Vaya palabra colmada de realidad. Asociada con lo previsible, lo cotidiano. Para tantos- lo aburrido- para muchos otros, una dura lucha, batallando cada amanecer.
Para aquellos privilegiados, que han transitado ese camino seguro, abrigado- que La Rutina traza- de paredes invisibles pero flexibles, y sabe apreciar el valioso tesoro, que ella nos regala cada día, en el devenir de la vida, vaya este pensamiento. Y para los demás, la esperanza de un mañana mejor.
Rutina
Que nos conduce al sueño sereno- de amaneceres de bostezos perezosos. Porque nada grave ocurrió al terminar el día.
Que nos permite oler las mañanas y nos embriaga con perfume de café recién molido y tostadas crocantes, doradas. Porque nada alteró nuestro descanso.
Que afina nuestro oído en el deleite de la charla musical de los gorriones. Y nos hace cómplices de los árboles cuando la brisa les ondula las hojas, para que dancen y se rocen. Porque las certezas, nos acerca a la Naturaleza.
Que nos mantiene el alma sin ansiedades o alertas. Porque eso agota.
Que nos doma los temores. Porque son nuestros verdugos.
Que nos brinda en cada despertar, el sabernos vivos y erguirnos para poder: ponernos en pie.
Que La Rutina me proteja, que de lo demás, trataré de hacerme cargo yo.
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