Julia, de 35 años, llego a terapia después de intentar quitarse la vida al terminar con su novio. No es la primera vez que tiene pensamientos suicidas o relaciones inestables, han sido patrones que se repiten a lo largo de su vida. Ha pasado tanto tiempo ocupada o tratando de estar ocupada en sobrevivir que no se daba cuenta lo herida que estaba a causa del abuso sexual que sufrió por parte de su tío cuando era pequeña. Aunque sabia que el abuso había ocurrido cuando tenia 5 años, nunca relaciono sus emociones, depresión y dolor con este abuso.
Miriam tiene 50 años, busco ayuda profesional ya que llevaba años sintiéndose deprimida sin saber porque. Sentía que no encajaba en ningún lugar, se sentía sola, diferente y culpable ya que tenia relaciones sexuales con diferentes hombres creyendo que era la única forma de sentirse valorada y en lugar de encontrar ese valor, se sentía sucia y utilizada pero no sabia como romper con este patrón. Miriam no tenia recuerdos de nada grave que le hubiera pasado en su niñez, sin embargo, mas adelante en terapia, le llegaron memorias del abuso que vivió por parte de su padre cuando era una niña.
Pedro de 42 años, llego a terapia porque tenia muchos problemas con su esposa. Pedro se portaba distante y frío con ella, creo todo un caparazón con el cual no dejaba que nadie se acercara. En su infancia vivió un abuso por parte del amigo de su padre.
Julia, Miriam y Pedro son solo el ejemplo de lo que tantos viven al haber sido victimas de abuso sexual en su niñez. Según estadísticas, una de cada tres mujeres y uno de cada siete hombres han sido victimas de este tipo de abuso. Los perpetradores de la mayoría de estos abusos son familiares o gente cercana a la familia.
Generalmente los abusadores amenazan a los niños para que mantengan el secreto o los manipulan diciendo que si hablan la familia se desintegrara por su culpa. Otras veces el niño admira y ama al perpetrador y aunque percibe que algo malo esta pasando, el se cree culpable, eximiendo al abusador. En ocasiones decide revelar el secreto y el resultado es que no le creen exigiéndole que no repita mas su historia. Este rechazo hace que la victima se sienta una mala persona, sufra un segundo trauma y decida cargar en silencio el abuso al que fue sometido. El secreto es el arma mas poderosa con la que cuentan los abusadores y una carga muy pesada para las victimas.
Las victimas tuvieron que encontrar mecanismos de sobrevivencia al sufrimiento en su niñez, mecanismos muy importantes para seguir adelante con su vida. Muchos de estos mecanismos siguen en la vida adulta, ocultando el gran dolor que cargan y como consecuencia privándolos de una vida plena y sana. Algunos de estos mecanismos actúan minimizando o negando el abuso, es decir, pretendiendo que lo que paso no fue tan malo ni dejo estragos en su vida, a veces olvidándolo o ni siquiera teniendo conciente lo sucedido. Otras veces actúan suscitando un estado de alerta constante, inclusive dejan de dormir para protegerse de que nada malo les suceda. En otras ocasiones actúan despojando las emociones y las sensaciones del cuerpo quedando desprovistos de afectos o manteniendo una vida ocupada para no pensar o sentir. Por ultimo, juegan con la idea de suicidio para escapar del sufrimiento.
El problema de no reconocer estos mecanismos de sobrevivencia en la vida adulta es que se convierten en síntomas tales como depresión, ideación suicida, invasión sin control de recuerdos o sueños acerca del abuso. También pueden caer en adicciones, ansiedad, ataques de pánico, baja auto estima, problemas en relaciones, sensación de enojo constante y agresión.
Es difícil tomar la decisión de pedir ayuda profesional y sanar porque es un proceso doloroso pero que bien vale la pena. El simple hecho de revelar el secreto en terapia y entender que no se es culpable de lo sucedido libera a la persona de esa carga tan pesada y la deja ver que hay una luz al final del túnel.
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