La música clásica es un vasto universo para adentrarse en el cual se requiere de ciertas cartas de navegación. La comparación con un universo es apta puesto que en este género de música se incluyen 400 años de composiciones de todo tipo, cuya riqueza requiere de una vida para explorarse.
Habiendo dicho esto, yo propongo que empecemos por la música que más se parece a la que escuchamos en nuestra vida diaria, que es la música del período clásico, la que está mejor ejemplificada por Mozart y Haydn. ¿Por qué digo que esa es la música más parecida a la actual? Porque la música que oímos en el radio se compone de dos elementos básicos, melodía y acompañamiento, los mismos dos elementos que resaltan en la música del siglo XVIII. Yo creo que a eso se debe la popularidad actual de Mozart, a su atractivo melódico y su claridad estructural, donde uno rara vez se puede perder. Esta es una música nítida, limpia, clara, que uno puede disfrutar sin hacer un gran esfuerzo y sin necesitar de grandes conocimientos.
Eso no quiere decir que la música carezca de valor o no tenga su complejidad pero tenemos que entender que el estilo clásico, también llamado “estilo galante” vino como una reacción a la música del período barroco, que estaba creada no a base de una melodía con acompañamiento sino a base de varias líneas melódicas que se desarrollaban al mismo tiempo, creando una serie de complejidades contra las que se rebelaron finalmente los músicos. De ahí Mozart y el período clásico. El otro principio que guió la música de esta era fue La Ilustración, el movimiento intelectual que enfatizaba la razón por encima de la fe y la religión. La Ilustración buscaba la perfección intelectual y la música de Mozart y Haydn reflejan esa preocupación por crear una forma perfecta. La música es muy consonante, las disonancias son pocas y selectas y el efecto general es muy placentero.
Yo me sentaría a oír esta música con el mismo oído con el que escucho música normalmente, buscando el deleite de la melodía y el placer de sonidos agradables bien combinados. La Sinfonía #40 y Una Pequeña Música de Noche de Mozart son dos de las piezas más preciadas en el repertorio clásico, dos piezas que puede uno oír un sinnúmero de veces sin cansarse.
Sobre el avance del concierto “recuerdos de mi infancia”
He seguido trabajando en el movimiento “Recuerdos de mi Infancia” específicamente. El paso en el que me encuentro requiere de tomar música escrita para dos pianos y distribuirla entre los instrumentos de la orquesta. Claro que al hacer esto uno empieza a verle nuevas posibilidades a la pieza y el alcance de la misma se amplía. El problema más grande es qué tan disonante hacer la obra, pero ese es el problema básico de muchos compositores en la actualidad. Ahora me estoy limitando más que nada a darle una orquestación general a la obra y llevo como la mitad de este movimiento desdarrollado. También estoy creando unas muestras en la computadora que pueda usar para mostrar cómo va mi avance, pero ese es un problema de producción más que de composición.
La recaudación de fondos se sigue llevando a cabo y yo voy a estar en México este mes para buscar más apoyo de manera que la obra pueda formar parte de la celebración del bicentenario de México. Siguen llegando donativos y siempre estamos buscando individuos que quieran participar en este gran proyecto, que quieran dejar como parte de su legado una obra musical de la que puedan decir: “Esa obra se hizo gracias a mí”. Para hacer su donativo pueden ir a www.fracturedatlas.org/donate/3074.
y dar el tarjetazo o pueden contactarme a través de e-mail escribiendome a [email protected] .
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