascista que estaban bajo su control. La colectivización, el avance en los derechos de la mujer, un incipiente ecologismo, las ilusionantes teorías ácratas y el paulatino desmantelamiento del sistema capitalista fueron algunos de los principios que Rosa defendió.

En aquellas oficinas de CNT-FAI, sitas en el colosal edificio incautado en Via Laietana 32 y 34, Rosa conoció a Toryho. El periodista zamorano acababa de ser nombrado director del diario Solidaridad Obrera y responsable del servicio de prensa, radio y cine de las organizaciones anarquistas catalanas. Rosa y Jacinto comenzaron su relación entre máquinas de escribir y telegramas de los corresponsales, sin olvidar nunca su compromiso político en la gestión del mundo nuevo que intentaban construir.

zimerman y toryho junto a su equipo editorial en la redaccion. arxiu fotografic de barcelona

Oficina de Información y Propaganda de CNT-FAI, 1936. Arxiu Fotogràfic de Barcelona. Autor desconocido. En la fotografía, aparecen sentados, Zimerman y Toryho

Por la redacción editorial barcelonesa, Rosa vio desfilar a ilustres escritores y músicos (John Dos Passos, Waldo FrankLeón Felipe, Berta Gamboa, Emma Goldman, Joan Dotras Vila…), a muchos judíos que se sumaron a la idealista lucha de la España antifascista y a importantes políticos de todo el mundo. Y la traductora tuvo una responsabilidad más en aquella utópica ciudad libertaria. Desafiando el poder creciente de los estalinistas, Rosa fue la encargada de espiar las conversaciones telefónicas entre el cónsul soviético en Barcelona y su embajador en Valencia. Para la políglota exiliada judía, no le fue demasiado complicado descifrar del ruso los planes que los comunistas tramaban -y donde las agrupaciones anarquistas ibéricas no solían salir muy bien paradas- y, en parte, gracias a Rosa pudieron prevenir algunas de las intenciones de los soviéticos para los Sucesos de Mayo del 37.

Sin embargo, a finales de 1938, la guerra está perdida para la República. Toryho agilizó la gestión de los pasaportes de la pareja y, a finales de año, ambos cruzaron la frontera francesa. Los dos jóvenes exiliados consiguieron evitar los campos de concentración y se instalaron en París. En la capital gala pronto comprendieron que las aspiraciones territoriales de Hitler pasaban por conquistar Francia y para una pareja tan significada, formada por un militante libertario y una persona de ascendencia judía, su existencia estaba en peligro en París. Los totalitarismos avanzaban y una nueva guerra se cernía sobre el Viejo Continente. Debían dejar Francia. Para ello, contactaron con la embajada cubana y pudieron llegar, junto a un puñado de excombatientes cubanos de la guerra civil y unos trescientos refugiados judíos alemanes y checoslovacos, en un transatlántico a La Habana, era el 29 de julio de 1939. Y transcurridos unos meses, la pareja partió para Miami y después hacia Nueva York. América era ahora su hogar.

Rosa escuchó en Nueva York, otra vez, el yidis, el ladino y el esperanto, además de los ritmos del jazz y se reencontró con viejas amistades. La pareja descubrió también la redacción de The New York Times, algunos proyectos editoriales de exiliados e intelectuales y hasta asistió a un oficio en una sinagoga de Brooklyn (la comunidad sefardita neoyorquina fue otro de sus sinceros puntos de apoyo), pero Estados Unidos no era su lugar y, una vez más, decidieron marchar. Y portando pasaportes con la nacionalidad cubana, ambos viajaron en un buque con destino Argentina, al amparo de su gran amigo Diego Abad de Santillán (en la escala efectuada en Río de Janeiro, la documentación de Rosa indicaba que había nacido el 5 de agosto de 1917 en Cahul), a Buenos Aires la pareja llegó a fines de 1940.

ficha consular de rosa zimerman. cedida por miguel fernandez

Ficha consultar brasileña de Rosa. Cedida por José Miguel Fernández

El rastro de Rosa se diluye en Argentina. Sabemos que retomó su labor editorial, parece ser que realizó algunas traducciones para la embajada estadounidense y trabajó para el USIS (su organismo cultural en Hispanoamérica). También tradujo al castellano Un momento en Pekín, popular novela del escritor chino Lin Yutang, trabajo que firmó como Rosa de Toryho. Asimismo, en 1956 fue invitada por el gobierno de Estados Unidos como parte de la delegación de seis periodistas latinoamericanos que recorrió la nación norteamericana en una estancia de tres meses, Rosa pudo visitar una docena de estados del país y celebrar su cumpleaños en Boston.

Y podemos afirmar que sería en Sudamérica, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, donde Rosa se enteraría del fatal desenlace de su madre: víctima de los nazis, había muerto en el campo de Auschwitz.

Su pista se pierde a finales de la década de 1960, momento en el cual además se produce la ruptura definitiva con Jacinto. Rosa paso la última etapa de su vida en las islas Canarias, donde falleció a mediados de los años 80.

Para escribir esta somera aproximación biográfica de Rosa Zimerman hemos utilizado los datos encontrados en diferentes hemerotecas y, especialmente, la investigación elaborada por José Miguel Fernández Barreira quien prepara una extensa publicación sobre la figura de Jacinto Toryho. Relativo a Rosa, aún falta por escribir esa biografía que cuente en profundidad su fascinante vida.Y llevados por la imaginación, hemos de narrar que, aunque desterrada en el exilio, seguramente Rosa escuchó paciente la melancólica descripción de los paisajes de Tierra de Campos, a través de la voz de Jacinto, en bastantes ocasiones. Un éxodo sobre el cual entendía tanto.

Artículo de Carlos Coca Durán, publicado originalmente en el dominical del diario LA OPINIÓN – EL CORREO DE ZAMORA, del 6 de octubre de 2024, en sus páginas 1 a 3.

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