Rosh HaShaná: Arrepentimiento, corrección y cambio

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Llega Rosh HaShaná y es mucho más que el paso a otro año en el calendario hebreo. El nuevo año que comienza trae consigo el inicio de los Yamim Noraim, los Días Terribles, en los cuales nos dedicamos a la reflexión e introspección, recorremos el alma a conciencia y repasamos nuestras acciones.

Es una oportunidad que se nos brinda para que tengamos un sincero arrepentimiento de aquellos malos actos que realizamos, logremos enderezarnos espiritualmente y retornemos al camino correcto.

El hombre es un ser que posee libre albedrío, la libertad de elegir cómo obrar, de evaluar las opciones que ante él se abren y optar la que estime conveniente. Es así que el ser humano no viene predeterminado y moldeado a hacer el bien y las mitzvot que D-os le pide, sin poder incurrir en otro tipo de acciones. En vez de eso, su naturaleza es una en la cual la libertad predomina, y el factor determinante en su conducta será su propia decisión. Capaz de distinguir el bien del mal, es el responsable de sus elecciones y de la respectiva traducción en consecuentes actos. En relación a Rosh HaShaná, lo explica concretamente el Dr. Michael Gillis tomando una interpretación de Maimónides: “La exigencia al hombre que modifique sus acciones y se arrepienta, se basa en la premisa que el hombre tiene la capacidad de cambiar a partir de una decisión interna”.
Como seres libres, podemos equivocarnos y obrar mal. En esta época debemos trabajar el concepto de Teshuvá, volver al camino correcto y corregir lo malo que ocasionamos. De manera que en el “Día del Juicio”, empezamos una corrección espiritual que nos conduce a enderezarnos y a recuperar el balance en nuestra vida, para poder estar plenos y enteros. Ser tzadikim (justos) y tener un comportamiento ético nos guían en la tarea de convertirnos en mejores personas, y así ser inscriptos en el libro de la vida. Citando al Tratado de Rosh HaShana del Talmud de Babilonia: “Dijo Rabí Iojanán: Tres libros son abiertos en Rosh Hashaná, uno de malvados absolutos, uno de justos absolutos y uno de intermedios. Los justos absolutos – son inscriptos y sellados inmediatamente para la vida. Los malvados absolutos – son inscriptos y sellados inmediatamente para la muerte. Los intermedios – quedan pendientes desde Rosh Hashaná hasta Iom Hakipurim. Si son merecedores – son inscriptos para la vida, si no – son inscriptos para la muerte”.


El Moré Abraham Dwek nos enseña que la Kabalá hace otro aporte desde la mística judía, detallándonos que en Rosh HaShaná, la Cabeza del Año, frente a nosotros se abren dos opciones, de acuerdo a lo que queramos para el tiempo que viene: el cambio, o el repaso. El cambio implica mejorar, crecer, progresar. El repaso conlleva más de lo mismo, de lo que ya conocemos, es estanco. En las primeras 48 horas del año podemos definir cómo será el resto, utilizando como hombres nuestra cabeza, nuestra mente. Si nos concentramos dichas horas en el cambio, repasando lo que hicimos pero aspirando a más, sin que sea algo totalmente definitivo hay más posibilidades de que a lo largo del año cambiemos, mejoremos y nuestros objetivos planteados sean alcanzados. Si nos recostamos sobre el repaso, sin enfocarnos en convertirnos en mejores personas, las mayores posibilidades serán que el año no traiga consigo demasiado crecimiento, sino más de lo que ya sabemos. Por lo tanto, si aspiramos a elevarnos y llegar cada vez más alto en nuestra vida, adquiriendo nuevos conocimientos, fortaleciendo vínculos humanos y expandiendo nuestras fronteras a más vivencias gratificantes, los dos primeros días del año son un tiempo de concentración y fijación de metas, de planteamientos, para luego ponernos manos a la obra arrancando favorecidos por nuestra aspiración al cambio.

Todo lo dicho anteriormente es abarcado por Rosh HaShaná. Como se dijo, es más profundo que el simple paso de un año a otro; las implicancias son varias y los significados muy interesantes para estudiar. Lo que hay que tener en claro es que es un tiempo para arrepentirnos, corregirnos y potenciarnos. Podemos aprovecharlo para entrar en contacto con nosotros mismos, para penetrar en nuestro interior y definir que queremos ser mejores. Personalmente creo que con una reflexión en Rosh HaShaná aumentando nuestra predisposición a trabajar, estudiar y ayudar; afianzando relaciones con nuestro prójimo; profundizando en nuestras raíces y nuestro judaísmo; sosteniendo el compromiso con nuestra Kehilá; apoyando al sionismo y a Israel; estaremos contribuyendo a nuestra identidad, a elevarnos como judíos, a crecer como personas, a respetar y amar al prójimo, y a fomentar la salud y bienestar de nuestro pueblo.

Acerca de Ezequiel Eiben

Nacido en San Juan, Argentina, en 1987, cursa estudios en derecho; egresado del Majon LeMadrijim en Israel, y con diploma por trabajo voluntario e investigación periodística en Israel; egresado del Instituto de Inglés Saint Paul, y con 4 diplomas internacionales del Esol Examination; miembro y Secretario de Juventud de la filial cordobesa de la Organización Sionista Argentina; fue madrij, Rosh y Rosh Jinuj del merkaz de Córdoba de la Tnua Hejalutz Lamerjav, movimiento juvenil sionista apartidario; Peil de MASA, sociedad entre el Gobierno de Israel y la Agencia Judía, para programas de larga duración en Israel dedicado a jóevenes. Brindó capacitaciones a jóvenes líderes y educadores comunitarios. Campeón y Subcampeón de Olimpíadas de filosofía a nivel provincial en San Juan. También hizo periodismo deportivo en medios locales, trabajó para Radio La Red en San Juan, y colaboró con artículos para el diario israelí Aurora, y los distinguidos blogs de la OSA filial Córdoba y de la Fundación Hadar, entre otros.

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