“Rosenblueth no sólo fue un destacado científico, sino un regalo para México”: Pablo Rudomin

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El primer día de trabajo de Pablo Rudomin con Arturo Rosenblueth fue el mismo en que murió su padre, Julio Rosenblueth, húngaro que migró a México en busca de mejores oportunidades para su familia. La relación de Rudomin con el fundador del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) se tornaría en una paternalista, fue como un hijo para él, relata el destacado investigador.

Arturo Rosenblueth no sólo fue un fundador de instituciones científicas en México y gran investigador, señala el miembro de El Colegio Nacional, sino además un pensador y filósofo de la ciencia. Fue además pionero de la cibernética y de otras pautas de pensamiento científico y su obra forma parte importante e ineludible de la historia de la ciencia del país, añade en entrevista, con motivo de la publicación del libro biográfico Arturo Rosenblueth 1900-1970.

El libro es obra de Ruth Guzik Glantz, egresada del Cinvestav, cuya investigación bibliográfica sobre Rosenblueth pasó de su tesis de posgrado al libro, por recomendación de Pablo Rudomin, Premio Crónica. Con motivo de esta publicación, que será presentada el próximo miércoles, el destacado neurocientífico relata algunos aspectos abordados en éste, así como su propia experiencia y relación con Rosenblueth.


El sentido del libro parte de una premisa que destaca Rudomin, de la inconsistencia de la memoria histórica que tenemos en el país, si bien en general, el científico se enfoca específicamente en las áreas de ciencia y educación. “Si le preguntas a algún alumno del Cinvestav que encuentres en el pasillo quién fue Arturo Rosenblueth, responderá que fue el director fundador…, no más. Esto es porque no hay conciencia del esfuerzo que hicieron las personas como él o de un Zubirán o un Chávez. Desconocen el esfuerzo que tuvieron que hacer para fundar sus instituciones”.

Para Rudomin, el libro coeditado por el Cinvestav y El Colegio Nacional, constituye una constancia de quién fue este personaje, del esfuerzo y pensamiento que dejó al país, un investigador brillante que fue parte de nuestra historia, agrega.

Rosenblueth investigó el mecanismo químico de la transmisión de los impulsos nerviosos y elaboró, con Walter B. Cannon, la teoría de las dos simpatinas, única que explica los fenómenos de inhibición de los efectos autónomos. “Contribuyó a establecer la noción de la acción específica de la acetilcolina liberada como causa inmediata de la transmisión de los impulsos nerviosos en los músculos estriados; estudió los problemas del músculo cardiaco y las leyes que rigen el flutter y la fibrilación de la aurícula, intentó sentar las bases de una matemática biológica y fue maestro de un selecto grupo de discípulos mexicanos”, señala su biografía que puede leerse en el portal web de El Colegio Nacional.

Pero hay que darse cuenta de otras dimensiones menos conocidas del científico, como su obra filosófica, puntualiza Rudomin. “Él y Norbert Wiener desarrollaron conceptos de la cibernética e hicieron algunos cambios, no es que dijeran cosas nuevas, sino la forma de integrarlas, verlas y comparar el comportamiento de los animales con las máquinas. Fueron principios de la cibernética que también sentaron las beses de la computación”. Adicionalmente, fue autor de obras enfocadas en el análisis de la estética de la ciencia, así como de la investigación científica y tecnología, agrega.

Entonces, “no sólo fue un científico y director fundador del Cinvestav, fue un pensador, un regalo para México. Esa es la idea del libro e insistir que ha habido otros que también se deben recordar, como José Adem o Jerzy PlebanskiPero el desconocimiento de los alumnos y las personas también es culpa nuestra, de los científicos, quienes debemos formar más los aspectos humanísticos de los alumnos”.

Vínculo. A inicios de la década de los sesenta, se fundó el Cinvestav, momento en que Pablo Rudomin regresó a México después de una estancia posdoctoral en Europa. El científico tenía el objetivo de trabajar con el neurocientífico Raúl Hernández Peón, porque quería seguir su investigación en el sistema nervioso; no obstante, Rosenblueth le ofreció un puesto en el Cinvestav, un centro de investigación más atractivo y novedoso, que conceptualmente fue un cambio importante en la formación de recursos humanos, recuerda.

Rosenblueth fue elegido para encargarse de la dirección del centro de investigación, trabajo que hizo a regañadientes, acota, pero su idea de crear una institución de estudios avanzados, como lo hacía Princeton, sonaba a una aventura extraordinaria en la que Rudomin quiso participar.

Una de las preguntas que el libro de Ruth Guzik Glantz ayuda a responder, puntualiza, es ¿por qué se regresó Rosenblueth a México?, si tenía interacción con Wiener, estaba en Harvard e incluso Cannon lo recomendó como sucesor. “Documentos que encontró Ruth dan cuenta de la xenofobia y racismo a la que estuvo expuesto debido a su origen judío, aunque su familia habían convertido al catolicismo, y por porque era mexicano”.

