La única manera de escribir bien es escribiendo lo que realmente se piensa y no lo que los demás quieren leer. Es posible que a los demás no les agrade el contenido del texto, pero eso no quiere decir que escriba mal. Hay quienes no les gustan las voces nasales como Diego Verdaguer o Eros Ramazzotti, pero eso no quiere decir ni que canten mal ni que la letra o la orquesta o melodía y muchas cosas más estén mal. La única manera de hacer algo bien es hacerlo muchas veces para comparar con veces anteriores y mejorar. Comparar con otros no sirve de nada porque eso hace que uno nunca sea auténtico.
Las psicólogas que dicen que los dibujos de sus pacientes dicen ciertas cosas están basadas en un estudio que descubrió otra persona. Estudios que nunca comprobó más que con sus pacientes de esa época y ese lugar. Quiere decir que no es ni será así siempre. Pero lo importante es que eso provocó que los psicólogos dejen de serlo para usar el intelecto ajeno que ni siquiera tiene bases sólidas.
Pero eso es la naturaleza contranatura actual: ya nadie, o casi nadie piensa, prefieren ser seres pensados por otros que es más fácil y aceptado. Ya no existen, o casi no existen, personas auténticas. Los primeros en no serlo son los líderes, ya sean políticos, religiosos, o cualquier rango mayor a uno de orden menor.
Aquellos que se animan a decir lo que piensan, como el gran genio y pensador Vladimir Putin, es tomado como loco. Pues en esas estamos…
razonamiento interesante. El ejemplo es malo. Putin no es genio sino tirano y homicida.
Genio y pensador porque se anima a decir lo que piensa, sin lavado de cabeza. Puede estar equivocado o no, pero tiene realidad en su personalidad.