Italia es un país repleto de maravillas, donde sea que se mire siempre hay algo que capte nuestra atención y nos llene el corazón de alegría. Cada una de sus ciudades y pueblos tienen un encanto cautivante que conquista y enamora, la combinación de sus paisajes, su arquitectura, su historia, su gente, su cultura, a la que se suman la deliciosa gastronomía y la escena vinícola.
Una de las zonas más representativas es la Toscana, donde se descubre y se vive la máxima esencia de la identidad italiana bajo el cobijo de su sol. Hasta el 92 por ciento del terreno de la región está formado por colinas o montañas, siendo las montañas Appennini las que separan la Toscana de Emilia-Romagna al norte, mientras que las cordilleras más pequeñas bordean los tramos occidental y sur de la Toscana.
Con la meta de hacer del vino un arte, la bodega Ruffino combina en la producción de sus vinos la tradición milenaria con la más moderna tecnología, para después maridarlos con la obras de la gastronomía local. El carácter de los vinos de Ruffino nace de una acertada unión del clima mediterráneo templado de la zona, la ubicación de los viñedos en las laderas y las cualidades de los suelos rocosos en los que crecen las uvas.
El maridaje de un vino excelente es una comida igual de fabulosa, y para disfrutar de la rica comida típica italiana el lugar indicado es la finca renacentista Poggio Casciano, en el restaurante Le Tre Rane, en el antiguo pueblo de Treggiaia donde el enólogo Gabriele Tacconi es el encargado de deleitar los sentidos con sabores y aromas, pero también con el placer de la historia y del arte. El me llevó de la mano a descubrir la magia detrás de los excelentes vinos de Ruffino.
Aquí se degustan vinos excelentes como el Modus del 2017, si bien este súper toscano debutó hace 21 años, su historia comenzó en el siglo XI cuando los vinos de los viñedos de Poggio Casciano llenaron la bodega de piedra medieval que alberga las instalaciones hoy en día. Profundamente arraigado en la historia y el patrimonio de la cultura italiana, esta es una de las joyas de Ruffino, al igual que el Ruffino Serelle, un vino típico de postre cuya combinación perfecta es el “cantucci” de Prato.
Otro vino fabuloso es el delicado Tenuta La Solatia, un vino blanco fresco y sedoso que se elabora exclusivamente con uvas Pinot Grigio, que le dan su característico color amarillo pajizo intenso, con intensas notas frutales de peras y ciruelas verdes, enriquecidas con agradables notas minerales, en boca es agradablemente afrutado, con un gran equilibrio entre el componente ácido y el suave, lo que hace que el conjunto sea definitivamente armonioso. Es perfecto para acompañar platos de pescado, mariscos, con carnes blancas y quesos frescos.
Ruffino se ha establecido como líder en Chianti, reconocido por su consistencia y calidad, y Ruffino Chianti se ha convertido en un embajador global de los vinos toscanos en todo el mundo. No es sorprendente que cuando Chianti fue reconocido por primera vez como vino DOCG en 1984, Ruffino Chianti DOCG recibió la primera tira de garantía, logrando expresar la historia y el patrimonio de Italia con cada botella de vino.
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