El libro presenta cartas donde Cannon trataba de defender a Rosenblueth por su “origen remotamente judío”: “no obstante, no tiene las características negativas de los judíos y está casado con una americana, además de que su hermana es monja”, escribía Cannon.

“Cuando ves algo así como una recomendación en momentos de la Segunda Guerra Mundial, cuando ya se sabía de los campos de concentración, es notable que Rosenblueth vivía un entorno difícil. Esto habla de una doble moral que se vivía entonces, así como ahora”.

Migraciones. De nuevo, el investigador del Cinvestav enfatiza que el mundo también adolece de memoria histórica colectiva para toma conciencia. “Hemos tenido años catastróficos, con guerras, racismo, matanzas y ahora, de nuevo, situaciones que creímos impensables en el siglo XXI, como la tragedia de Siria o la de los migrantes en todo el mundo, no hemos aprendido.

“Lo más sorprendente es que seguimos como si fuera la lucha del Cromañón con los neandertales, no han cambiado las cosas: es mirar y ver a ellos y nosotros, si bien tiene una raíz evolutiva y de instinto tribal, nuestra especie tiene la capacidad de pensar, generar la ética y la moral, pensar en un concepto colectivo”.

Rudomin, Rosenblueth, Adem y Plebanski, entre otros, comparten una historia familiar producto de la migración, una manifestación humana que sigue condenándose hoy en día“Las migraciones humanas siempre han ocurrido, desde el origen del hombre, desde el (australopithecus) Lucy y todas las migraciones de África, hasta Mesoamérica y los españoles que llegaron. Siempre las ha habido y seguirán”. Incluso la Biblia reivindica la migración, dice. “Moisés fue el primer ‘pollero’ al atravesar a los judíos por el Mar Rojo; pero también los aztecas y su búsqueda y llegada a Aztlán, a la tierra prometida. Hoy en día continúan las migraciones en busca de mejores condiciones”.

Rudomin nunca trabajó con Rosenblueth en el laboratorio, relata, sin embargo, desarrolló su relación a partir de seminarios a los que asistía, así como a las conferencias que impartía en El Colegio Nacional. No tuvo hijos.

“Los jueves, Rosenblueth invitaba a su casa a diversas personas a cenar. A mí y a otros estudiantes nos invitó, nos adoptó como hijos. Para nosotros era maravilloso, cenábamos y después lo escuchábamos tocar el piano; su esposa era una señora maravillosa. Íbamos al restaurante Danubio o cerca de El Colegio Nacional, a las taquerías y otros restaurantes. Ahí se desarrolló una relación padre-hijo entre él y yo”.

En El Colegio Nacional

Como parte celebración de los 75 años de la fundación de El Colegio Nacional, hace algunos días, se realizó la mesa de discusión Comportamiento, propósito y teleología, que tuvo como fin conmemorar el artículo del mismo nombre publicado en 1943 por, Arturo Rosenblueth junto con los matemáticos Norbert Wiener y  Julian Bigelow.

En la mesa, Pablo Rudomin explicó el esquema que plasma Rosenblueth en su artículo. Señaló la diferencia entre comportamiento activo y pasivo y la división de un comportamiento activo con un propósito. Hizo la explicación del modelo de la “caja negra” y finalmente explicó la idea de homeostasis como el equilibrio necesario para permitir al sistema funcionar adecuadamente.

Para ejemplificar los conceptos plasmados con anterioridad hizo una exposición de los experimentos que ha realizado aplicando capsaicina en el sistema nervioso con el fin de observar de qué manera la aplicación de excitaciones dolorosas hacen que las neuronas se regulen para llegar a un equilibrio por medio de una acción compensatoria.

Ranulfo Romo, también integrante del Colegio, fue el siguiente en abordar el artículo con la exposición La neurofisiología al rescate de las ideas de Arturo Rosenblueth que tomó la perspectiva de la neurociencia para explicar el documento. Comenzó narrando algunos aspectos de la vida de Rosenblueth y la forma en la que él llegó a su trabajo. “Era un individuo extremadamente inteligente y con una cultura universal que difícilmente la he encontrado en el mundo de la ciencia”, aseguró.

Romo expuso el esquema propuesto en el artículo y profundizó al señalar que el comportamiento activo propositivo puede ser positivo o negativo. Aseguró que cuando es positivo se trata de una gratificación. Presentó los experimentos que ha hecho siguiendo este esquema y con el fin de explicar las acciones “voluntarias” de un simio. “Ya abrimos la caja y ya podemos dar explicaciones. La caja es el cerebro y los circuitos cerebrales. Las acciones voluntarias son producto de la experiencia, lo que es igual a educación sometida a los sistemas de gratificación. Estas representaciones sensoriales y de experiencia dan pie a la percepción, una memoria que tiene como fin la recompensa”.

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