Sobre la cuestión judía. Antonio Escudero Ríos dialoga con George Chaya

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1¿Le parece contradictorio que un pueblo tan definido como el judío se haya constituido sobre unos caminos hechos al andar?

R: Mayoritariamente pueblos semitas como los fenicios y los judíos, llevaban años de conformados con anterioridad a sus asentamientos geográficos y no tengo duda que estos pueblo estaban plenamente constituidos. No cuentan las características nómadas en nuestras culturas, como descendiente de Fenicios, nuestra cultura va con nosotros donde quiera que vayamos. Lo mismo aplica para el pueblo Judío que contrariamente al fenicio no ha perdido sustento, por el contrario, ha encontrado en su tierra ancestral su hogar nacional judío. Algo que en el caso fenicio no ha sucedido del mismo modo y cuyo precio por hacer prevalecer la cultura fenicia ha sido y es muy alto en un marco de arabismo que ha estrangulado cualquier manifestación de tal cultura. 

2.  Teniendo en cuenta que no hay pueblo como el judío que se haya constituido sobre las Escrituras como ley y mandato divino, ¿serían los profetas los primeros constructores de la historia –tal como la entendemos–no solo empujada desde atrás, sino reclamada desde delante, desde el futuro?


R: Desde el principio de los tiempos las escrituras han marcado los destinos de los pueblos. No es extraño que ellas hayan sido el punto de partida del pueblo de Israel, del mismo modo, no debe sorprender que sea la antorcha en el camino de ese pueblo de cara al futuro e impregne su presente de forma indiscutible.

3.   Parece que el pueblo judío, más que la reivindicación de un espacio, ha estado buscando el tiempo, su tiempo, su historia, ¿es también ese su parecer?

R: En efecto, el tiempo es vector de los pueblos. En el caso del pueblo de Israel es la búsqueda constante de la renovada utopía -que a decir verdad ya no es tal utopía-, es una realidad del esfuerzo constante sin resignar la reivindicación del espacio ni de la creencia en sus orígenes y en las escrituras.

4. ¿No cree que la historia, en el caso de los judíos, más que una historia basada en el progreso es una historia sagrada, es una historia acrónica de la divinidad en los hombres, de la palabra de Dios hecha escritura, una y otra vez?

R: La sacralidad esta intrínsecamente ligada y acompaña los pueblos en su historia, en este marco, la fe y el progreso son elementos emergentes de la idiosincrasia y la esencia misma que identifica cada pueblo. No tengo duda que en el caso del pueblo judío esto encaja del modo que usted lo expone.

5.    ¿Cómo se combina según usted la depurada individualidad judía con el sentimiento de colectividad de este pueblo?

R: No estaría tan seguro que podamos hablar de individualidad depurada en el caso del pueblo Judío, me inclino más bien por la construcción de una idea que se distancie de esa apreciación. Creo que cada judío es el canto a la superación que, visto desde la unicidad es la proyección de un pueblo magnifico cuyas individualidades son posible por el gran sentido de comunidad, de pueblo, del conjunto en general. 

6.    Hay una ambivalencia contradictoria entre las gentes respecto al judío. Por una parte es un pueblo respetado y temido, por otra parte hay una actitud de rechazo hacia él, que se manifiesta en expresiones populares y despectivas, por ejemplo «perro judío», «hacer una judiada», «ser un fariseo», etcétera. ¿Qué opina de ello?

R: Opino que tales expresiones son lisa y llanamente despreciables. A mi juicio, son las manifestaciones de la envidia y la ignorancia ante lo desconocido. Sin embargo, no dejan de ser infamias que en muchos casos exceden lo despreciable para ser vulgares expresiones judeofobas que solo pueden ser entendidas en el marco de la cultura del odio y la mezquindad que deben ser repudiadas y denunciadas. En los albores del Siglo XXI no deberían tener cabida tales expresiones y cada uno de nosotros debe trabajar para evitar tales endemias.

7.    Existe una penetración de lo judío en lo sagrado –incluso en el pensamiento de sus prohombres más modernos y racionalistas– como temor de Dios, como acatamiento del mandato divino, como escritura sagrada. Es curiosa, ¿no cree? esa mezcla entre racionalismo científico y acatamiento de la divinidad. 

R: Muchos sostienen que tales posiciones filosóficas o teológicas constituyen la esencia misma del pueblo judío. Yo creo que no, tengo la sensación que hay un judaísmo observante de lo sagrado sin perder la sensibilidad que se inclina por un progresismo bien entendido que no se acota en el temor a Dios, y ello a partir de una concepción modernista y mucho mas adaptada al presente, pero que no olvida su pasado y la totalidad de su historia como pueblo.

 

* George Chaya es un profesor de Historia, escritor, periodista y analista político independiente experto en Oriente Medio en asuntos relativos a las Relaciones Internacionales y la Seguridad y Prevención del Terrorismo.

Acerca de Antonio Escudero Ríos

Nació en 1944 en Quintana de la Serena, Badajoz. Hizo las carreras de Filosofía y Publicidad en Madrid en donde reside desde 1960. Es editor literario e investigador de Judaica. Ha realizado ediciones facsimilares de la Guía de los Perplejos, el Cuzarí y de la obra de Isaac Cardoso. Dirigió las Jornadas Extremeñas de Estudios Judaicos en Hervás, en 1995, con Haim Beinart. Fue Director de las Actas del mencionado Congreso, publicadas en 1996. Colaborador en las revistas judías Raíces, Los Muestros, Maguem y Foro de la vida judía en el mundo, entre otras publicaciones. Creador, junto a otros entusiastas, de la Orden Nueva de Toledo, Fraternidad dedicada a la defensa plural de Israel y el Líbano cristiano, así como combatir el antisemitismo. Ha plantado miles de árboles, y construido, con Don Jaime Botella Pradillo, un jardín dedicado a los Justos de las Naciones en Las Navas del Marqués, en tierras de Castilla.

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