En muchas ocasiones tenemos circunstancias complicadas o difíciles a nuestro alrededor y queremos por todos los medios que salgan a nuestra manera, pero desafortunadamente mientras más insistamos en imponer nuestra forma de querer algo…es cuando menos resulta.
La obstinación nos causará más daño y problemas.
En la medida que nos hagamos conscientes de nuestros pensamientos y de nuestros actos, podremos ver los beneficios que nos proyecta el ser receptivos.
Para no desanimarse es indispensable que no nos impacientemos; porque sólo lograremos forzar los eventos.
Ser receptivos nos permite entender las circunstancias que nos rodean.
Si nos ponemos en un estado de receptividad, se pueden superar las dificultades con cierta despreocupación y tranquilidad -porque muchas variables no dependen de nosotros-.
En definitiva obtendremos grandes beneficios y ventajas si logramos adecuarnos a las distintas situaciones adversas.
Esta actitud de receptividad nos permitirá lograr objetivos así como encontrar nuestro equilibrio.
…es permitir que fluyan la adversidad y los hechos negativos.
Entonces:
Soltemos y con más facilidad aparecerá el aquietamiento, no es que estamos escapando de la situación y no la estamos evadiendo. Sino que le volteamos la cara al problema y lo volvemos de nuestro lado.
Es mejor detenerse y observar las cosas con calma y reflexión, esto nos dará la concientización necesaria para actuar en el futuro con mayor receptividad.
El momento se volverá positivo y nos sorprenderá ver que nuestros objetivos toman forma y se resuelven.
Cada que nos toque atravesar las pequeñas o grandes dificultades que afrontemos…seamos receptivos.
Hagamos como si “el viento nos atravesara y no oponemos resistencia”: Así todo evolucionará.
Artículos Relacionados: